Capítulo 3: Agitación antes de la Fiesta

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Antes del encuentro con Fleur...

—Señorita Lecrae, el Sr. Ryan Carter desea que lo espere en el estacionamiento.

«Dios, ten piedad» pensó Scarlett al ver la reacción furiosa de su tío Colin. La que nadie quería provocar. Sus facciones se endurecieron y su tez se volvió más pálida lo que resaltó sus ojos azul hielo abiertos de par en par, enmarcados por el delineado negro kohl. Lo único que le faltaba era que su sedosa cabellera flotase en el aire para terminar de parecerse a un espectro vengador. Scarlett sintió lástima de la secretaria que en vano intentaba no sucumbir a su instinto de supervivencia que le gritaba SAL CORRIENDO.

Antes de que Colin "saltase sobre su presa", alguien vino detrás de su tío y le palmeó en la espalda, extrañándose por la rígidez de sus hombros. Colin se volteó hacia el que lo interrumpía y éste se congeló en su sitio. La señorita, aprovechando ya no ser su foco de atención, tomó a Scarlett de una mano y la jaló corriendo hasta dentro del ascensor. Colin intentó alcanzarlas pero para cuando llegó a ellas, las puertas se habían cerrado ante él.

Tanto la secretaria como Scarlett jadeaban por el esfuerzo. Scarlett se dio cuenta que la mujer a su lado estaba pálida. No la podía culpar. Cuando Colin Spencer tenía tal nivel de ira, sólo quedaban 2 opciones: convertirte en piedra o huir por tu vida.

—Ese hombre es horroroso —murmuró la secretaria alisando su falda.

Scarlett se molestó:—Por favor, no hable así de mi tío, por lo menos, no en presencia mía —le exigió tomándola por sorpresa. —Para su información, él es alguien a quien admiro mucho —declaró con firmeza. La secretaria, descolocada por la actitud de la joven, guardó silencio en respuesta, lo que dio fin a la discusión.

Pasaron unos minutos sin que ninguna de las dos dijese nada y la mente de Scarlett empezó a divagar. ¿Por qué Ryan Carter la mandó a llamar al estacionamiento? Demasiado sospechoso. ¿Acaso le gustaban "las jovencitas"? Eso justificaría la reacción de sus tíos al verla aquí y también el hecho de su madre haya dejado el puesto de asistente presidencial de la compañía líder en tecnología. Scarlett sintió una rabia oprimiéndole el pecho. Si es así, él se ganaría una gran decepción. Ella era la alumna estrella de su tío Matt en artes marciales mixtas. Su nivel le permitía darle una paliza a un oponente mayor en tamaño. Recordaba cómo había noqueado a un hombre grande que intentaba sobrepasarse con su amiga Zoé en una fiesta de Enchanté.

Miró el letrero que indicaba los pisos que iban pasando.

¿Y si se equivocaba? ¿Ryan Carter sería en verdad esa clase de persona? Recreó el encuentro que tuvo con Carter. Él la miraba con ternura e incluso... ¿conmovido? Se mordió la esquina del labio inferior. Una voz le decía que estaba mal, que él no era alguien indecente pero ¿qué otra razón podría haber para que su madre y sus tíos actuasen de ese modo?

Sonó el timbre indicando que habían llegado al estacionamiento.

Muros grises de concreto aparecieron tras las puertas de acero.

—Sígame, por favor —le dijo la secretaria saliendo del ascensor.

Scarlett todavía meditaba caminando detrás de la señorita. ¿Debería inventar una excusa e irse? Podría decir que olvidó que tenía una cita con alguien importante. Aish, no. En 1er lugar, ¿quién podría ser más importante que el hombre más importante de la ciudad que nunca duerme? Aparte, ¿cómo averiguaría lo que esconden su madre y sus tíos? No le dirían nada, probablemente. Le sacaría las palabras a Carter aunque sea con pinzas pero lo haría. Algo tenía él que la desconcertaba, y sentía la urgencia de saber qué era. Scarlett no era de las que se quedan con las ganas.

Se detuvieron delante de una limusina negra, bien lustrada. El chófer salió, y dio la vuelta para abrirle la puerta a Scarlett. Ella entró, dándole gracias al chófer con una gentil sonrisa. La secretaria se inclinó metiendo la cabeza dentro del vehículo.

—Tengo unos asuntos pendientes así que te dejo con Axel. —Sacó la cabeza y se dirigió al chófer. —Dícelo al Sr. Carter. —El chófer asintió, y la secretaria se fue por donde vinieron, caminando toda derecha.

Axel el chófer cerró la puerta y dio la vuelta otra vez para meterse en el asiento del conductor.

Se volteó hacía Scarlett con una sonrisa. Axel aparentaba estar en sus veintes; llevaba el cabello rapado; pequeñas arrugas le rodeaban los ojos verdes cuando se elevaban las comisuras de sus labios gruesos; y el traje impoluto se ajustaba a sus brazos dejando ver cuán bien trabajados estaban.

—Voy a prender el aire acondicionado. ¿Desea que le sirva algún jugo del minibar?

—Me puedes tutear. —La sonrisa de Axel se hizo más cálida. —Respecto al minibar, mejor no, gracias.

—La limusina tiene TV integrada. —Scarlett se negó de nuevo. —Pero señorita ¿con qué se va a entretener?

—Te dije que me tutees, y tengo cosas en las que pensar. La TV me distraería.

Axel la miró curioso.

—¿Y qué es tan serio para que una muchachita tan linda como tú ocupe sus pensamientos? Digo, si quieres contarme.

No iba a decirle que teme que Ryan Carter sea un rabo verde.

—Ryan Carter. —Al ver la mirada desconcertada de Axel, prosiguió. —No sé porqué me mandó a llamar aquí. Me pregunto qué quiere discutir conmigo.

Axel la miró serio, antes de contestar: —Señorita, el Sr. Carter es un hombre decente, ejemplar para muchos, incluyéndome. No sé porqué te mandó aquí pero puedes estar tranquila —le afirmó mirándola a los ojos. Scarlett apartó la mirada, pensativa. —Ahora bien, estaré leyendo. Si deseas algo, dímelo, por favor.

—Creo que me gustaría un jugo, por favor.

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Estaba emocionado. Ryan se encontró a sí mismo dando golpecitos con el pie. Se permitió reírse.

Descubrir a Scarlett fue... increíble. Quedó prendado desde el primer momento en que la vio. Ahora que iban a encontrarse de nuevo se llenaba de un sentimiento luminoso.

Se dijo que mantuviera cabeza fría. No debía exaltarse. Llevaría a Scarlett a su casa para exigirle una explicación a su madre. Mirando su reflejo, meditaba. No sabía si Fleur estaba planeando algo. En ese caso tenía que proteger a Scarlett a toda costa.

Las puertas se abrieron frente suyo y echó a andar. Tenía las manos en puños. El solo pensamiento de que Fleur haya llegado a este nivel le regaba por la sangre la más fría y dura rabia. Divisó la limusina a la distancia. Imaginaba que Scarlett ya debía estar dentro. Le pidió a su secretaria Catrine que la llevase al estacionamiento subterráneo porque esa sería la manera más discreta de reunirse. No quería afectar a Scarlett. Estaba comenzando su carrera y rumores falsos sobre que se veía a escondidas con un hombre adinerado mucho mayor le sería perjudicial.

Axel salió del vehículo y dio la vuelta para abrirle la puerta.

—Buenas tardes, Sr. Carter —le saludó Axel. Ryan asintió con una sonrisa antes de entrar.

En el instante en el que sus ojos se encontraron, todos los sentimientos negativos abandonaron su cuerpo. La rabia dura, fría y llameante fue desplazada por una ternura infinita. Scarlett lo veía con ojos brillantes; sus rizos terciopelo adornaban los contornos de su encantador y sonrojado rostro; tenía los labios rosados abiertos formando una expresión embelesada. Carter se obligó a reaccionar. Se estaba derritiendo ahí mismo.

—¿Me esperaba, joven dama?

Amor InéditoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora