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4-Explicaciones

México entra en casa de España cuando uno de los empleados se digna en abrirle la puerta y lo sigue hacia dónde estaba; tenía días sin verlo o hablar con él cuando regularmente siempre estaba fastidiándolo así sea para preguntar una pequeña tontería como el clima por lo que su súbita desaparición lo preocupó. Al llegar al salón dónde estaba suspira por verlo sentado en un mueble mirando por una gran ventanal con un aspecto decaído y triste.

—Viejo —llama sentándose frente a él esperando a que lo miré para sonreírle—, creí te habías muerto o que andabas de parranda, pero estás aquí todo achicopalado. ¿Qué chingados te pasa?

Como siempre, México tan directo y sin delicadeza, pero su comentario parece traer un poco de alegría a España pues este se endereza un poco sonriéndole. Con un largo suspiro entrelaza sus dedos mirándolo, decidiendo que ese es el mejor momento para contarle de sus mediocres planes.

—Es qué todos mis planes han sido un total fracaso y solo han servido para avergonzarme frente a ustedes.

—Para tu tren man, ¿de qué chingados planes estás hablando? —lo mira francamente confundido, ¿en verdad pretendía que entendiera lo que está diciendo sin un poco de contexto?

—He estado tratando que vos y Rusia sean novios —dice finalmente mirándolo con una mirada triste y los labios apretados.

A México le toma un minuto entender lo que quiere decir España con eso y, tal como lo esperaba, deja escapar una fuerte carcajada que le hace inclinarse al frente y sostener su vientre. España lo mira reírse de él apretando fuerte sus labios frustrado porque hasta su propio hijo piense que lo que hace es ridículo. No debió decirle nada, debió fingir que nada había pasado, pedirle una disculpa a Rusia y rogar que este no le pusiera una orden de alejamiento por su extraño comportamiento.

—¿Terminaste de burlarte de mí? —pregunta cuando su hijo agita su mano contra su cara tomando largas y cortas respiraciones.

—Virgencita —México ríe sacando su celular para marcarle a alguien.

—¿A quién llamas? —España frunce el ceño enderezándose en toda su altura.

—Al Tripalosky, tengo que ver su cara cuando le cuente esto —dice y cuando parecen descolgar al otro lado de la línea habla en un fluido ruso, para sorpresa de su padre, diciendo algo entre risas que no logra entender.

México se niega a hablar con él hasta que llegue Rusia y mientras tanto encargan algo de comer; el tricolor se sienta a su lado forzándolo a probar bocado asegurando que se va a enojar mucho y lo desconocerá como su padre si se comportaba como un ''chamaco caprichoso'' por no querer comer. Resignado come junto a su hijo en silencio, haciendo una mueca cada vez que este le echa salsa picante a cada bocado.

Finalmente, un par de horas después, Rusia entra en el salón y es invitado a sentarse por el tricolor. Con una sonrisa torcida, aguantando la risa, México le explica a Rusia lo que España había tratado de hacer para luego girarse a él con una sonrisa maliciosa.

—La verdad viejo es que ya somos novios —dice mordiendo sus labios aguantando la risa por la reacción que tendrá.

—¿Qué? —España parpadea creyendo haber oído mal, ¿su hijo le acaba de decir que él y Rusia ya eran novios?

—Así es —asiente Rusia—, somos pareja desde hace casi 2 años.

España permanece unos minutos en silencio mirándolo del uno al otro. Entonces su cerebro parece detenerse y reiniciarse cuando recuerda de golpe algunas cosas; en cierta forma era demasiado obvio, siempre estaban juntos en los almuerzos de la ONU, había visto fotografías de todo el país de Rusia regadas en la cómoda de su hijo más de una vez cuando ha ido a visitarlo. Incluso la misma actitud de Rusia hacia Nueva España con sus intentos de juntarlos parecían golpearlo ahora como una bofetada, no se había enojado con Nueva España cuando le echaron encima la paella con picante, había tratado con más delicadeza de la que esperaba de él a su hijo cuando lo encontraron retorciéndose de dolor por la intoxicación alimenticia e incluso había permitido que sus otros hijos montaran una fiesta en su hogar permitiéndose beber hasta olvidarse de si mismo en un ambiente que, se supone, debía ser poco familiar para él.

—¿QUÉ? ¿CÓMO? ¿CUÁNDO? ¿POR QUÉ? —pregunta finalmente reaccionando y se pone de pie mirándolos acusatoriamente.

—Bueno cabrón, no te lo había contado porque chingas mucho y eres bien encajoso conmigo —México rueda los ojos.

España lo mira ofendido, pero luego sus palabras se hunden en su interior y su cerebro hacía sinapsis. Si hace casi dos años ellos estaban juntos significaba que... ¡Su bebé tenía novio! ¡Y no se lo había dicho! ¿acaso Nueva España era un adolescente rebelde o qué demonios?

Se gira hacia su hijo empezando a gritarle de lo desconsiderado que fue por no decirle que tenia novio, que si no confiaba en él y que para el colmo lo había hecho pasar tremenda vergüenza con sus planes. México simplemente lo deja hablar comiendo lo que los trabajadores le habían llevado dejando que España se desahogue; cuando finalmente parece haberse calmado se sonroja de pies a cabeza por su explosión y se gira hacia Rusia que lo mira serio, pero con un deje de diversión en el fondo de sus ojos.

—Lo siento tanto Rusia —dice juntando sus manos frente a él—, Dios, ¿cómo es que sigues junto a mi hijo luego de toda la vergüenza que les hice pasar?

—He vivido buenos y malos momentos junto a México en estos años —Rusia se endereza mirándolo con seriedad—, los buenos momentos son fáciles de apreciar, pero es en los malos cuando realmente sabes que amas a tu pareja —lo último agrega mirando a México regalándole una pequeña sonrisa que el tricolor regresa más ampliamente.

—Esperaba que tu padre se enterara de nuestra relación para poder pedirle su bendición —Rusia se pone en pie acercándose a México y se arrodilla frente a él.

Tanto España como su hijo miran a Rusia con la boca abierta observando cada uno de sus movimientos con detenimiento. Con mucho cuidado de su chaqueta saca una pequeña cajita de madera y luego la abre dejando ver un hermoso anillo de oro, liso y sencillo, pero indudablemente hermoso.

Мексика —dice tomando la mano de su pareja—, не могли бы вы сделать мне честь выйти за меня замуж?

Los ojos de México se llenan de lágrimas que trata de alejar parpadeando con rapidez mientras asiente frenéticamente lanzándose a los brazos del ruso casi haciendo que la caja se caiga.

—Awebo que sí —dice alejándose y tomando el rostro del ruso dejando un montón de besos en su cara.

España los mira con los ojos aguados sonriendo feliz de ver a su hijo tan contento. Bueno, al parecer no había triunfado en hacerlos enamorarse pues ya lo estaban; ahora su misión es hacer la mejor boda que su hijo se merecía.

Esta vez espera no fallar tan miserablemente como lo hizo siendo cupido.

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Trad:

Ruso:

Мексика, не могли бы вы сделать мне честь выйти за меня замуж? -México, ¿me harías el honor de casarte conmigo?

CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora