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Los hermanos intentan contener sus risas, escondidos bajo las sábanas.

— ¿En dónde están? — Pregunta su papá con falsa preocupación.

Los ve, claro que los ve.

Unas risitas se escapan de ma chica de logo blanco, antes de que cubra su boca.

La organización se para justo frente a ellos y por un segundo sus respiraciones paran, es entonces, que el mayor busca debajo de la cama.

— Hmm... — Se levanta, rascando su barbilla. — ¿En dónde estarán? — Suspira y se sienta en la orilla de la cama antes de hacerse hacia atrás, recargandose un poco en sus hijos.

Los pequeños vuelven a reír, creyendose invisibles, la chica de ojos azules picando la espalda de su papá, haciendolo chillar.

— ¡¿Q-Qué?! ¿Un fantasma? — Se pregunta el mayor, su actuación peor que la de un actor en la rosa de Guadalupe, pero sus hijos creen que de verdad se ha asustado.

— ¡Somos nosotros papá! — Dicen, saliendo de entre las sábanas y sonriendole.

El mayor corresponde el gesto, cargando a los dos antes de hacerles cosquillas.

Ese día, tiene una pesadilla.

Una en la que sus hijos de verdad creen que una sábana los hace invisibles y, por algún motivo, están en peligro.

En donde no los puede proteger.

Fue la última vez que jugó así con ellos.

Los morros mecos |OnuMex|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora