Capítulo once.

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—¿Creen que nos vuelvan a atacar?

     —No, no es seguro. Lo más probable es que al no lograr nada no vuelvan a intentarlo.

     —Aún así, nos cambiaremos a la mansión de emergencia.

     Todos juntos otra vez. Si había una cosa que me gustaba era el que el equipo estuviera unido, conviviendo todos felices y seguros. Además de que no tenía que trabajar demasiado porque entre todos hacíamos una parte.
Habíamos estado platicando sobre un nuevo posible atentado, pero fue inmediatamente descartado por Ginger. Decidimos creer, pero Harry propuso cambiarnos de mansión, así que nuevamente tendría una mudanza. Ser un Kingsman involucraba mucho eso.

     Después de terminar de planear todo, fuimos a preparar nuestras cosas para el próximo cambio de sede. Yo no tenía mucho trabajo así que al terminar fui a con Michelle, qué tenía aún menos trabajo que yo.

     —¿Y?, ¿cómo te fue con Arthur —me preguntó.

     —Debo suponer que bien. Creo que le convencí de no irse.

     —¡Oh, genial! —dijo para después tomarme de las manos y dar pequeños saltitos y gritos. Solo me quedé mirándole —. Pensé que serias un mejor gay.

     —No soy gay.

     —Oh, sí, claro.

     Teníamos todo listo y bajamos junto a los demás con nuestras cosas; estaban los candidatos a los puestos disponibles, Tequila, Ginger y Harry.

     —Bien, nos vamos, caballeros.

     Después de tener todo estrictamente ordenado habíamos comenzado el camino a nuestro nuevo hogar. Sí, me permitía llamarle hogar porque para mí lo era. Estaba cómodo y feliz con todos los Kingsman aunque implicará una fuerte presión constante por mantener el mundo a salvó y por hacer lo correcto a cada paso dado. Pero era feliz, como nunca en mi vida lo fui.

     Estábamos siendo transportados en parejas; todos los Kingsman experimentados llevaban a un candidato y obviamente yo iba con Michelle.
En la nueva casa nos reuniríamos todos.

—Así que... ¿No eres gay pero aún así admites estar enamorado del agente Harry Hart? —pregunto Michelle al no tener un tema de conversación real y al recordar lo que había dicho unos minutos atrás —. Te recuerdo que es un hombre y ser gay es estar atraído sexual y románticamente hacia los hombres.

     —Michelle, estoy enamorado de él pero no soy gay. ¡Solo lo quiero a él! A ningún otro ser humano con pene.

     —Bien, eso fue —dudo un poco antes de continuar —, agresivo. Y es discriminación a los penes.

     —Eres una estúpida, Roberts.

     —Una estúpida que será su compañera, joven Unwin.

     Guardamos silencio por unos minutos. Era bastante gracioso hablar con esa chica y más aún, tenerle esa confianza porque no le importaba nada, y realmente no me sorprendería que de pronto, Harry supiera todo por su culpa.

     —Yo no discrimino a los penes —dijo después de un rato con mucha seriedad —. Los amo. No entiendo cómo puede haber lesbianas en el mundo.

     —Sí, bueno —dije rápidamente tratando de cambiar el tema —, ¿Por qué llevas puestos tus lentes?

     —Oh, eso —contesto nerviosa —. Me hacen ver más elegante —dijo y después guiño su ojo.

     Llegamos a la nueva mansión. No tenía nada en especial excepto por su color, era un rojo bastante llamativo. No entendía porque Harry la habría elegido así.
Al parecer éramos los últimos en llegar porque ya todos se encontraban bajando su equipaje.
Al vernos, Ginger fue a con nosotros.

     —Egssy, te toca revisar los pendientes con Tequila. Michelle, yo te llevaré a tu habitación —indico.

     Ambos asentimos y con nuestro equipaje en mano, entramos a la mansión. Todo era exactamente igual a las demás: los pasillos estaban decorados de la misma forma, el color de las paredes era idéntico, las puertas y habitaciones también, así que entre donde supuse que sería la oficina de Ginger. Ahí debía estar nuestro colega americano.

     —Hey, Eggsy, ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que nos veíamos? —saludó.

     —Tequila, el suficiente para no querer dispararte a la cabeza —el chico sonrió y asintió. Después cogió la computadora de Ginger.

     —Hubo un atentado en Alemania hace dos días.

     —No podemos hacer nada para evitarlo porque ya pasó, bórralo —ordene.

     —Una amenaza de secuestro programada para ayer hacía un ministro inglés —siguió con la lista.

     —Sabriamos si eso hubiera pasado, aún así déjalo en pendientes, puede que lo hagan otro día.

     —La persona que manipuló tu coche cuando paso el accidente se entregó hace unas horas.

     El escuchar eso fue muy doloroso para mí; fue como si un balde con agua demasiado fría me cayera encima. Fue abrir una herida ya curada, y eso es la muerte de Tilde. Siempre supimos que había algo mal con el coche, pues no podía chocar solo porque sí, sabía que lo habían planeado, ¿Pero quién? Ahora que estaba tan cerca de saberlo no podía ignorarlo, no podía dejar la muerte de Tilde pasar, la persona responsable debía recibir su castigo.

     —Mandame la información, Tequila, la esperaré en el coche —pedí. No obtuve respuesta.

     —No puedo abrir el archivo, parece que solo Ginger tiene acceso —dijo después de varios intentos. Solo le ignore y fui a buscar a Ginger. Ella siempre llevaba sus lentes puestos, así que sabía dónde estaba. Y era en la oficina de Harry. No me importo y entre sin tocar.

     —Ginger, necesito que, por lo que más quieras en esta vida, me dejes entrar a uno de los pendientes —pedí de la forma más tranquila posible.

     —¿Qué pasa, Eggsy?, ¿qué encontraste en ellos? —pregunto la chica.

     —Aparecio quién manipuló mi coche cuando murió Tilde —les dije. Ambos se miraron sorprendidos.

     —Ginger, déjanos por un momento ¿Puedes, querida? —hablo Harry. La agente asintió y salió de la oficina. Hart se levanto y tomo asiento en su clásico sillón de cuero, acerco una silla a él y después de indicar que me sentará, lo hice.

     —Me haces perder el tiempo —dije.

     —¿Qué piensas hacer? —me preguntó inclinando su cabeza a la derecha.

     —Vengar a mi princesa.

     —¿Vengarla?

     —Si no pude defenderla, debo vengarla, así funcionan las cosas, Harry —dije con molestia. Él negó.

     —Debes esperar, debes tener la cabeza más fría. No puedes solo ir y ya.

     —¿Y qué, quién me lo impedirá?, ¿Tú? —pregunte aún más molesto. Harry sonrió, enderezó la cabeza y me miró a los ojos.

     —Probablemente lo haga —al terminar de decir eso, me cogió por la nuca y me besó. Sus labios tenían un ligero sabor a sus clásicos martinis que, definitivamente, me harían estar concentrado en otras cosas muy distintas a tomar venganza. Quizá debía pensar más en la erección dentro de mis pantalones.














¡AL FIN PUDE ESCRIBIR ESTO, ALV!

Nah, la verdad tenía planeado una persecusión en vez de todo esto y, tengo demasiado sueño como para pensar en las estupideces que estoy escribiendo, pero ni modo, ya lo escribí y ni loca lo voy a borrar.
Es todo, bai. Nos leemos pronto. No me odien.

¡GRACIAS POR LEER!♥
    

It's For You [Hartwin].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora