Por fin estoy iniciando... Imagina cuánto tuve que contenerme todo este tiempo, en el momento que nació mi ira, en el momento que decidí empezar y nombrar está historia, en el momento que inicié con lo que previamente leíste, no sabes cuánto me contuve, pero ahora no es necesario contenerme y tengo licencia para liberarme tanto como me plazca, empezaré con la fé que está historia sea el remedio que calle los gritos de un alma que sufre. Comparar mi empresa con un saco de boxeo se queda corto ante la magnitud de mis designios, soy el omnipotente y el esperpento que será maltratado por mi imaginación fue creado con una única misión, ser el sacrificio que mermara mi ira, mi odio y tú morbo. No te sientas mal por lo que estamos haciendo, querido cómplice, tengo a mi disposición mi creatividad y mis letras, es como tener sed y agua al mismo tiempo, pero yo no quiero agua y mi sed no es cualquier sed. El malnacido que nos hará feliz es un chico de muy joven edad, un chico que aunque ha cedido ante las seducciones que ofrece la violencia, es inocente, pues nunca ha sufrido. Así será más fácil divertirnos, no pienso entrar en ningún tipo de complicaciones, elegiré al cordero de pelaje más claro para observar con detalle cómo brota la sangre que correrá por su costado. ¿Te hace falta, amigo cómplice, odiarlo para que disfrutes como yo? Muy bien, crearé un nombre para que te sea más fácil. Se llama John, y es un chico de 16 años, un caprichoso, un orgulloso, un niño a quien hasta ahora le han dado todo, es un idiota que piensa que el mundo lo creé para él, piensa que es él quien se desahoga en alguien más débil ¡Pobre idiota! Mientras golpea a su compañero de clases cree que su vida será perfecta, espera que algo tan bajo como el dinero de sus padres pueda con todo lo que tengo preparado para él, cree que la ausencia de sus progenitores en casa es suficiente para excusar el maltrato. John, a su corta edad, ya ha aprendido que la violencia es el camino para desahogarse ¿Y quién más, que aquel que no tiene culpa, es digno de sufrirla? Aunque sea del mismo color, el dolor que porta el creador y su creación es distinto, puesto que yo creé a mí juguete con ese fin, mientras que John escogió un martillo para cortar un árbol. Y ahora el martillo sufre el daño de los repetidos golpes. Lejos del Palacio de nuestro desdichado, totalmente ajeno a la soledad del maltratador, en una noche oscura, en un cuarto aún más oscuro, el filo danza por las muñecas de quien ha visto el maltrato, y ese mismo que en la oscuridad sufre, me exhorta a mi a castigar a su verdugo por medio de un suspiro ahogado, un suspiro discreto que teme ser oído por aquellos que nunca entenderán el placer de liberarse de un dolor mayor. A la mañana siguiente, y sin enterarse del daño, John va protegido en una camioneta que cuesta diez veces lo que ganas en un año, lector, lanza una mirada despectiva a los peatones, quisiera burlarse de aquellos que se valen de sus pies para moverse, aquellos que notaron su mirada, me piden que le quite lo que tiene para que se llene de humildad. Llega a un salón de clase donde nadie lo soporta, se acercan a él aquellos amigos de su billetera, no de él, y se alejan aquellos enemigos de su soledad, y por tanto de él. La novia que compró con regalos se acerca a recibir un beso, un beso vacío, John está consciente que es otro más de sus juguetes, a quien puede tocar cuando sus profesores están lejos, y la protagonista de las más falsas y eróticas historias que cuenta frente a sus lacayos, a quienes paga golosinas a cambio del servicio de la amistad. Llegando de la escuela tira y ensucia lo más que pueda, de todas formas alguien se encargará. Los empleados domésticos que tienen que soportar sus caprichos, sus desprecios, sus aires de grandeza, me ruegan a mi que los cambie de posición con él. Los escucho, fueron creados para motivar a mi odio a caer sobre él con mayor ímpetu. La tarde desplaza a la mañana y se convierte en uno más de los testigos de su capricho, -¡Como si fuera a comerme está mierda! -el arduo trabajo de una pobre señora es ahora el banquete del perro, que ahora parece ser el único que disfruta de las rabietas de tan cruel amo. Una comida que habría conmovido a cualquiera, hecha con la mayor atención como la señora de la casa lo indicó antes de irse. No se dignó a comer pues se había cometido el apoteósico delito de no servir la bebida junto a la comida del señorito. La autora del delito llora de impotencia mientras limpia y es insultada, y ahora recibe un golpe, todos se quedan callados, aunque están acostumbrados siempre impresiona. La pobreza es lo único que la impulsa a resistir tales humillaciones ¿Como acusar frente a una madre que cree tener a un santo como hijo? Aunque lo viera sería incapaz de entender que su hijo se siente dueño de todo lo que le rodea, a ver a un hijo tan acostumbrado a comprar lo que no puede conseguir, a entender a un hijo que es capaz de calcular el precio de las personas y los sentimientos, a hablar con un hijo capaz de romper sus pertenencias por ser nada más que dinero, a aconsejar a un hijo que lo ha comprado todo y cree tenerlo todo, pero sabes lector, entre más tienes, más puedes perder...
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El hijo del odio
Kısa HikayeHoy me pillas de mal humor lector, no tengo intenciones de contarte de qué va mi historia. Tampoco tengo intenciones de hacer una obra maestra, tan solo quiero descargar mi ira en algo, de crear un ser más repugnante y desdichado que yo. Si gustas d...