CANCELADA ✎❝Aborto❞┇Marliza. [ADAPTACIÓN]

💙💚━Trece.

[n/a: antes d empezar el capítulo quiero decirles q cuiden al planeta raza, es el único lugar en donde existe lin-manuel :(]

Narra Maria.

—¿Estás bien? —le pregunté.

—Sí, solo que el caraespátula me rasguñó el brazo.

Intenté reprimir una risa por lo que acabó de decir. A decir verdad, nunca me la imaginé así, diciendo tantos insultos.

—Suelen ser así de agresivos.

—Ya me dí cuenta… ugh, creo que estoy sangrando. —suspiró—. En fin, ¿cómo te llamas?

—Maria.

—¿Cómo la caracaballo de Twitter?

Solté una carcajada, no puede evitarlo, esta chica era muy graciosa.

—No tenía idea de que tenía cara de caballo.

—No, no es que tengas cara de caballo solo que no eres muy… —se detuvo—. Espera, ¿eres FemiMaria?

—Pues, sí.

—¡Oh, genial! —exclamó con tono sarcástico—. Lo que me faltaba…

—Yo tampoco disfruto mucho estando a tu lado… —respondí.

—Ugh… —suspiró—. ¿A dónde vamos ahora? Tú pareces ser experta en el tema… asesina.

—Bueno, primero atraparán a más chicas y las subirán a los autos… y luego nos llevarán a la comisaría para después llamar a nuestros padres o amigos para que nos saquen.

—Qué asco todo. —gruñó.

—Sí, oye, al fin coincidimos en algo.

—Menos mal.

Ella se paró, lo vi por su silueta.

—¡Tengo una idea!

—¿Qué?

—Me pondré delante de ti, tú con tus dientes intentarás sacarme las esposas. Mira.

—Son de hierro, inteligente.

—En mis manos tengo un ganchito para el cabello, eso puede ayudar a abrirlas.

Jhmm, la verdad era una buena idea. Después de todo, no era tan idiota.

Ella ahora estaba de pie dándome la espalda, fue retrocediendo con la intención de que mi boca quedará cerca de sus manos esposadas… pero estaba muy arriba y… mordí su trasero.

—¡Maria!

—¿¡Qué!? ¿¡Qué mordí!? —exclamé sorprendida—. Uuuh, es muy suave. ¿Qué ejercicios haces?

—¡Concéntrate! —me gritó y después subió sus manos para que yo agarrará el ganchito con mis dientes, me acerqué a sus manos rozando mi nariz con su trasero e intentando abrir las esposas. Esta posición era muy graciosa.

—Rápido, Maria.

El auto aceleró causando que Eliza cayera hacia delante pude ver su trasero levantando y con su cabeza en mis pies; oh, gran trasero.

—Ouch… Maria… no puedo levantarme.

Era verdad, intenté ayudarle pero fue imposible. Me empecé a reír. Qué idiotas somos.