La fiesta estaba en pleno apogeo cuando llegamos. El olor a yerba y alcohol inundó mis fosas nasales. Jason y Kyler tenían razón, no era cualquier fiesta. Era lo más parecido a una orgía que había visto jamás. La sola posibilidad de ser vista por todos me excitaba y sentí mis pezones endurecerse. Mis amigos y yo compartimos una sonrisa cómplice antes de ir cada uno por su lado.
Fui a la barra para tomarme un trago y veo al barman. Un chico rubio, de ojos grises y muy sexy.
Quisiera un gin-tonic. Dije con tono provocativo. Él me dio una sonrisa ardiente y me entregó la bebida, noté su mirada en mis tetas cuando me tomé un trago.
¿Buscando un poco de diversión? Preguntó con voz sensual. Asentí con la cabeza y él se acercó hasta que su boca estaba en mi oído.
Mi turno ha terminado hace rato, pero estaba buscando a alguien para divertirme también. ¿Vienes? Mordisqueó el lóbulo de mi oreja y yo gemí a modo de respuesta. Sin perder tiempo, salió del otro lado de la barra hasta posicionarse detrás mío y ahuecar mis pechos.
Mmm perfectos. Ronroneó en mi oído. Me pegué más a él para sentir su enorme pene erecto. Varias personas nos miraban con lujuria en los ojos al vernos así, con sus manos en mis tetas y mi trasero en su polla. Sonreí al verlo.
El barman metió las manos en mi escote y pellizcó mis pezones. Me arqueé con un gemido mientras él amasaba mis tetas. Me restregué contra su erección y él gruñó. Dejó a la vista mis tetas cuando sus manos bajaron el cierre del vestido y me lo sacó hasta que sólo estaba en tacones, sin ropa interior. Se deshizo de su propia ropa y masajeó mi clítor is.
Ah. Gemí. Introdujo dos dedos cada vez más rápido y más rápido. Me movía con su mano y jugueteaba con mis pezones. Justo antes de correrme me giró rápidamente y me penetró de un movimiento brusco. Grité al sentirlo tan enorme y él me levantó las piernas para engancharlas y follarme duro contra la barra.
Nos vinimos con rapidez, exhaustos.
Ha estado increíble. Susurró. Salió de mi interior lentamente y yo no pude contener mi excitación.
La noche apenas comienza. Dije apartándome y yendo hasta la pista, donde las personas bailaban pegados, follando, tocándose, totalmente desnudos. Una mano me azotó el trasero y yo solté un quejido divertido.
Lindo show, el de allí. Habló un chico. Sin ninguna palabra, sus manos fueron a mi sexo y empezó a masturbarme. Sentí que debía recompensarle cuando llegué al orgasmo así que me puse de rodillas y le hice una mamada. Su polla no era larga pero sí gordita, me gustaba. Jugué con sus bolas hasta sentir su miembro hincharse. Me lo metí en la boca, tragándome su semen por completo.
Otro chico que había estado viendo me penetró repentinamente por la vaagina cuando me reincorporé. Nos movimos con brutalidad hasta que el otro me lo metió por el ano. Grité de placer mientras uno me masajeaba las tetas y otro el clítoris.
¡Joder, me vengo! Gritó el chico. Finalmente nos vinimos los tres juntos, y yo me desplomé, totalmente cansada.
Era la mejor maldita fiesta a la que había ido.