18 ─too damn close

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Tener a Tom en su casa era una experiencia que Nicolas jamás pensó que experimentaría tan tortuosamente. Claro que alguna idea o ilusión de conocer a los amigos de Emeraude paso por su cabeza cuando ella accedió a tenerlo en su casa por un tiempo, pero nada se acercaba a el sacudiendo el polvo que se acumulaba sobre los muebles mientras el otro, con una adorable confusión en su rostro, no podía decidir si los almohadones del sillón quedaban mejor del lado rojo o del negro. Nick lo miraba sobre su hombro, curioso sobre cómo se metió en una situación así. Un día estaba respondiendo un comentario y al otro limpiaban su casa juntos para la fiesta que se daría esa misma noche allí. Extraño o no, el canadiense tenía miedo de tener sus expectativas en un lugar equivocado; intentaba no pensar en Holland solo para evitar soñar sobre esas hipotéticas situaciones que eran imposibles. Ni siquiera decirlas en su mente era buena idea, porque si admitía para sí mismo que sus nervios le dejaron sin aliento cuando abrió la puerta, entonces estaba cayendo más bajo de lo esperado.

Dejó el trapo con el que limpiaba detrás de la TV, sonriendo de lado viendo como el otro sufría.

—Tom, deja eso —dijo rodando los ojos, acercándose hacia él en unos pocos pasos para quitar los almohadones a de sus manos. Sonrió parándose en su costado, apoyando su mano en el hombro del mayor para tirar los objetos sobre el sillón, dejando que quedaran al azar. Uno rojo y otro negro. Hizo una mueca, no muy conforme—.

—Se ve mal.

—Si, olvídalo —murmuró, cambiado el que mostraba negro para dejar el lado rojo. Asintió despacio, volteándose hacia Tom con una sonrisa leve—. No fue tan difícil, pero te salvé de luchar contra esos por mas tiempo, me debes una. 

Holland se volteó en su dirección, haciendo evidente la cercanía que compartían. La mano del chico cosquilleaba sobre el hombro, sus rostros estaban lo suficientemente cerca como para que provocar que la mirada de Tom bajará lentamente a sus labios. Nick pasó saliva con dificultad, parpadeando y mojando sus labios como un reflejo de lo nervioso que aquella acción le puso. El dedo meñique de la mano de Nick tocaba un milímetro de la piel en el cuello de Tom, lo que era suficiente. Pero a la misma vez no. El mayor movió su hombro con cuidado al igual que todo su cuerpo, pegando el primero de forma cuidadosa contra el pecho de Nicolas. Así, tan cerca, casi podía sentir el alocado latir de su corazón, que estaba a punto de salir por su boca si no lo impide un beso del otro.

El ruido del celular de Nick fue la razón de que aquel momento muriera, por lo que este atendió la llamada luego de un corto suspiro de decepción, justo cuando Tom se volteaba para seguir con una de las pocas que quedaban por hacer.

—Vas a matarme, pero creo que confundí tequila con whisky —dijo Liam al otro lado de la línea, mientras María hablaba detrás de él—. 

—Oh, voy a hacerlo, pero no por eso —murmuro bajo pero claro, mientras cerraba los ojos y apretaba el puente de su nariz—. ¿Que importa, Liam? Mi hermana dejó muchas cervezas esta mañana antes de irse y todos van a traer algo, ¿realmente tenías que llamar?

EXCEPTIONS  ━ tom hollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora