Ahí estaba ella una vez más, sentada en su habitación con sus lentes para leer mirando por la ventana, no sabe qué exactamente era lo que le llamaba tanto la atención de allí, solo sabe que cada noche a esa hora, apagaba todas las luces de su cuarto y se centraba en mirar, esperando que haya al menos un movimiento que no sea el de los árboles debido al fuerte viento, o un sonido que no sea el de los animales que habitan en aquel bosque. Se caracteriza por ser algo curiosa y aventurera, pero sabe que hay algo, algo más allá de lo que dice la gente de ese bosque, algo que ella algún día averiguará, sin importar lo que haga.
La primera vez que se mudó allí lo miró y automáticamente sintió un ambiente de intriga, aún no sabe cómo describirlo, solo sabe que la atrapó y desde ahí todas las noches hace lo mismo, mirar y mirar, y luego irse a acostar aveces hasta decepcionada de no ver nada fuera de lo común...
Hasta un día.
Era de madrugada y aún no podía conciliar el sueño gracias a que se pasó toda la tarde durmiendo. Por más que lo intentó, terminó dando muchas vueltas en la cama así que optó por ir a su escritorio a desarrollar sus ideas en cuanto a diseño.
Mientras lo hacía una luz iluminó su ventana, no podía ser el amanecer porque al ver su reloj apenas eran las tres de la mañana, curiosa y un poco temerosa se levanta de su silla y se dirige a la ventana, viendo la misma luz la abre pero esta vez la luz se vuelve más lejana, miró en dirección al bosque y vio un punto flotante del cual venia la luz, al mirarlo fijamente el punto tomó forma de un cuerpo fantasmal que en milisegundos ya estaba en dirección a la ventana de su cuarto, asustada la cierra inmediatamente pero aquella cosa la traspasó quedando frente a ella.
April quedó inmóvil, aquello tenía una pequeña boca sin ninguna expresión, ojos y el punto con luz encima de su cabeza, rodeaba a April mirándola fijamente sin siquiera pestañear, ella decide dar un paso atrás y cuando lo hace tropieza con su cama y cae sobre ella, luego la luz encima del ser parpadea y automáticamente por la misma ventana entran muchos de ellos, tantos que llenan la habitación, algunos la siguen mirando fijamente y otros andan flotando por su cuarto. April desesperada les dice:
—¿Qué son? ¿De dónde vienen?
Se reúnen mirándose entre si con sus luces parpadeantes pero sin dar señales de voz, todos al mismo tiempo hacen círculos en la habitación creando una pequeña tormenta de aire mientras iban saliendo por aquella ventana, seguido de April que se asoma para ver hacia donde van pero solo logró ver como se desvanecían las luces entre la oscuridad del bosque.
Ahí estaba April, perdida en sus pensamientos mirando por la ventana recordando lo sucedido, preguntándose que eran esas cosas y qué hacían allí...
—¿Otra vez en lo mismo? —se escucha la voz de su madre tras ella, al voltearse la ve, trae algo en una taza y galletas. —Toma, te traje chocolate, come algo.
—Gracias, mamá. —le dice tomando lo que le da y dándole un sorbo al chocolate, ella le sonríe. —Sabes que ya se ha vuelto una rutina, pero te digo que hay algo mamá, lo sé.
—Ya veo que te has cogido muy a pecho esos cuentos que te ha dicho Lucía, no es real, hija. —dice su madre siempre tratando de convencerla de que lo que siente solo son ideas suyas y que lo que ella vivió no fue nada más y nada menos que un suelo que se sintió muy real, ya April se ha acostumbrado a la indiferencia de su madre en cuanto al tema "¿Acaso solo soy yo la que lo siento de esa manera?" Piensa.
—Si mamá, como digas. —le dice para evitar algún conflicto por la diferencia de ideas. —Buenas noches, te amo. —su madre le da un beso y luego sale de la habitación.
Deja de mirar al bosque y se termina el chocolate y galletas mientras mira su serie favorita, al terminar busca su celular para escribirle a Kate y a Susan, ellas son sus mejores amigas.
