Amor en V.O

Diez años Mas Tarde

Sabía que aquello era una mala idea . Era cierto que llevaba soltero una eternidad , pero resolverlo de aquel modo... le parecía Ridículo , (no estaba tan desesperado)

No estaba muy seguro de por Qué había accedido a seguir a Lidia hasta el pub y mucho menos por qué se había prestado a que le vistiera a su antojo. Ahora estaba muerto de vergüenza.
Sujeto del brazo a su amiga cuando ya estaba abriendo la puerta del local.

Diego: No prefieres que vayamos tú y yo a tomar algo a otro sitio más tranquilo?

Lidia se volvió hasta el y frunció el ceño

Lidia: ya te estas Rajando?-la miro de arriba abajo con aprobación, satisfecha por su elección del conjunto

Diego: Si

Lidia: Ni en broma hemos venido y nos quedamos pendejo , no me he esmerado tanto en prepararte para nada.

Diego sonrió y esta vez fue el quien miro con aprobación a su amiga

Diego: por  Dios, si casi no me atrevía a salir a la calle con esta Ropa que me has puesto. No sé si irme a casa

Lidia lo miro dubitativa antes de responder:

Lidia: pero si estas que rompes! Para un día que vamos a conseguir que los hombre se fijen en ti...

Diego: en cambio en ti siempre se fijan todos.

Lidia dio una vuelta sobre si misma para mostrarle a su amiga el provocativo conjunto. Ella se había arreglado a conciencia y se había puesto el vestido rojo que solía utilizar cuando quería "salir a matar". Si quería llamar la atención de los neandertales que estaban de fiesta más le valía entrarles por los ojos. Agarró a su amigo del brazo y lo arrastro por la puerta del bar

Diego solo pensaba en trabajo, trabajo y mas trabajo y siempre le ponía como excusa que no tenía ropa sexy para ir de fiesta. Bien, eso ya no era un problema.
Era la noche de los bailes latinos y ese día las chicas entraban gratis al local. Era una forma de atraer a los hombres y conseguir que ellos se gastasen los cuartos pagando una entrada  y luego invitando a copas y chupitos . El reagueton a todo volumen invadía cada Rincón del lugar y era difícil mantener una conversación. Aun así, Diego se sentó en un taburete en la barra y se pidió un gintonic. Que Lidia bailase cuanto quisiera, el ya había hecho bastante con no salir corriendo de alli.