capítulo (9)

763 47 9
                                    

Su esposa tenía un amante. Esa era la única explicación por la que a pesar de que las cosas volverían a ser como antes o incluso mejores, ella siguiera saliendo todas las noches.

Aunque, claro, ya no llegaba tan tarde y su ropa no resultaba tan provocativa como antes. Y su relación ciertamente había mejorado. Ahora Remington llegaba temprano a casa, almorzaban juntos todos los días, paseaban y charlaban, casi como antes. Todo había mejorado, pero ____ seguía saliendo todas las noches. Estaban juntos en la cama viendo la televisión, cuando ella le dijo que tenía que salir.

- ¿Salir? Pero ¿Por qué? Está haciendo frío y la película esta buena. Todos los días sales, ¿porque simplemente no llamas a tus amigos hoy y les dices que no vas? – Remington quería darle su espacio, no quería presionarla, si ella realmente tenía un amante, probablemente lo botaría, si él se pusiera a acosarla ahora.

- Lo siento, no puedo  – Por su cara podía decir que realmente lo sentía. Pero le resultaba increíblemente molesto vivir con aquella duda.

- Entonces, ¿porque no me llevas? – La siguió, mientras ella se terminaba de maquillar. – Puedo acompañarte, estaríamos juntos, no faltarías a tu compromiso y podríamos venirnos temprano. – Su esposa le hizo un gesto al espejo y luego tomando su bolso se acercó a él.

- Realmente quisiera que fuera posible, pero hoy no se puede. Se me está haciendo tarde. – Se acercó y beso sus labios. Tenía una expresión, casi de dolor en su cara. – Te prometo que apenas me desocupe, vuelvo. – Salió de la habitación dejándolo allí, pensando que podría hacer.

Después de dudar unos segundos, tomo su chaqueta, la cartera y sus llaves y salió por la puerta, dispuesto a seguirla. Tenía que saber, de una vez por todas, que era lo que hacía su esposa todas las noches y lo más importante, con quien.

Acababa de entrar en el taxi, cuando su teléfono sonó. Al ver el número en la pantalla, dudo si debía contestar. Hacía semanas que no hablaba con Monique, pero ella tampoco había vuelto a llamarlo, quizá fuese una emergencia.

-¿Hola?... claro, ya voy para allá. – Quizá fuese una mala idea, pero no perdía nada con intentar. Le dio al taxista la dirección del apartamento de ella y respiro profundamente.

(-----------)

Los tacones la estaban matando, ni siquiera cuando estaba en la universidad le gustaba usarlos demasiado. Estaba totalmente agotada y ahora lo único que quería era ir a casa, con su esposo. Las últimas semanas habían sido total y completamente, perfectas. Remington era de nuevo, aquel esposo dulce y encantador, que siempre estaba preocupado por ella y con el cual podía compartir todo, sin importar que fuera.

No había habido llegadas tarde, excusas para evitar almuerzos o cenas. Nada de llamadas, ni actitud sospechosa. Parecía que el episodio de la rubia, había quedado totalmente en el pasado. En algunos momentos, sobre todo cuando estaba sola, ____ recordaba aquellos días y sentía la rabia fluir en su interior, pero con el pasar del tiempo, la rabia y el rencor fueron desvaneciéndose, hasta desparecer totalmente.

Lo único en lo que podía pensara ahora era en Remi, su amado Remington. El que la abrazaba y besaba dulcemente en las noches, él mismo que también la despertaba de forma apasionada y ardiente en las mañanas, el mismo, que sin importar que ella no hubiese vuelto a pronunciar  frases de amor hacia él, le decía una y otra vez que la amaba, no solo con palabras, también con su cuerpo, con pequeños detalles, como dejarle notitas en el tocador o la cocina, o con las rosas, que iba a robar cada mañana, al jardín de las vecinas.

El mismo, que la había hecho la mujer más feliz de la tierra durante cinco años y ahora volvió a hacerlo de nuevo. Contaba los minutos para verlo de nuevo. Había pensado organizar una cena romántica y darle la noticia, pero estaba tan emocionada, que no podía esperar. Se lo diría esta noche. Le diría que sabía de Monique y su aventura, le diría que eso ya no le importaba, que lo perdonaba y volvería a decirle, te amo. Luego le daría la noticia del bebe. Cuando el doctor se lo había dicho en la mañana, casi que no lo podía creer. Un bebe.

Estaba montándose en el coche, cuando le llego la llamada de Abby. No le había dicho nada de la reconciliación con Remington, ni de lo que había pasado. Le hizo creer que ella seguía con el plan de venganza, porque creía que su amiga no la apoyaría, pero con el bebe en camino, las cosas eran diferentes. Además, Abby era su mejor amiga desde el colegio, por su felicidad haría lo que fuera.

Llego al edificio de su amiga y se detuvo en el estacionamiento, habían quedado de encontrarse en la cafetería de la esquina. ____ tomo sus cosas, pero antes de salir del carro, se fijó en una rubia que salía en pijama, de espaldas a la puerta del edificio, se quedó mirándola porque le parecía familiar. Sus ojos se ampliaron y luego se llenaron de lágrimas al reconocer al hombre que salía detrás de la rubia. Era su marido. Se quedó observando mientras él se despedía de ella con un beso en la mejilla y luego paraba un taxi para irse.

(---------------)

- Es que… no puedo creerlo. – Estaban sentadas en un bar. Luego de que Abby llegara, habían conducido por una hora, hasta frenar allí. ____ sentía su corazón destrozado. No podía creer que después de cómo habían  sido las últimas semanas,    Remington siguiera con su amante.

- Realmente lo siento, ____. Si hubiese sabido que esa Zorra vivía en el mismo edificio que yo, jamás te hubiera dicho que fueras. Después de todo, el mundo es un pañuelo, mira que la amante de tu marido vivir en el mismo edificio que yo. -  Abby la abrazo, pero eso no era suficiente consuelo para su corazón roto. – Igual era de esperarse que siguieran juntos, parece que después de todo, tu venganza no funciono. Creo que lo mejor ahora, es que le pidas el divorcio y lo dejes. Si quieres, ahora mismo vamos a tu casa y te ayudo a empacar. Puedes quedarte en un hotel. O nos vamos de vacaciones, a alguna parte, donde tú quieras. –
¿Irse lejos? ¿Dejar a su marido? ¿Justo ahora, que estaba embarazada? No. No, no podía hacerlo. No sabía porque estaba Remington con aquella mujer, pero lo averiguaría. Haría lo que debió haber hecho desde un principio. Enfrentarse a él, con la verdad.

-No, Abby. No me voy  a ir a ninguna parte. Voy a hablar con Remington. – La cara de su amiga, le decía que creía que se había vuelto loca de remate. Eso no tenía importancia. – Le diré que sé que él tiene una… aventura. Y luego, le pediré que me lo explique. Debí Habértelo contado antes, pero Remington y yo hemos estado mejor que nunca luego de que el llegara borracho a casa hace un mes. Las cosas han sido mejor, que cuando éramos recién casados. Yo… sigo amando a mi marido. Y no puedo creer que él me siga siendo infiel. Así que, voy a ir hablar con Remington y pedirle una explicación. Tal vez todo sea un malentendido y haya ido a terminar con ella. – Le rezaba a Dios porque así fuera. – Voy a hacer lo que debí haber hecho desde un principio. Darle la oportunidad de defenderse a mi marido. – Se agacho a besar la mejilla de su amiga y salió.

El aire frío de la noche la ayudo a despejar su mente. Mientras conducía camino a casa, pensó en todas las formas que podía encontrar de hablar con Remington, en todo lo que le diría. Aparcó el coche en el camino de entrada y se bajó, no tenía tiempo de parquear dentro del garaje, tenía que hablar con su marido, ahora. Las luces de la casa estaban apagadas y todo en la calle estaba bastante silencioso. No importaba, despertaría  a Remington y hablarían. Estaba buscando las llaves en su bolso cuando sintió un golpe en la parte trasera de la cabeza. Trato de agarrarse del pomo de la puerta, pero el mundo comenzó a dar vueltas y se desvaneció. Antes de perder el conocimiento pudo ver la figura borrosa, de una mujer que se agacho junto  a ella.

-Lo siento, pero no puedo permitir que vuelvas con él. – La oscuridad la absorbió por completo y lo último en lo que pudo pensar, fue en Remington.

[•MARIDO INFIEL•] ∆Remington leithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora