Único

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Hace mucho, mucho tiempo, cuando la tierra era joven y los dioses aún vivían entre nosotros, cuando los seres celestiales bajaban en el momento que deseaban y las hermosas ninfas caminaban y jugaban en los bellos bosques y hermosos manantiales, el dios del cielo, cansado de estar solo en sus dominios todo el tiempo, bajó a la tierra en forma de hombre con el objetivo, no solo de mirar más de cerca el hogar de las criaturas más raras que haya conocido, también con el fin de tal vez, encontrar a alguien con quien pueda pasar el rato hasta el fin de los tiempos, un verdadero amor.

Con ojos del color del propio cielo y cabellos del mismo color que el sol, la figura mundana de aquel dios era digna de admirarse, sin embargo, se encontró con un inconveniente al momento de tomar su figura terrenal, los colores del cielo se volvían obscuros y la luz del sol se apagaba, al notar esto, la criatura celestial decidió algo, el haría sus recorridos en un tiempo definido pues no podía descuidar la gran creación que era la tierra.

Para la deidad, todos y cada uno de los seres existentes en el mundo terrenal eran fascinantes, no solo las criaturas mortales que rondaban en los alrededores, también le parecían asombrosas las criaturas inmortales que se encontraban entre los hombres para ayudarlos, guiarles y otros más, para hacerles la vida más difícil.

Existió una de ellas, una ninfa de género masculino (como muchas tantas que existieron) con ojos del bello color del jade, cabellos oscuros como el carbón y una hermosa piel tan suave como el propio algodón, cuya gran afición por los insectos antrópodos, le hacía diferenciarse del resto, mientras que las ninfas preferían pasar tiempo en los hermosos lugares de la tierra, el solía estar encantado con pasar tiempo en los lugares más recónditos, donde los distintos insectos hacían sus nidos y colmenas, sabía que muchos preferían insectos bonitos como las mariposas, pero el no era de esa manera.

El como le encontró fue una simple casualidad que el destino le encomendó.

En uno de los tantos paseos de la deidad, el hombre de cabellos dorados decidió acercarse a una pequeña población humana cercana al bosque, las estructuras que servían como resguardo para los vulnerables habitantes le parecían fascinantes, sin embargo lo que más le asombró fue la persona que estaba agachada mirando al suelo cercano a una casa, en ese momento no dudó ni un segundo y decidió llamar su atención con algunas palabras, el por que lo hizo era relativamente sencillo, si era alguien que estaba dispuesto a dañar a los humanos, el no lo permitiría, pero más allá de eso, simplemente quería saber, que tanto observaba la criatura.

Las palabras pronto dieron fruto y el ser terrano alzó su cabeza para observar a quien le llamaba, en ese momento, la deidad pudo sentir como el órgano palpitante conocido como corazón comenzaba a acelerar sus latidos y como comenzaba a recibir más sangre justo en sus mejillas, era el ser más bello que en toda su vida había visto, los ojos color esmeralda le atraparon al instante, haciendo que no pudiese despejar la vista de ellos, sin duda alguna, era el ser más hermoso de toda la creación.

-¿Qué es lo que observas?- fueron las palabras que salieron de la boca de la deidad al momento de recobrar sus sentidos.

-Las hormigas-

La respuesta corta y evasiva de el de cabellos obscuros, no hizo otra cosa mas que aumentar la curiosidad del contrario, así que decidió acercarse, no tenía idea de lo que eran aquellos seres que se adueñaban de la atención.

Pronto, el ser celestial comenzó a formular preguntas, con el fin de poder hablar con aquella magnifica criatura y, tras varios cuestionamientos, el de cabellera obscura comenzó a hablarle con más fluidez.

Pronto llegó la hora de irse para la deidad, y debido a que no podía descuidar el mundo en el que se encontraba, con gran pesar en el pecho se despidió de aquella maravillosa criatura, no sin antes decirle que volvería la siguiente "noche" (que fue como las criaturas nombraron al periodo de su ausencia en sus dominios) y le preguntaría más acerca de aquellos increíbles seres que tanto observaba.

Mr. Blue SkyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora