1.-De italia a grecia

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Hola, me dicen Máscara mortal,o Death Mask, aunque también Death a secas.
Soy conocido como el caballero de Cáncer, nacido y entrenado en Italia y con una dorada en Grecia.
Si hablamos de Padres...
Ni idea, quizá vine en un meteorito o nací del aire? Ja ja no lo sé, lo siento por la broma de mal gusto, fue una referencia.
Pero a los que me dieron la vida y me abandonaron no les vi ni el polvo.
Desde pequeño o desde que más o menos tengo memoria, he presenciado distintas formas de ser de las personas de mi entorno.
Pero jamás logré comprenderlas por completo, pues cada día se puede cambiar, siempre han sido distintas e indecifrables.

Continuando, hum...

Tengo 21 años y a pesar de servir a la Diosa Athena, me gusta buscarme un trabajo adicional fuera del santuario. Me han dicho que viajo mucho y eso en realidad no me molesta, al contrario, me agrada viajar, conocer lugares y formas de vivir, ya que estando en un solo lugar, me aburre y me pone ansioso. Estar dentro de cuatro paredes aveces suele ser una mala imitación de una prisión.
Mi sueño en realidad no era servir a una Diosa. Yo quería ser psicólogo. Qué ironía ¿Verdad? Ni yo me aguanto últimamente.

Matar personas tal vez inocentes-o tal vez no- será algo descabellado para los demás, pero lo hice, he manchado mis manos de sangre y ni hablar de mi templo.

A lo cual muchos pensaron que el sobrenombre que llevo es por eso. Por mis acciones al colocar rostros de personas como adornos en las paredes. Pero están equivocados. El sobrenombre es simplemente para ganarme el título de caballero más sanguinario y despiadado. O "Loco" como muchos hablan, era una forma de dar miedo, y me ahorraba algunos problemas.

Antes, en lo personal me gustaba guardar los rostros por mera gana de tener alguna colección, en vez de ser estampillas eran rostros. Era divertido matarlos, desquitarme con ellos por lo que aveces me molestaba, me quitaban la paciencia y finalmente perdía la cordura. Era temible en aquellos tiempos.

Lo era.

Mucho tiempo después, cuando me deshise de todos esos rostros, pude admirar el templo con gran ahínco, y miré mi pasado como si viera una película de terror, la cual no quería volver a ver.
Me sentía puro y como si no hubiese cometido ningún pecado, ser perdonado por una diosa era de lo más pacífico, pero aún cargaba las maldiciones de aquellos a los que arrebaté la vida.
Cargo con esas muertes en la mente hasta cuando duermo, despierto con la frente llena de sudor, mis manos tiemblan o...entro en desesperación.

En ocasiones hablaba solo, hablaba de mí mismo en tercera persona. Lo que obviamente asustaba a mis compañeros y algunos sirvientes del santuario. Al final me ocupaba del aseo de mi templo yo mismo.
¡Ja! Incluso no se puede ver a un solo guardia merodeando cerca de mi templo. Porque saben de lo que soy capaz si logro enfadarme, pero no asesinaría como antes, simplemente los asustaría.
Pero esperen, no soy tan arrogante ni agrandado, mi personalidad en sí, es algo cambiante de la peor hasta la mejor en ocasiones. Aveces pienso que era mejor ser como géminis.

Bien, es suficiente.

Si sigo contando mi vida contaré hasta las veces en que se me cayeron los dientes, que por cierto, no se me cayeron solos, sino que me los voltearon de un puñetazo.

Les diré que en estos momentos estoy regresando de italia al santuario, si, la bella Italia que todos conocen, fundada por bárbaros o algo así dicen los relatos.

La forma en que estoy vestido es algo casual, acompañado de un peinado del asco porque mi cabello ni con gel logra quedarse quieto.
Llevo puesto unos zapatos negros, pantalón azul algo apretado-tampoco quiero que se me rompa la parte del tracero en cuanto estoy subiendo los escalones o quizá sentándome-y una camiseta verde olivo.

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