Pesadilla.

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Muchas gracias por el apoyo que está recibiendo este triste intento de historia.

Como siempre nada me pertenece yo solo ocupo los personajes sin fines de lucro.

Capítulo II. Pesadilla.

Elsa en realidad no le importo cuánto tiempo estuvo Anna abrazada a sus piernas, o que su vestido de noche estuviera empapado de lágrimas, a pesar que sabía que no solo eran lágrimas al escuchar a Anna limpiarse la nariz con la tela de este.

- ¿Que se supone que haré?, ¿Será permanente?, ¿Podré regresar a la normalidad?

Elsa vio el pequeño cuerpo correr por la habitación, pero de pronto Anna se detuvo y alzó la tela de su vestido para ver su pecho.

- ¡Demonios! - gritó mientras palmeaba su pecho. - Se que no tenía mucho, pero esto es ridículo.

Elsa río un poco, no sabiendo cómo tomar la situación.

- Cálmate Anna, estoy segura encontraremos una solución.

Anna suspiro y se sentó de golpe sobre del suelo.

Elsa tenía la extraña urgencia de restregar las mejillas de Anna, pero antes de poder hacerlo, un golpe en la puerta se escucho.

- Adelante.

- Reina Elsa. - por la puerta se asomó Gerda, que miraba a Anna con ternura. - Los reyes de DomBruch arribaron, que quiere que les diga.

- Pensé que llegarían hasta en la tarde.

- Así es su alteza, pero como sabrá, cuando usted no esta disponible o llegan muy temprano sus invitados, los entretiene la princesa, en realidad llegaron preguntando por ella.

Elsa vio a Anna que seguía sentada y parecía entretenerse con los dedos de sus pies.

- Llévalos a mi despacho. Diles que la princesa se encuentra indispuesta. - Elsa vio como Anna la veía con curiosidad. - Y que en un momento los atenderé, y ve si hay de la antigua ropa de Anna.

Gerda asintió y salió de la habitación.

Elsa camino hasta Anna, y aunque no lo tenía previsto, la tomo de su mano y camino con ella al baño de su habitación.

- ¿Que pasa? - preguntó Anna mientras era despojada de sus ropas por su hermana.

- Necesitas darte un baño.

Elsa vio como las mejillas de Anna se pintaban de carmín y cubría su cuerpo con sus pequeños brazos, la visión le dio una extraña sensación en su vientre, pero no queriendo pensar de más las cosa comenzó a limpiar su propio cuerpo y el de Anna. Y aunque pasó desapercibido por ambas, Elsa tomo más empeño en bañar a Anna.

En cuanto termino el baño, Elsa por pura inercia cargo a Anna fuera del baño sintiendo el pequeño cuerpo entre sus brazos. Sobre de su cama estaba su ropa lista y por lo que recordaba uno de los vestidos que ocupaba Anna cuando niña.

Elsa vio con un poco de recelo las prendas, pues aunque eran de la mejor calidad, no podía dejar de pensar que eran poca cosa para Anna, sin embargo terminó por utilizarlas para vestir a Anna, aunque en su mente ya tenía previsto mandar a confeccionar nuevos vestidos para no tener que disponer de la ropa vieja.

- ¿por qué me vestiste?

Elsa le sonrío con ternura, la voz de Anna era tan tierna que le hacía estragos. - Por que no puedes permanecer desnuda.

Elsa terminó por alisar el vestido de Anna, camino a su tocador tomando un cepillo para cabello y comenzó a cepillar él cabello de Anna, terminado por hacerle dos pequeñas coletas.

- No, ¿por qué lo hiciste tú? Ahí está María.

El brazo de Anna apunto hacia la sierva que permaneció parada mientras que todo sucedía, no sabiendo como interferir.

Y en cuanto Elsa volteo a ver a la mujer, un malestar muy parecido al del día anterior, o al de su coronación cuando le fue presentado Hans, nació en su estómago, era como si alguien le tomará el órgano con sus manos y se lo arrancará, pero su mente le repetía que esa mujer pudo haber tocado a Anna, y el malestar se intensificó y acercó más a Anna a ella, dándose cuenta de sus acciones, cuando sintió las pequeñas manos en sus costados tratándola de alejarla.

Al principio sintió un dolor punzante pensando que Anna no la quería cerca, pero en cuanto se alejó y vio que solo buscaba aire, el dolor se fue.

- Solo quería hacerlo, ¿no puedo? - Elsa pensó rápidamente en algo, e hizo como si se limpiara una lagrima. - ¿o acoso no te gusto?

Recibiendo la acción que esperaba, Anna empezó a mover sus brazos negando y fue abrazada.

- Claro que me gustó, solo me extrañó.

Elsa sonrío y abrazo a Anna.

- En el ático están tus muñecas ¿por qué no vas a buscarlas?

Anna sonrío y corrió fuera de la habitación.

Y aunque Elsa no quería separarse de Anna, no podía dejar que sus invitados la vieran, mejor dicho ni quería que sus invitados la vieran.

Se vistió lo más rápido que pudo, y cubrió sus ropas con magia como de costumbre.

Salió de su habitación, y camino hacia su despacho. Mientras que se permitió pensar en la situación en la que se encontraban, pues por lo poco que pudo ver, no solo el cuerpo de Anna rejuveneció, sino que también su mente en algunos aspectos. Pero tuvo que dejar de lado esos pensamientos en cuanto entro en su despacho.

- Perdonen la demora. - Dijo Elsa a los reyes y princesa de DunBroch.

- No se preocupe, fue nuestro error. - Respondió educadamente Elionor la reina. - Lamentó que Anna se encuentre enferma, espero se mejore pronto.

Elsa frunció el ceño por la manera tan casual con la que se había referido a Anna, pero tuvo que sonreír. - Gracias se lo haré saber.

Los reyes de ambos reinos comenzaron a platicar de las relaciones de comercio, pero Elsa no podía pasar en alto como Mérida parecía aburrirse con los tratados. Estaba por preguntar si se sentía bien, cuando una gran cantidad de ruido se escuchaba desde el pasillo.

Elsa estaba por salir a ver que es lo sucedía, pero antes de llegar a la puerta, está se abrió de golpe, mostrando a Anna con polvo en su rostro y se acercaba a ella con dos muñecas en sus manos y sonriendo.

- Las encontré.

Detrás de Anna llegaron corriendo por lo menos cinco mucamas y tres mayordomos, apenas se detuvieron se inclinaron y sujetaron sus rodillas, respirando hondo tratando de recuperar el aire, Gerda y Kái siendo parte de ellos.

- Lo siento su alteza, no pudimos detenerla.

Elsa sonrío con cierta incomodidad, dando vuelta a su rostro para ver a sus invitados, y vio como los tres veían con los ojos abiertos a Anna.

PsychopathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora