Capítulo 1: Noche en vela

33 2 0
                                    


Llevo noches sin dormir, me despierto a cada rato preso de la paranoia y de mis demonios internos.

Esta vez me he despertado con un ataque de tos que luego desembocó en otro de estornudos, soy de esa clase de gente que cuando empieza a estornudar no para. Me quedo sentado al borde de la cama con un pañuelo sucio en la mano, mirando al suelo y al infinito a la vez y me pregunto cuándo terminará todo esto. Voy al baño, me lavo la cara y me miro al espejo:

- Parece que hayas ido de fiesta y le hayas dado a todo... ¿Qué clase de persona eres que te hablas mientras te miras al espejo?

- Supongo que soy una persona como cualquier otra, la diferencia es que me muestro tal como soy. Y tú que estás todo el rato ahí esperando a que te venga a ver, ¿No tienes vida o qué?

- Tío no te pases, que yo vivo encerrado, además, deberías ser más considerado conmigo joder. Por cierto, no tendrás por ahí un pañuelo, papel del culo o algo, ¿no?

- ¡Uy! Lo siento tío, justo acabo de pillar el papel que quedaba para sonarme yo, porque lo necesitaba. Esta nariz cada vez está peor.

- Ni que lo digas, bueno no pasa nada, ya se me ha pasado. Mañana te toca levantarte temprano para ir a la oficina de empleo, vete a dormir y deja de perder el tiempo en el baño tienes que estar a tope mañana, seguro que tienes suerte.

- Mierda... tienes razón se me había olvidado poner la alarma, buenas noches anda, descansa. Ya te daré los buenos días.

Hoy me siento contento, lo bueno de despertarse mil veces es que me adelanto al despertador. Hay veces que me da por mirar el lado positivo dentro de lo malo, la luz al final del túnel, aunque no me haya muerto aún. En días como hoy me da por vivir y por sonreír.

Me levanté con el pie izquierdo, pero no soy supersticioso. Me duché, me puse una crema hidratante jodidamente cara, me vestí, le di al pelo con el secador, me eché colonia y cogí los documentos y las llaves de casa para ir a la oficina de empleo. Les voy a ser sincero, se me escapó el autobús y vine caminando a desgana con el sol abrasador y la calima. La gente dice que vivo en el paraíso y no les falta razón, pero a veces Gran Canaria se hace insoportable, sobre todo en verano.

- Buenos días, por favor siéntese y saque el documento de identificación.

- Sí, buenos días, aquí tiene el documento. – Le entrego el DNI y lo pone en el borde de su teclado.

- Te llamas Dante Hernández, del 5 de septiembre del 1993 y vives en la calle la orquídea en Visvique, ¿no?

- Exactamente.

- ¿Vienes para darte de alta como demandante de empleo?

- No, la verdad es que venía porque hace poco vivía en Madrid y... - La mujer no me dejó terminar.

- Entonces vienes a hacer un traslado de la demanda de empleo y de la prestación por desempleo. ¿Verdad?

- A eso mismo venía – Me río, un poco nervioso por la anticipación de ella.

- Déjame solamente un momentito y te lo resuelvo todo...

Pasaron unos cinco minutos en los que aproveché para mirar a las demás empleadas del estado hablando, trabajando y comentar algo sobre un ascenso de categoría.

- Ya está todo hecho Dante, cobrará la prestación por desempleo hasta agosto. Aquí tiene puesto que quiere trabajar de atención al cliente, como comercial o incluso de actor, ¿quiere dejarlo tal cual está o prefiere hacer alguna modificación?

Me sonrojo porque no estoy acostumbrado a que vinculen la palabra actor a mi persona. – Sí por favor, déjelo tal cual está, no he hecho nada más para poder cambiar mis preferencias en la búsqueda de empleo.

- Muy bien, pues ya hemos acabado, espero que tenga un buen día.

- Muchas gracias a usted, espero que también tenga un buen día, y un buen fin de semana – Le digo mientras intento no caerme mientras me levanto de la silla, pongo la cartera en la mochila y miro la mesa repasando para no dejarme nada y me voy.

De camino a casa, mientras reviso el móvil para contestar 'whatsapps' y demás me doy cuenta de que mi amigo Diego me ha hablado porque habíamos quedado para ir a entrenar cuando yo saliese de hacer las gestiones pertinentes. Respiro hondo mientras me cago en todo y lo llamo.

- ¡Heyy Diegaso! ¿Cómo estamos?

- ¿Qué pasó señor Hernández, no se habrá olvidado usted del entrenamiento? – Dice con voz muy seria hasta que se echa a reír.

- Tío si te digo la verdad es que sí me había olvidado, vine a hacer el traslado de demanda de empleo y no cogí las cosas para entrenar lo siento...

- No pasa nada Dante, no hagas drama, dime donde estás y te paso a recoger donde estés, vamos a tu casa coges las cosas y salimos echando leches para sudar luego la gota gorda, ¿Sí o sí?

Suelto una risotada – La verdad es que me lo dejas muy complicado Diego, no me queda más remedio que decirte que sí, te paso ya la ubicación y te espero. ¡Muchas gracias!

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 03, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Azul MarinoWhere stories live. Discover now