Capítulo Único

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Como cada jueves por la tarde estaba ahí la carta de sobre color menta pastel deslizada bajo su puerta. Era la misma rutina semanal de hace más de tres años, la carta sin remitente, con un peculiar aroma a flores y una caligrafía preciosa con la que le escribían dos planas completas de párrafos de dulces palabras, versos llenos de poesía o, como en muchas ocasiones, un poco de ambas. Tomó la carta con sus suaves manos y la estrujó contra su pecho anhelando tal vez así resguardar el calor que emitían aquellas palabras llenas de amor. Miró hacia todos lados, lo que era inútil pues, su marido ya se había ido al trabajo en la mañana.

Se había casado hace unos cuatro años, y era feliz con el hombre que al que le había dado el sí, sin embargo, el hecho de que no fuera tierno con él o que su mal humor fuera constante cuando volvía del trabajo; hacía que se quejara con sus amigos de que no era lo mismo que cuando eran simples amigos y luego novios. MinSeok se preguntaba constantemente si el haber contraído matrimonio con  LuHan había sido la causa de que él cambiara a tal punto que el chino lo tratara tan indiferente. Incluso, más de una vez sospechó que quizás LuHan le era infiel con alguien más, pero siempre llegaba JongDae a decirle que estaba paranoico, que LuHan lo adoraba más de lo que él se imaginaba. Con esas palabras logró tranquilizarse durante el primer año de matrimonio, no obstante, tenía sus dudas, no fue hasta que recibió la primera carta que su mente se preocupó por otra cosa.

MinSeok se dirigió al cuarto que compartía con su esposo, sacó el pequeño cofre bajo su mesita de noche y lo abrió sacando de él un manojo de cartas anudadas con un listón rojo. Suele releerlas casi todos los días, hay algunas que ya se sabe los versos de memoria y suele recitarlos de vez en cuando. Sin duda esas cartas le habían devuelto la alegría que cree extinguida cuando está con su esposo y éste es frío como un témpano de hielo.

El timbre sonó y guardo las ciento setenta y tres cartas de su amor secreto en el cofre para dejarlo en su lugar. Caminó hasta la puerta y al abrirla se topó con la encantadora sonrisa de JongDae. MinSeok lo dejó pasar y este se acomodó rápidamente en uno de los sofás.

—Supongo que por tu sonrisa y porque hoy es jueves, recibiste la carta de tu admirador secreto —habló sacando del silencio a su amigo.

—¡Shh! No lo digas tan fuerte que alguien puede escucharte, ya sabes cómo son los vecinos —regañó a su amigo.

—No me lo negaste —le sonrió.

—No puedo negar lo inevitable —suspiró sentándose al lado de JongDae —realmente siento que me estoy enamorando de él.

—Cualquiera se enamora con esa clase de sentimientos que esa persona te expresa tan dulce y amoroso en las cartas —que ganas de que SeHun me escribiera así.

—Me encantaría de que fuese LuHan quien me escriba estas cartas, pero no es así —abrazó sus piernas.

—Sabes que LuHan desde siempre no fue bueno con esta clase de cosas, pero él te ama ya te lo he dicho un millón de veces —comenzó a acariciarle el cabello.

—Lo sé, pero no puedo evitar pensar que tal vez está conmigo por costumbre; por comodidad más que por amor —sus ojos se aguaron y con una fuerte punzada en el pecho.

—¡Ya, MinSeok! Mejor será que pensemos en otra cosa —se puso de pie —te prepararé un poco de té.

—Gracias —musitó suavemente.

—De nada querido —se dirigió a la cocina.

Mientras preparaba el té pudo escuchar como MinSeok se levantaba del sofá y caminaba seguramente a su habitación. El celular de JongDae vibró, era un mensaje de texto en el cual preguntaba si estaba con MinSeok y si se veía feliz como cada jueves. El chico rodó los ojos antes de contestarle.

El ramito de violetas [LuMin | XiuHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora