CAPITULO 2

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-rayos…- jadee

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-rayos…- jadee.- Nathan…

-lo sé, pero no dejes de moverte.

Nuestra respiración estaba acelerada por los movimientos que hacíamos.

-¡ah!- mi voz salia entre susurros por el esfuerzo ejercido.

-espera Emma aún me falta un poco para llegar, no dejes de moverte.- jadeo. Seguía moviendo mis piernas, era cansado. -listo…- dijo con más aire que voz. tiro su cabeza hacia atrás.

me tire aún lado de él.

-vaya, ¿qué paso? Siempre llegas antes que yo.- le pregunte cuando ya habia recobrado el aliento. Él era mi compañero de trabajo, el cual se estaba recostando en el césped aún costado de mi.

-Bauman sabes bien, que lo he hecho antes de venir y mis extremidades estaban cansadas.

-No me vengas con eso, ya estas viejo.- bromee.

-solo soy un año mayor que tu.- ironizó y se subió arriba de mi.

-¡Nathan! Bájate de arriba de mi, estas pesado.- dije tratando de bajarlo de arriba de mi.

-bien.- se paro y extendio su mano hacia mi.-venga levantate hay que regresarte a tu casa debes tomar una ducha.

-bien, pero ya no vamos a correr, es muy cansado.

-esta bien chica floja.

No nos encontrábamos muy lejos de casa, estábamos en el parque principal.

Nathan y yo salíamos a correr los sábados y domingos, días en los cuales entraba un poco tarde a trabajar. Nathan es un compañero de trabajo de otra empresa pero no lo consideraba un amigo sino un alguien cercano a mi, aún no podía llamarlo así, es difícil ganarse mi amistad y él lo sabe.

-bueno señorita Bauman me retiro.- dijo juguetón haciendo una reverencia cuando ya estábamos en la entrada de mi casa.

Reí.-vamos Nathan, sabes que puedes pasar, ¿quieres agua?.

-no gracias señorita, debo estar en el trabajo en una hora. Al igual que tu por cierto. Ya que no todos los días te da un asenso tan grande.

-¡el asenso! Lo olvide por completo.

-¿porqué no me sorprende?- dijo con burla.

-Nathan…- arrastre su nombre de una manera un poco agresiva.

-lo sé, me retiro, ten un hermoso día como tu.

-deja tus malos piropos para después.- rodé los ojos con gracia.

-bien, ¡nos vemos mañana!- gritó desde la puerta.

Cuando escuche que la puerta se cerro, corrí hasta el baño mientras me quitaba cada prenda en el camino.

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