Almas que sanan

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Las lágrimas corrían por sus mejillas pálidas y regordetas creando un camino de un rojo zigzagueante hasta perderse en el límite de su mentón. Dolía, llorar dolía más de lo que nunca se imaginó. El llanto salía de su garganta como lava hirviendo sin importar derretir todo en su interior y las lágrimas de sangre lo acompañaban, ahora no solo manchando su interior sino también su exterior. Era como tener un colapso en su interior que solo le causaba dolor. Nunca se imaginó que tomar el puesto de su padre en la corte iba a ser tan malditamente doloroso.

Cada vez que su padre le repetía que al llegar el momento del cambio sentiría la agonía de cada ángel al ascender a la corte creía que era una especie de broma, como algo que se le dice a alguien para asustarlo o para que le de un toque de importancia, pero al parecer no había sido así. Debía pasar la agonía del ascenso de siete ángeles mayores y no estaba siendo para nada soportable. Debió prepararse más para este momento, pero algo en su interior le decía que su padre nunca iba a morir, que siempre seguiría ahí siendo un ángel ejemplar, con sus alas de color doradas. Sus alas y porte imponente eran algo que nunca perecerían. Terrible error. Su padre había muerto y ni siquiera había recibido la noticia personalmente cuando su cuerpo comenzó a ascender trayéndole todo el dolor posible.

 Quería gritar por el dolor y el sufrimiento, pero también quería mantener su orgullo intacto. No podía permitirse agonizar cuando todos estaban esperando encontrar el mínimo signo de debilidad en su persona, no quería brindarles ni siquiera un lamento involuntario.

Sus alas negras como las de un cuervo se estremecían sintiendo cada ráfaga de dolor pasar por su cuerpo, siempre eran ellas las que lograban sentir hasta el mas mínimo cambio en su cuerpo. Eran su escudo y su debilidad. Por esa misma razón se permitió acobijarse bajo su calidez, dejando que estas lo cubrieran lo más que podían, escondiéndolo del mundo exterior. Así permaneció un rato, perdiéndose entre la lucidez y la inconsciencia hasta que una voz particularmente familiar le permitió sentirse tranquilo por un momento.

—¿YoonGi, me escuchas? Vine a hacerte un poco de compañía.

Al contrario de lo que las personas creían los ángeles no tenían ningún tipo de empatía o afecto por los suyos; siempre andaban con sus caras largas,miradas frías y voces profundas; nada de sonrisas cálidas, miradas que transmitían seguridad o presencia pacífica. Solo lograban ser intimidantes, hasta con ellos mismos, y eso se debía a su poca conexión con los sentimientos o falta de contacto con los que los rodeaban. Pero eso era diferente para las personas a las que se le asignaba un alma igual.

Solo pocos tenían la oportunidad de tener un alma gemela, no todos las almas se dividían y se alojaban en dos cuerpos distintos, solo un par de almas rebeldes. Cuando eran tan solo unos críos y sus alas no eran ni la mitad de lo que serian en un futuro se les era presentada su alma gemela, si llegaban a tenerla. Eso los hacía automáticamente compañeros, les tocaría pelear codo con codo y asegurarse de que todo con su igual andará bien. Era parte de un poder necesariamente compartido. Estaban unidos por su alma, lo que los hacía completamente dependientes al bienestar del contrario. 

JiMin había sido el niño que le habían presentado a YoonGi como su alma gemela y los primeros años solo era una molestia en la vida de YoonGi; no sabía respetar sus alas, las trataba como cualquier cosa, era un manojo de emociones y sonrisas que se volvían completamente irritantes en los entrenamientos primarios. No puede ser capaz de contar todas las veces que lo alejó de sí mismo o todas las otras que fue a quejarse con su padre por el posible error que había al haberle asignado una alma gemela como esa, e incluso llegó a gritar que no quería un alma gemela si esta era como JiMin.

Pero ahora después de años teniéndolo pegado a su espalda, entrenando codo con codo podía decir que eran un equipo, después de todos esos raspones y malas palabras por fin se habían convertido en uno. JiMin era todo lo que a YoonGi le faltaba y viceversa, ninguno de los dos tenía duda de eso, por lo menos no ahora. 

soulmates || myg + pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora