Un buen comienzo.

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Bueno se que debería estar escribiendo las otras historias, pero no podía sacar la idea de mi cabeza.

Como siempre nada me pertenece yo solo ocupo los personajes sin fines de lucro.

Capitulo I. Un buen comienzo.

Elsa estaba en su despacho, tenía que revisar los documentos sobre los tratados de comercio, también cómo estaban funcionando las empresas y granjas del reino.

Cuando estaba por llamar a Anna para decirle que su paseó tenía que posponerse, un golpe en su puerta le hizo soltar la campana para llamar a un siervo.

- Pasen.

Anna se asomó por la puerta sonriendo solo como ella podía, el pecho de Elsa se llenó de calor al ver esa tierna sonrisa en el rostro juvenil de Anna.

- ¿Estás muy ocupada? - pregunto Anna más por cortesía que por curiosidad, pues las montañas de papeles eran suficiente respuesta a su pregunta.

- Lo siento, pero necesito acabar con ésto. - pregunto Elsa esperando que su declaración no hiciera hacerle ver dolor en Anna.

Pero en cambio lo que recibió fue una gran sonrisa, eso aunque no se explicaba el porqué, la hirió a ella.

- No te preocupes, ya no soy una niña, comprendo que tienes mucho que hacer. - Elsa suspiro con un poco de pesar, en verdad quería acompañar a Anna. - Igual voy a ir con Kristoff a una laguna en las faldas de la montaña, dice que es un lugar muy especial.

Elsa imagino la situación, y su corazón se estrujó en dolor, más por como los ojos de Anna reflejaban ese anhelo, el que creyó que solo era para ella. ¡No!, debía ser solo de ella, Anna solo debía verla así a ella.

Elsa tuvo que respirar hondo para lograr controlarse, tenía bastante tiempo desde que sufrió un ataque, debía tranquilizarse.

Un respiró, dos respiros, tres respiros. Ya.

- Diviértete, me saludas a Kristoff. - dijo Elsa con la sonrisa más sincera que pudo con las circunstancias, corriendo con la suerte de que Anna estuviera pensando en su paseó.

- Eso haré, no te sobreesfuerzes.

Elsa sonrió con sinceridad al escuchar la preocupación en la voz de Anna.

Escucho la puerta cerrarse, y se sumergió en el trabajo para olvidar que Anna estaría lejos de ella.

Habían pasado varias horas desde que Anna había salido del castillo, y por fin había acabado con el papeleo.

Elsa junto sus manos e hizo su espalda hacia atrás para que sus articulaciones tomarán otra vez su lugar después de estar en la misma posición durante tanto tiempo.

Pero su pequeño relajamiento se vino abajo al empezar a escuchar mucho ruido en el castillo, se levantó y casi corrió a la puerta, pero está se abrió de golpe, y pudo ver a Gerda, el ama de llaves del castillo, sudando a mares, y en su rostro se podía apreciar la preocupación.

- ¡Gerda, ¿Que está pasando?!

Gerda hizo un par de balbuceos tratando de hablar, pero eran intentos inútiles, Elsa se desesperó y cuando estaba apunto de rodear a Gerda para salir y descubrir por su propia cuenta lo que sucedía.

- ¡La princesa Anna!

Elsa no necesito más para correr por el castillo a la entrada principal, por su camino se veía la escarcha de hielo siguiéndola, pero en ese momento no podía importarle menos.

Apenas se asomó, podía ver al grupo de personas en la entrada.

- ¡Apartence!

Su voz retumbó en las paredes, y las personas obedecieron de inmediato, dejándole ver a un sudoroso Kristoff cargando el cuerpo de su hermana.

Corrió hacia ella, sintiendo como el miedo hacia que cada latido de su corazón doliera un infierno.

- ¡¿Que le sucedió?!

Elsa arrancó de los brazos del rubio a su hermana, pegando su rostro al pecho de la pelirroja para poder escuchar los latidos de su corazón, suspiro con alivio al escuchar el retumbar del órgano.

- Estábamos en la laguna, pero de repente un árbol llamó la atención de Anna, tenía un solo fruto, yo nunca había visto uno igual, y le dije que no lo comiera, pero no me hizo caso, era como si no me escuchará, y cuando le dió el primer mordisco calló al suelo, trate de hacerla vomitar, pero no reaccionaba, y la traje corriendo.

Elsa alzó la mirada al rubio, y pudo ver cómo ella no era la única preocupada.

Pero en ese momento no le importaba Kristoff, sino Anna.

Y sin voltear a ver a nadie más, cargo a Anna entre sus brazos y corrió a su habitación.

Elsa podía escuchar como los pasos de todos los que la seguían.

- Llamen al doctor.

Elsa recostó a Anna en cuanto llegó a su habitación.

- ¿Hay algo que pueda hacer? - pregunto temeroso Kristoff.

- Creo que ya hiciste lo suficiente, lo mejor es que te retires.

Elsa pudo apreciar como el rostro de Kristoff se contraía en dolor, pero no sé sintió mal en lo más mínimo, y lo vio retirarse.

Volteo a ver a su hermana, y pudo ver cómo la respiración de ella era tranquila.

A los pocos minutos llego un hombre bastante mayor a la habitación, en su semblante se podía apreciar como la experiencia se marcaba en el.

No hicieron falta las palabras, el doctor comenzó a revisar a Anna. Elsa solo permaneció en silencio viendolo.

Cuando el doctor se levantó de junto a Anna no tardo mucho en voltear a ver a Elsa.

- ¿Cómo está? - Elsa no podía ocultar el miedo de su voz, y agradeció que el Doctor fuera de su entera confianza.

- Se encuentra en perfecto estado, más saludable que un caballo, no muestra ningún síntoma de envenenamiento, sus ojos reaccionan, su respiración es tranquila, y su estómago no hace ningún ruido fuera de lo común, ignoro que habrá comido, pero como dije no muestra ningún malestar.

- ¿Entonces por qué no despierta?

- Solo está inconsciente, en un par de horas estará completamente bien, pero si me permite dar una suposición, deduzco que la fruta era rara, y la princesa al no estar acostumbrada a ella, su cuerpo reaccionó perdiendo el conocimiento.

Elsa se permitió respirar y despidió al doctor.

Durante un par de horas estuvo sentada en una silla junto a la cama esperando el despertar de su hermana, pero entrada la madrugada el sueño la venció.

Un grito bastante agudo retumbó en las paredes, Elsa despertó de golpe, sintiendo como su cuerpo dolía por la rigidez de la silla, apenas estaba haciendo funcionar a su cerebro, cuando otro grito la hizo reaccionar parándose de la silla y ver alrededor de la habitación.

Y delante de su espejo la vió, era como una visión de muchos años atrás, era imposible para ella no reconocerla, pero aún así podía ver como el vestido le quedaba extremadamente grande al pequeño cuerpo dejando ver bastante piel.

- El...sa... Que está pasando?

Elsa vio como la puerta de su habitación se abrió de golpe, dejando ver a Gerda, Kai acompañados por un par de guardias, seguramente alarmados por el grito.

Y estos que vieron como crecían las princesas, no podían no reconocer a la pequeña peliroja que tenía los ojos llorosos y gimoteaba en silencio.

- Princesa Anna, ¿Es usted?

Anna reaccionó corriendo hacia Elsa abrazando sus piernas como si su vida dependiera de ello.

- Déjenos solas.

Elsa se agachó y abrazo el pequeño cuerpo sintiendo un calor muy fuerte en su pecho, y era extremadamente placentero sentir como la pequeña Anna se abrazaba a ella.

- Ya Anna estarás bien.

PsychopathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora