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Recuerdo que era muy feliz al lado de JungKookie, entonces, ¿por qué tuve que cagarla?

JungKook era una de las personas más hermosas y puras que conozco, era una de esas personas en las que podías confiar plenamente, una de las que podías hablarles todos los días de tu vida y jamás te cansarías, ese era yo. Podía pasar todos los días observando lo hermoso que era, lo feliz que me hacía estar a su lado, él era mi ángel, siempre me sostuvo y me protegió con su linda sonrisa, con sus palabras tan hermosas que salían de su boca, como mostraba sus dientitos similares a los de un conejito, me traía demasiado mal. Me hacía tan bien estar a su lado, porque era cálido, porque con tan solo una sonrisa te mostraba todo lo lindo del mundo y te daba esperanzas. Él era mi luz.

Podía recordar toda mi vida lo especial e importante que era JungKook, que era un lindo bebé en el cuerpo de un adulto, pero aún así, seguía siendo un bebé, mí bebé.

Pero todo eso tuvo que cambiar por un error mio, donde no supe medir mis acciones ni mucho menos, mí corazón.

Podemos volver un poco más atrás, cuando todo estába bien y no había ningún problema para los dos, donde sólamente éramos dos chicos enamorados y casados, felices.

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Me encontraba sentado en el sofá, la verdad no tenía nada que hacer, mí esposo estaba en clases de baile y yo tenía libre hoy, así que supongo que esperaré hasta que él llegué para poder disfrutar lo que resta del día junto a él ¿está bien no? Claro que sí, amaba pasar tiempo junto a JungKookie y ningún día era la excepción, me encantaba ver su hermosa sonrisa cuando le decía algo bonito al oído, amaba escuchar su risita de bebé cuando le hacía cosquillas, amaba todo de él.

Escuché como la puerta era abierta y me levanté del sofá caminando hacia ella, viendo a mi hermoso esposo cerrandola, dí una ligera sonrisa acercandome a él y antes de que se diera vuelta abracé su pequeña cintura entre mis brazos, susurrando en su oído.

—Te extrañé, bebé.

Pude sentir su nerviosismo y ya estába acostumbrado a el, cada vez que le susurro se coloca nervioso y también amo eso porque a pesar de los años, sigue colocándose nervioso conmigo, y sólo conmigo. Se dio vuelta dejando su bolso donde solía colocar su ropa de cambio y colocó sus brazos alrededor de mi cuello acercándose a mi con una sonrisa y un sonrojo en sus mejillas. Tan lindo.

—Te extrañé muchísimo más, Minnie. Por cierto, hola.~

—Hola, mí amor. ¿Cómo te fue?

Le pregunté con una sonrisa al momento que dejaba una mano en su cintura y caminaba junto con él al sofá para poder sentarnos, así estar muchísimo más cómodos para conversar. Cuando ya nos sentamos tomé sus manos entrelazandolas con las mías y le sonreí con mi gummy smile, como le decía JungKookie, o me decía gatito para molestarme, pero así lo amo.

—Me fue bien, aunque algunos de los alumnos siguen con su trabajo de "coquetearme" si es que se le dice así, la verdad, Yoonnie tú sabes que yo soy muy respetuoso la mayoría de las veces, pero ellos se están pasando y aún así tengo paciencia.—Ví un pucherito pequeño en sus rosados y pequeños labios.

Siempre me molestaron los alumnos que tenía, sí, el era profesor de baile, ahora yendo al tema, no es que todos sus alumnos fueran así porque algunos son bastante respetuosos con él ya que era su profesor, pero los que restaban podían llegar a ser bastante descarados si se trataba de él, pero como yo soy alguien maduro no debo rebajarme a discutir con ellos por lo cual sólamente suelo decirles que tengan respeto cuando voy a su academia.

—¿Les puedo ir a pegar?

—Yoonnie, no.

—Por favor, JungKookie.

—Dije que no.

—Pero.

—Te quiero el peluche ese negro.

—PERO.

—NO, NO Y NO.

—Te amo y te odio a la vez.

—Más me amas.

Bufé cruzandome de brazos, siempre terminaba perdiendo contra él. Igual el bobo me tiene enamorado.

𝔐𝔢 𝔡𝔢𝔡𝔦𝔮𝔲𝔢́ 𝔞 𝔭𝔢𝔯𝔡𝔢𝔯𝔱𝔢  ⸙͎۪۫ 𝑌𝑜𝑜𝑛𝐾𝑜𝑜𝑘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora