Capítulo 15

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Le pedí a Jonah que nos viéramos en un bar que solíamos frecuentar para las charlas. Quería que fuese el primero en enterarse de que trabajaría con el señor Yamada.

Con copas en la mano, le conté todo acerca de mi reunión con mi nuevo y prometedor cliente. Jonah estaba fascinado y contento por mí, ya que, según él, Yamada era un hombre bastante rico y poderoso para el que valía la pena trabajar.

Después de la inesperada llamada del Señor Kougi, acordamos reunirnos dos días más tarde en un lujoso restaurante oriental para hablar de lo que tenía en mente. Llegó acompañado de dos hombres robustos, altos y serios que le seguían en silencio por la espalda.

Fuimos bastante bien recibidos por parte del personal del restaurante. Nos brindaron una de las mejores mesas del establecimiento y la comida más costosa por la que —afortunadamente— yo no pagué ni un centavo. Uno de los acompañantes se sentó a mi lado, el otro junto a Yamada.

Permanecimos callados poco menos de dos minutos en lo que esperábamos por la comida que ordenó. Mientras, me sonrió de oreja a oreja, entrecerrando los ojos a la fuerza por su diminuto tamaño y amable expresión. Sus acompañantes, por su parte, me examinaron con ciertos gestos desafiantes que lograron ponerme nervioso.

Dos meseros llegaron a nuestra mesa cargando dos grandes cajas de madera. Las colocaron en los laterales y las abrieron para mostrarnos su contenido. De un lado, carne. Del otro, verduras. Todo sin cocinar. Junté las cejas, buscando comprender el motivo por el que nos entregaban la comida así. Yamada agradeció con una inclinación, sus compañeros hicieron lo mismo.

Sin eliminar su amable expresión, me explicó que debíamos cocinar todo nosotros mismos en la parrilla que ya venía incluida en la mesa y que yo creí que era parte de una particular decoración. Se rio ante mi ingenio, relajando un poco el ambiente. Una vez que comenzamos a cocinar, beber y convivir, descubrí en Yamada Kougi bastante amabilidad, genio y atención.

Me contó acerca de su pequeño proyecto y de las ganas que tenía de continuar promocionando Yoshiwara y sus espectáculos culturales. Además, deseaba poder conseguir futuros socios de varias partes del mundo para expandir su franquicia y promover la cultura de su país natal, Japón.

Para esto, necesitaba imágenes convincentes y reales de lo que él ofrecía, una especie de catálogo sobre él mismo, sus trabajadores y su amado club nocturno con el fin de que otros descubrieran su potencial y decidieran invertir en él. Además, quería adentrarse en el extenso mundo de la tecnología y el internet para llegar a posibles consumidores mucho más rápido.

—Uno de los Colbert me habló bastante de usted. —Sacó una tira de carne del asador con un par de palillos—. Incluso me mostró un poco de su trabajo. He quedado encantado.

Sus halagos me vinieron bastante bien, pues incrementaron mi confianza. Me preocupó un poco que sus expectativas fuesen más altas de lo que en realidad podía ofrecerle. De cualquier forma, durante nuestro encuentro traté de no manifestar ningún tipo de duda.

La paga era fantástica y el trabajo en sí no era agotador. Acepté casi al instante, ocultando en mi interior una de las sonrisas más amplias y felices que yo pudiera manifestar. Concluida la cena, nos veríamos dentro de una semana.

 Concluida la cena, nos veríamos dentro de una semana

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El balcón vecino [GAY-GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora