— ¡Papa! ¡Papa!—
se acerco y abrazo con amor a su padre, demostrando cuanto lo extrañaba.
— oh Sennett, ¡hija que bueno que esta bien!— exclamo con alegría el papa, aceptando su abrazo.
La pelirroja, el rubio y el pequeño animal entraron a la habitación
— volvió de la muerte!— dijo el pequeño cerdo.
El doctor se desabrocho su camisa, mostrando su pecho
— miren esto..— dijo refiriéndose a su pecho.
— igual, a la herida que tenia Meliodas.— recordaron.
— enserio?, me da vergüenza decirlo que no se como estoy vivo.—
— pero esta vivo, eso ya es ganancia.— dijo Meliodas animando al doctor.
...
— ¡Un cerdo que habla!— gritó el pecado.
— ¡que!, ¡eso no debería ser algo normal!.— en la mente del pequeño animal era obvio que uno de su "especie" hablara, segun el. — te lo advierto no soy cualquier cerdo!.— desafío el adorable cerdito. — ¡soy Sir hawb capitán de la orden de las sobras!— dijo animado el animal,
— ¡increíble nunca eh escuchado esa orden!— exclamó Ban emocionado y alegre.
— tonto como siempre..— esta vez hablo su vieja compañera, Rumi maga o mejor dicho bruja de las hadas.
- Mm?.- el zorro se giró.
Encontrándose con una pequeña chica de un metro cincuenta, su rostro reflejaba seriedad, pero dentro de ella sentía mucha exaltación y fervor por ver denuevo a su amigo.
- hola, niña.- sonrió nostálgicamente el mayor, en la prisión no pudo verla de cerca pero ahora que está enfrente, no puede evitar ver lo tan fuerte que se volvió.
- hola zorro, me da gusto verte..- le da un pequeña sonrisa, ella también se sentía nostálgica, con solo ver la "horrible" cara de el, la hacia recordar buenos tiempos.
- se conocen?.- preguntó Elisabeth, le parecía impresionante, ya que ella nunca se imaginaría que el señor Ban la conociera.
- esta pequeña, es mi hermana..- se acerco y abrazo a la de baja estatura, al joven le gustaba llamarla a si, siempre lo había usado para molestarla, pero la maga ya se había acostumbrado.
- ¿¡tu hermana!?.- gritaron todos menos los dos pecados, diana y meliodas sabían perfectamente que era una broma y ya sabían lo que venia.
- ¡no le crean! ¡ya deja de llamarme hermana! es molesto...- exige joven, Ban le encantaba molestarla.
— demasiado...— concordo la gigante.
