Capítulo 1

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Era una noche lluviosa, los truenos golpeaban con gran fuerza, precedidos por ese destello siniestro de los relámpagos, escena que no le debía nada a cualquier película de terror, pero yo no tenía miedo, al contrario, esa tormenta que se habia desatado allí afuera me calmaba.
Amaba ver como cada cosa en la naturaleza tenía una razón de ser, con cada viento, tornado o huracán la madre natura nos daba a entender que ella era quien tenía el poder, que no existía sobre la faz de la tierra algo o alguien más poderoso. Y en esa ventana estaba yo, admirada con cada detalle, yo, una pequeña parte de este universo, desconocida, frágil pero deseosa de experimentar un poder descomunal como el que emanaba aquella tormenta de vientos, truenos y relámpagos, sé que mis pensamientos llegaban a ser absurdos en ocasiones, pero es lo que sentía.
Nunca había hablado de esto con nadie, y de hecho, no hablaba casi con las niñas del orfanato en el que me crié, quizá estaba tan ensimismada en mi mundo, o tal vez solo era vergüenza, no era una chica antisocial ni pesimista, al contrario, siempre llevaba una sonrisa en el rostro, pero mis conversaciones con los demás se limitaba a cosas triviales del día a día, saludaba, hacia los quehaceres, ya que todas teníamos una rutina y tareas asignadas, y así transcurrieron casi 18 años de mi vida.
Nunca conocí a mis padres, nunca supe si seguían vivos, si me quisieron siquiera, solo sabía que la antigua directora del orfanato me había encontrado en la puerta, casi muerta de frío y hambre, me recogió y fui criada como las demás niñas de aquí. Todas compartíamos historias similares, pero yo nunca dejé que eso me limitara, tenía esperanzas, en algún momento tendria que salir a vivir afuera, a valerme por mi misma, estudiaría, trabajaría tendría una casa y una familia, es muy cliché tener estos planes quizá, pero lo deseaba. Tal vez ese era el poder descomunal que yo quería, el tomar mis propias decisiones a pesar de no conocer ni siquiera mis orígenes. Faltaba tan poco para cumplir 18 años, ya sería legalmente adulta, libre de tomar mi rumbo, y ansiaba que ese día llegara.
Estos pensamientos invadían mi mente cada noche, como hoy nuevamente... Y me deje llevar por el sueño, sabiendo que un gran futuro me esperaba allá afuera.

Mis días eran quizá monótonos, esa mañana me había levantado con buen humor, no había al parecer rastros de aquella tormenta de anoche, salvo por las hojas de árboles esparcidas por el patio central del orfanato, y en pocos minutos estas estarían acumuladas en un rincón para luego ser llevadas por el camión de la basura.
Toda la mañana seguí mi rutina de quehaceres, conversando de tanto en tanto con las niñas, eran menores, yo era de las pocas o quizá ahora la única con mayor edad aquí. Por la tarde teníamos clases, era como estar en un colegio de internas, pero para nosotras este era nuestro hogar, en mi caso el único que conocí. Ser la mayor me daba algunas ventajas o conseciones, podía salir, buscar trabajo para tener de que sustentarme cuando deba salir, no había ahondando mucho en el tema, no se si el estado o el orfanato te colocaba en algún lugar una vez salida del sistema, pero yo no esperaría nada que viniera de arriba, yo tendría que estar preparada para poder vivir como una mujer independiente, albergaba muchas ilusiones y tenía varias metas por cumplir.




Nota:
Hola a quienes estén por aquí, soy nueva en esto, siempre fui lectora y esta es una historia que hace bastante la tenía en la mente, solo que nunca me anime a publicarla. No saben cuantos saltos da mi corazón con cada vista que va aumentando, si consideran que esta historia merezca alguna sugerencia, por favor, estaría encantada de recibirla, desde ya mil gracias a quienes se animaron a empezar a leerla y se aventuran conmigo en esto. ¡Besos!

Más allá de la eternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora