V: Oportunidad

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Fue tan bella la risita que soltaste cuando me viste llegar al colegio con florecitas en la cabeza, pequeñas margaritas que se enredaron con pelo mi castaño y con mis cuernos formando pequeñas enredaderas, de verdad estaba feliz aquel día, tenía la oportunidad que me habías ofrecido con solo hablarme, y no quise desaprovecharla, eras mi luz, la luz que me ayudo a sobre llevar los días pesado que estaba viviendo, el día a día que se hacía cansado de una rutina que no disfrutaba, el vacío que había dejado Diego al no verlo todos los días, en aquellos días en que arrastraba los pies al caminar y tenía la mirada perdida llegaste tú, y me aferré de ti como si fueras la luz que podría animarme, el solo hecho de verte me dio algo que hacer, quizás no tan profundo como los chicos de mi alrededor que estudiaban para ir a buenas universidades, pero la sola contemplación del espectáculo con patas que eras ya ayudaba a que mis días se hicieran más ligeros, mi único lamento era que Diego se perdiera de poder convivir contigo, seguro se habrían llevado bien.

Con una emoción casi infantil me acerqué hacía donde estabas sentada, siempre estabas en los banquitos del fondo, que quedaban bajando las escaleras, recuerdo que me senté a tu lado mientras tu leías, sin decir nada, como Pedro por su casa, creo por tomarme este tipo de libertades es que la gente se incomoda conmigo.

Te saludé intentando imitar naturalidad, pero era más que obvio que mi ser era un manojo de nervios, Arabella ha sido de esa poca gente que me ha producido tales nervios al tratar con su persona.

-¿No te molesta que me siente contigo?- le pregunté después de darle los buenos días, a pesar de mi brusquedad sentía que necesitaba tu permiso para hablarte- ¿No te incomoda que hable aquí contigo?.

-No- respondió tranquila, ella levanto la visto y clavó sus ojos en mí por unos segundos, observando mi cara, antes de soltar una risita y pasar la mano por mi pelo cubierto de pequeñas flores de alegres colores, enredaste tu mano entre mis mechones y pasaste los dedos entre las enredaderas de mis cuernos- Eres tan graciosa- te burlaste- ¿Cómo hiciste esto?- preguntaste con fascinación, con una curiosidad que rozaba lo infantil, creía que yo era la única que se comportaba así, y verte actuar de esa manera me causo cierta gracia. La diosa mostraba su forma juguetona y su risa que volvía cálido el aire frío que habían dejado las lluvias.

-Las curiosidades de un cambia formas- le respondí con una pequeña sonrisa, sentí como mis mejillas ardían ante la mirada de tus penetrante ojos- Normalmente cambió según mis ánimos, o eso es lo que he deducido con los años- le expliqué mientras soltaba mi pelo- También he notado que puedo imitar cosas que me gusten de los demás.

Pasaste tu mano por las puntas de mi cabello y dijiste en un tono burlón, ¿Qué tanto te gustaba jugar conmigo?.

-Así que te gustaron las flores ¿algo te puso feliz?- solo me límite a asentirte a contestarte con una pequeña sonrisa, porque tú eras la causa de esa felicidad- ¿Por qué viniste acá?, no me malinterpretes, no me molesta tu presencia, pero normalmente estas en una esquina dibujando y escuchando música, ¿qué te ha hecho venir acá?.

-Por ti- fue un golpe de honestidad, como si te estrellará con una roca en la cabeza a la cual le escribí amor con letra brusca, porque todo lo mío era brusco, a diferencia de tus gestos llenos de cuidado y delicadeza, y aun así lo aceptaste todo, porque lo que más apreciabas era la honestidad.

Intente romper el silencio entre nosotras sacando a relucir el tema de tu charla el día anterior en mi salón, aquel día estabas un poco distante ya que no estabas acostumbrada a tratar así con la gente, nadie se había tomado la molestia de sentarse a conversar contigo sin ninguna razón válida, mi único impulso era el hecho de estar contigo, algo tan mundano y abstracto fuera de cualquier razón lógica, de seguro te sentiste algo incomoda que alguien te pegara de la nada con una familiaridad con la que nadie te había tratado antes, porque normalmente mi persona se salta las norma "básicas" de educación y trata a todos como amigos, ¿Qué tan aislada estuviste de todos mi querida diosa?.

Relatos de un demonio sin nombreWhere stories live. Discover now