Como ᥣos ᥴᥲmρos dᥱ Eᥣყsιᥲᥒ

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Abrió sus ojos temeroso, al ser conciente de sí mismo.

Él murió.

Parpadeó confundido. Sus ojos captaron un cielo a poco de oscurecerse, de abandonar los colores del sol para pasar a la noche. Observó sus manos, confirmando su tacto, confirmándose que seguía vivo. Aún continuaba con su ropa de espadachín negro, ¿pero cómo? ¿No se supone que murió?

Entonces notó el suelo a sus pies. Una combinación del naranja y amarillo se revolvía y unía con el blanco conformando lo que sería el cielo al atardecer. Estaba encima de algún tipo de plataforma invisible, sobre el mismo cielo de algún mundo lejano.

─¿Dónde estoy?

¿Llegó ahí por haber muerto?

No lo entendía, no podía procesar bien lo que pasaba. El sol iluminó un poco más al abrirse paso entre las nubes, y el viento sopló moviéndo sus ropajes y su cabello, y le trajo a sus oídos una voz conocida. Una voz que deseaba volver a escuchar.

─¿Kirito-kun?...

Y no lo creía. Se volteó no podiendo creer que eso fuera real, pero ahí estaba ella. Ahí a unos cuantos metros estaba Asuna, con su uniforme de KoB, y sus ojos que podrían confundirse con el ambiente brillando por las lágrimas contenidas.

Creyó haberla perdido para siempre en esas partículas de luz, que nunca la volvería a ver, nunca volvería a escuchar su dulce voz... Sin embargo, ahí estaba ella.

El viento volvió a soplar agitándolos, agitándo el cabello de Asuna, tal vez para que viera que sí era real.

O quizá, para darle un aspecto de inalcanzable.

─Disculpa. He muerto también.─ sonrió. Sea una ilusión, o la verdadera Asuna, esta feliz de verla al menos una vez más.

─Tonto...─ responde, y la primera lágrima resbala de su mejilla. Ella también sonreía.

Entonces la vio correr hacia él, y cuando se lanzó a sus brazos lo supo. Era real, ninguna ilusión, ningún espejismo de su mente delirante. Era la verdadera Asuna la que estaba entre sus brazos.

Con una fugaz mirada hacia sus ojos se fueron acercando, para unir sus labios en la suave caricia que les encanta, que los llega a enloquecer, y que les transmite calma. Disfrutan del contacto lo más que se puede en ese mundo, y lo disfrutan tanto porque puede ser el último.

Y Kirito se da cuenta, de la increíble paz que genera el lugar, y aunque sabe que aún no ha terminado, con Asuna en brazos, se permite relajarse y bajar la guardia. Aunque no comprenda qué es ese lugar, se puede sentir tranquilo.

Como en esos campos de Elysian de los que leyó alguna vez.

Ambos se toman de las manos, queriéndose sentir, y miran al frente buscando una respuesta a sus enigmas.

─¿Dónde estamos?─ vuelve a cuestionar mirando a un lado, hasta que se da cuenta donde señala Asuna.

Allá abajo, se puede contemplar como Aincrad se destruye. Todo un mundo cayéndose a pedazos.

Incluso entre la vista, puede verse su cabaña partiéndose y cayendo al vacío, junto a todos sus recuerdos. Todo se encuentra perdido.

El desánimo se presenta en sus rostros, y es que, a pesar de que ese mundo los mantenían cautivos obligándolos a sobrevivir luchando por su vida cada día, había ocasiones, en la que la situación no se veía mala. En que la situación en la que vivían, no parecía tan cruel.

Depende del punto de vista. Para él, perdió dos años de su vida... Así como ganó dos años de increíbles experiencias que en la vida normal, seguramente no hubiera sido capaz de vivirlas.

Aincrad lo marcó... Marcó a todos que vivieron en ese mundo.

─Que gran vista...

Por supuesto, también marcó al creador de todo. Aquel hombre que estaba a un lado de ellos, Kayaba Akihiko.

Se aferró un poco más al agarre que sostenía con Asuna, mientras intercambiaban algunas palabras con él. Kayaba se mostraba muy nostálgico, a su parecer, mientras hablaba de lo que había sido su sueño. De el cómo comenzó con el desarrollo de lo que en el futuro se conocería como Aincrad, el castillo flotante de hierro.

Cuando desapareció, como lo hizo su mundo, ambos lo sabían. Pronto ellos desaparecerían también.

Sentados a la orilla de la existencia de ese lugar, sus manos seguían enlazadas y envueltas en una calidez que se sentía real, y una vez más, en su cuerpo lo recorrió la paz, y el alivio.

El sol los iluminaba de frente, arriba se presenciaba un azul oscuro acompañado de escasas nubes, y abajo, un mar de blanco con tintes naranjas y amarillentos. Sus labios se unieron en un último roce, un último beso, para despedirse finalmente.

Porque al fin todo acabó.

A diferencia de los campos elysian, aquella paz, aquella felicidad, aquella tranquilidad, se desvanecerá junto con ellos. Porque ese mundo no es inmortal, ellos son los únicos que quedan para probarlo.

El descanso que obtuvo en ese lugar fue gratificante, después de todo por lo que luchó lo merecía.

Cerró sus ojos llenos de lágrimas, juntó su frente con la de Asuna, y en últimas palabras de amor... Se desvanecieron en el aire.

•••













Campos Elysian (o campos elíseos): es una de las denominaciones que recibe la sección paradisíaca de la mitología griega; el lugar sagrado donde las "sombras" (almas inmortales) de los hombres y mujeres virtuosos y los guerreros heroícos han de pasar la eternidad en una existencia dichosa y feliz.

Al encontrarme con esta descripción y leer "guerreros heroícos" se me vino a la mente la escena de cuando Kirito muere en SAO, y se encuentra junto con Asuna en ese lugar en el cielo. Entonces ví ese lugar como una especie de campo de elysian, y de ahí surgió la idea para este escrito.

¿Qué les parece?, ¡ojalá les haya gustado!

Como campos de elysian ⚘ 𝘀𝗮𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora