El cuadro de la Biblioteca

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Todos hablaban del cuadro que estaba colgado en la pared de una vieja Biblioteca abandonada.

Todos hablaban, todos comentaban.

Pero nadie se atrevía a entrar...

Solo ella

¡Oh, Pobre, Miranda! Si alguien le hubiera dicho, si alguien le hubiera advertido...solo quizás... Pero no.

¿Cómo podía ella saber la semejante atrocidad que ocurría en ese establecimiento? ¡Era nueva en la ciudad!

...Ella solo quería un libro para sus vacaciones...

Así que ese jueves, temblando y tratando de reunir valentía, se atrevió a abrir las puertas del "Santuario del Conocimiento"

Su mirada recorrió el lugar. Estantes llenos de libros y polvo, mesas vacías, y el susurro agonizante de las sombras.

Hasta que se topó con aquellos ojos. Ojos celestes como el cielo en pleno día de primavera, ojos momentáneamente hermosos,...hasta que se fijó bien como la miraban.

Estos ojos, "maravillosos", la miraban con un brillo tan oscuro que reflejaba la lujuria misma. ¡Oh!, y además la persona a la cual pertenecían.

El retrato era de un hombre, de unos cuarenta o treinta años, con facciones duras, definidas y realmente desagradables. Sus ojos, lo único aceptable de aquel rostro, la llamaban con la mirada.

-Acércate- Apenas fue un susurro entre sus pensamientos. El hombre, con los labios sellados, había emitido la palabra en su mente, esa palabra que sería su perdición.

Las piernas de la joven comenzaron a moverse, en contra de su voluntad, hacia la pintura.

Esas perlas cielos, tan detalladas, la reclamaban de una forma desconocida para Miranda y, el mismo cuadro, le pidió más cuando sus pupilas se dilataron por el deseo.

Al estar lo suficientemente cerca, su cuerpo se desconecto de su mente y dejó de seguir la normal orden de estarse en pie. Su cuerpo se dejó y cayó, cuando tocó el piso todo se volvió oscuro.

Su familia se preguntaba donde estaba la más regalona de las hijas, que había ocurrido con ella.

Pero su hermana mayor, la más responsable de todas, tuvo el ingenio de saber donde se encontraba. Y sola partió, cometiendo el mismo error que Miranda, ...entró al lugar.

La niña yacía muerta al lado de la pintura.

Estaba apuñalada y torturada. Y en su ropa interior estaba claro el signo de haber perdido su virginidad de la peor manera posible.

La hermana, horrorizada, miró la Biblioteca, su vista se enfocó en la pintura, y la historia se volvió a repetir...

***

Espero que les haya gustado...

Connie B. ^-^



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