Capítulo IV

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Cuando entré a casa me recibió un gatito, era un cachorro de unos cuatro meses, al principio pensé que me había equivocado de casa pero no, era la casa de Louis aparte estaba mi saxo al fondo del salón, lo llamé y me dijo que lo había rescatado de la calle, tenía hambre y frío, lo llevó al veterinario para ver si tenía algo chip pero no tenía, será de alguna camada de gatos pensé.

Entré en casa y me senté en el sofá y me di cuenta de que me estaba mirando por lo que yo también lo empecé a mirarle, era precioso, tenía parte de la cabeza amarilla anaranjada y el resto de el cuerpo blanco con el pelaje muy suave y claro el hocico rosa, la verdad me sorprendió que no tuviera miedo ya que había estado ahí fuera con todo ese frío, pero estaba tranquilo, pensé en ponerle un nombre ya que no tenía collar y Louis me dijo que nos lo íbamos a quedar a si que pensé un nombre, es macho y le puse Armstrong ya que Louis Armstrong es uno de mis favoritos artistas de la música Jazz y también por que así comparte nombre con Louis ya que también es suyo, no se, me pareció bonito vi que no le quedaba mucha comida de la que había comprado Louis, así que bajé a comprarle comida en lata para gatos, una camita y un collar.

Cuando volví me puse a practicar unas partituras que me había traído cuando me di cuenta de que podría estar molestando a los vecinos, por lo que mandé un mensaje a Louis para decirle que si había vecinos ya que yo no había visto a ninguno desde que llegué y Louis me dijo que no tenía vecinos en su planta ya que dos casas estaban de reformas y el resto vacías por que estaban en mal estado o algo así por lo que me venía perfecto para practicar además yo me he criado en las afueras en una casa de campo sin vecinos cerca y por eso no tengo la costumbre de ver si estaba molestando a alguien. Empecé a ensayar durante unas horas hasta que se me rompió la caña de la boquilla del saxo y no me quedaban más por lo que me bajé a una tienda de música comprar ya que me harían falta, la tienda es normal tienen un poco de todo y está bastante bien, entré y di una vuelta hasta que encontré lo que buscaba y fui a la caja a pagar cuando veo a una chica preciosa, morena con algo de rubio de pelo liso, de estatura normal, con ojos castaños y iba con unos pantalones azules, un abrigo beis largo hasta las rodillas, una bufanda de color azul oscuro y unas gafas en la cabeza. Me llamó la atención su expresión de confusión ante el estante de cuerdas para guitarra, pensé en ayudarla pero no sabía mucho sobre cuerdas pero tampoco es que hubiere en ese momento nadie que la pudiera atender, por lo que me acerque a ella y me puse en frente de el estante a unos dos metros de ella o tal vez a uno y medio, estaba nervioso ya que no sabía si decir algo o irme cuando de repente ella coge un paquete de cuerdas y los mira detenidamente y la miro de reojo y pienso en preguntarla si toca la guitarra pero estaba algo nervioso, por lo que cuento hasta tres y...

-¿Tocas la guitarra?

+Si mas o menos, estoy empezando y soy tan mala que he roto una cuerda.

-Me quedé totalmente en blanco, sin saber que decir, casi arrepintiéndome de hacer abierto la boca cuando ella pregunta.

+¿Y tú?

-Yo toco el saxo.

+Ah que guay.

+Bueno hasta luego.

-Adiós.

Cuando me quise dar cuenta estaba sudando, no soy muy abierto pero no podía dejar pasar la oportunidad. La miré disimuladamente agazapado tras unas estanterías hasta que salió de la tienda y fui a pagar yo, podrá a verla pedido el número pero no soy esa clase de chicos tan lanzados sin la preocupación de que me suelte un guantazo. Por lo que salí de la tienda algo confundido y volví a casa con Armstrong.

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