«Los cuentos de fantasía no serían tales si no hubiese en ellos algo que jamás podrás explicar por los medios convencionales. Eso hace que una historia real como la que yo viví, sea catalogada como una de fantasía».
I. De cómo nos conocimos...
La mayoría de las historias de fantasía comienzan con un «Había una vez» o «Érase una vez», sin embargo, esta no comenzará así, puesto que es mi historia, y seré yo mismo quien les cuente cómo sucedió todo, aún cuando nadie me crea o me tilden de loco.
Mi nombre es Darien y hace precisamente seis meses estaba en un momento de mi vida en que podía decir que tenía todo lo necesario para ser feliz, sin embargo, de un segundo a otro y sin previo aviso, lo perdí todo, sí, literalmente todo.
Con veinticinco años cumplí mis primeras dos metas en la vida, graduarme con honores de la carrera de Medicina en la mejor universidad de Tokio y casarme con la hermosa mujer que había sido mi novia por cinco años, Serena Tsukino. Ella era el centro de mi existencia, fue por Serena que me esforcé más allá de mis propias capacidades para lograr titularme en el menor tiempo posible, a pesar de la dificultad de mi carrera. Tuvimos una boda de ensueño, una luna de miel paradisíaca y compramos una hermosa casa cerca del hospital en el que trabajábamos ambos, ya que ella era enfermera en el sector de laboratorio. Éramos tan felices y nuestra alegría se incrementó el día que supimos que estaba embarazada, lloramos juntos cuando el test marcó positivo y supimos que traeríamos una nueva vida al mundo.
¿Qué más podía pedir? Nada. Tenía a mi lado a la mujer más maravillosa del mundo y pronto tendríamos a un hermoso bebé en nuestros brazos. Cuando Chibiusa nació, se robó nuestros corazones de inmediato, pero no sólo eso, sino también nuestro tiempo y sueño. Fue muy difícil lidiar con esa nueva etapa... aunque ambos teníamos conocimientos de medicina, nadie te enseña a ser padres. Pero con dedicación y esfuerzo logramos salir adelante.
Justo cuando todo regresaba a la normalidad en nuestras vidas, sucedió lo impensable y todo mi mundo se derrumbó de la manera más trágica.
Ahora estoy en el borde del precipicio, escuchando el rugir de las olas del mar golpear con fuerza la durísima roca que forma este acantilado al fin del mundo. Atrás de mi, fulgura constante el último faro del continente que advierte a los pocos barcos que se aventuran en estas turbulentas aguas. La persistente brisa que circula desciende cada vez más su temperatura, empezando a congelar la piel de mi rostro, además de humedecer mis ropas con el rocío que levanta del océano. Sin embargo, quiero estar aquí a pesar de todo.
Sentado en la silla que me permite moverme con la poca libertad con la que cuento, me he aprendido de memoria cada centímetro de este camino en este mes que llevo viviendo aquí, ya que no solo estoy impedido del movimiento de mis piernas, sino que mi vista es casi nula, casi, pues aún puedo vislumbrar la intensa luz del sol escondiéndose tras el horizonte. Distingo unos hermosos tonos púrpura, violáceo, anaranjado, rojizo casi en medio de las tinieblas de mis iris, haciéndome sonreír vagamente, porque en cuanto recuerdo el porqué estoy en este lugar y en estas condiciones, mi pequeña y breve felicidad se desvanece de inmediato.
—No tengo derecho —me reprocho a mi mismo con dolor.
Hay veces que quiero olvidar, pero, ¿cómo se olvida lo que más has amado? ¿Cómo puede uno arrancar los más profundos sentimientos que se han arraigado en el corazón sin tener que sacárselo del pecho?
—Serena —susurro su nombre con anhelo, pero sólo el vacío se lleva el sonido de aquel hermoso nombre, sin recibir ninguna respuesta.
Vivir estos seis meses ha sido la prueba más difícil que he tenido que afrontar. No es fácil abrir los ojos un día y que te digan que acabas de despertar de un coma después de un trágico accidente, en donde perdiste a quienes más amabas. No puedo mentir respecto a como me sentí, quise morir, y varias veces intenté quitarme la vida, ya que me sentía vacío sin mi complemento, sin mi compañera, sin mi amada. Las circunstancias, el destino o el azar me habían arrebatado todo, incluso aquella pequeña vida que habíamos traído al mundo juntos, como evidencia de nuestro gran y verdadero amor. ¿De dónde se sacan fuerzas para no arrojarte al vacío, dispuesto a terminar con aquel sufrimiento? No lo sé, aún no tengo la respuesta, pues desde el día que escogí venir aquí, solo vivo el día a día sin mayores espectativas, sin ningún motivo que me impulse a hacer nada más que cumplir con mi rutina aprendida de memoria.
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LOS CENTINELAS DE AGATHBÃ
Fanfic«Si la fantasía fuera parte de nuestra vida diaria, no sería fantasía, ¿verdad? Sin embargo, cuando tenemos el privilegio de vivirla, ¿somos capaces de apreciarla?» Lejos del mundo, Darien vive el día a día en soledad. Un accidente le arrebató lo má...