Absolutamente todo mi cuerpo estaba tenso, mi pecho bajaba y subia rápido debido a mi entrecortada respiración. Realmente estaba entre la espada y la pared.
En este caso eran seis espadas, todas apuntándome dispuestas a perforar cada parte de mi cuerpo hasta obtener lo que querían. Aún no me han tocado y ya me estan matando
A pesar del alboroto provocado por sus gritos los latidos desbocados de mi corazón me llegaban hasta los oídos, agujas me pinchan la sien haciendo que el dolor fuera tan insoportable que no podía mantener los ojos abiertos, los tenía tan apretados como los puños, tratando de aguantar de esa forma no explotar. Pero sus palabras eran tan filosas como una espada.
“Estás actuando por impulso”, “¿Por qué haces esto?”, “Vas a lastimar a esa chica”, “Haebin la está pasando mal”, “Eres un inmaduro”
Rabia, impotencia y dolor. Eso es lo que sus palabras provocan en mí, dicen que quieren ayudarme pero lo empeoraban todo ¿acaso no se dan cuenta del daño que me hacen?
Los ojos me ardieron al momento de abrirlos, tuve que parpadear varias veces para evitar soltar las lágrimas, no supe si se debían a la luz o al nudo que tenía en la garganta. Me aferré a la primavera opción, no quería llorar, no lo hice cuando todo se vino abajo tampoco lo haré ahora, menos con mis hyungs enfrente de mi. Me negaba a admitir que lo ocurrido en las últimas semanas me afectaba más de lo que me gustaría.
Namjoon hyung –que estaba a la cabeza del escuadrón de chismosos– notó enseguida mi mirada cristalizada y a pesar de ver borroso me percaté de cómo su expresión cambió de una molesta a arrepentida, el brillo que adquirieron sus orbes me hizo desear ser un chiquillo de quince años nuevo, así podría llorar en sus hombros sin sentirme avergonzado. No iba a dejar que ese sentimiento me dominara, aún tenía la situación bajo control.
Aproveché el silencio provocado por el intercambio de miradas entre el más alto y yo y me escabullí lo más rápido que pude de la sala rumbo a mi habitación. El alivio me duró escasos segundos, ni bien huí el escándalo volvió a desatarse y por la aguda voz de Jimin a mis espaldas adivine que venían detrás de mí ¿Acaso este infierno no pensaba acabar?
—¿A donde crees que vas, eh? — ignoré los llamados de Seokjin y continúe mi camino por las escaleras dispuesto a ignorarlo a él y a todo el mundo.
Una vez llegué a la habitación me metí tan rápido como pude, cerraría la puerta bajo mil llaves y si ellos querían continuar con su griterío podían hacerlo, pondría música a todo volumen para no tener que escucharlos.
Pero no fui tan veloz como quería. Antes de poder cerrar de un fuerte golpe la puerta un brazo me lo impidió, genial, van a hostigarme en mi habitación también. Me giré dándole la espalda a los intrusos, no me apetecía ver a nadie y se los dejaría bien claro ignorándoles lo más que pudiera.
No tenían ningún derecho a hacerme esto, ni siquiera entiendo el motivo por el cual ni bien puse un mísero pie en la casa me acorralaron en la pared a base de gritos y preguntas. Preguntas sobre ella.
Cuando lo nuestro acabó –de la forma más sorpresiva y dolorosa– nadie me indagó sobre ello, todos dedujeron que era inapropiado preguntar qué ocurrió exactamente, gesto que agradecí. Fue –es– una herida profunda que no necesita que nadie le ponga alcohol con la excusa de sanarla.
Pero ahora, de la noche a la mañana, todos quieren saber qué ocurrió, exigen saber. Solo me hacen daño.— ¿Te encuentras bien? — a pesar de lo molesta y demandante que se escuchaba la voz de Nam segundos atrás, se oía tranquilo y podía decir que hasta conciliador.
Veamos. La cabeza me va a explotar en cualquier momento, estoy mareado y el revoltijo en el estómago me indica que podría vomitar el almuerzo de lo nervioso que me puse haya abajo. Eso sin contar el leve sudor en la frente y que tengo la espalda empapada. El nudo en la garganta sigue ahí recordandome que puedo desmoronarme en cualquier momento.
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Fangirl ⚡ Jungkook ✔
FanfictionHaebin era solo una fangirl más, hasta que Jungkook decidió poner sus ojos en ella.