Un movimiento brusco me despertó de golpe.
Abrí los ojos, mareada, todo estaba oscuro.A pesar de que llevaba un tiempo despertándome de esa manera, no había podido acostumbrarme ni quería hacerlo, me lo había prohibido.
Miré por la rendija que había en la inhumanamente pequeña carreta de madera cuya ruta llevaba a un destino que yo desconocía.No había mucho que ver, aunque bien podía ser culpa de la oscuridad que traía una noche sin luna.De cualquier modo, poco importaba.
Me acosté mirando el techo, y respiré ondo. Las ruedas de metal repiqueteaban contra las piedras de el camino, haciendo que el carruaje que debía tener unos veinte años hiciera un estruendo fatal con cada movimiento que hacía.Una tabla en el techo, antes sujeta sólo por un clavo oxidado, había salido volando y golpeado al líder de la caravana en la cabeza, rompiéndole la nariz...
Recordé ese día con una amarga sonrisa, o el intento de una, ya que la forma de mis dientes me permitía hacer poco más de una mueca.Tuve la mala suerte de haber "reparado" el techo poco antes de ese suceso, y el anciano no vio a nadie más a quien echarle la culpa. Veintitrés golpes con una varilla metálica en la espalda, si no recuerdo mal, aunque uno que otro alcanzó mi nuca.
Pasé mis dedos por la zona afectada, torciendo la nariz al sentir la herida, todavía abierta, con algo de sangre seca en ella."Necesito un baño" pensé para mí misma, a la vez que retiraba mi cabello del desastre que era mi espalda "...y un corte de cabello".
Mi cabello me llegaba hasta la cintura, era rizado, rubio y bastante abundante, aunque no estaba para presumir.Cenizo, quemado ,sucio y en resumen feo eran adjetivos que le iban bastante bien.Arranqué un hilo de mi camisa e intenté trenzarme el cabello, atándolo con dicho hilo.
Me levanté y estiré las piernas.Odiaba estar dentro de la carreta, en especial cuando me encadenaban.La cadena era corta, y estaba tan oxidada que la más mínima fricción dejaba manchas en mis manos.Apenas y me permitía movimiento, principalmente debido a que esa cadena nos mantenía a raya a todos los pasajeros quede una forma u otra, terminábamos compartiendo este deprimente viaje en contra de nuestra voluntad.Algunos con mejor suerte que otros.Y, a decir verdad,yo era de las que se consideraba con suerte.
Cuando te toca ser mercancía de un traficante de esclavos en la zona centro-sur de Pangea, tu suerte suele varias dependiendo de quién seas y qué seas, y aunque suene redundante, tiene sentido.
En mi caso, por ejemplo, tuve la gran suerte (y uso ese término muy poco) de ser un goblin,es decir, la mezcla entre un ser humano y un elfo.Soy toda una rareza, y por lo que dice Timoteo, eso significa que soy muy cara.
Timoteo es un veterano, lleva trece años aquí, y por lo que cuenta parece que era un comerciante de la zona central antes de entrar en bancarrota.Después de eso, intentó hacerla de mercenario en Kynareth, un pueblo de mala muerte en el sur.El resto no lo tengo muy claro, ya que cambia la historia cada vez que le preguntas, aunque supongo que al final no importa.Él es un elfo, lo que le da un precio considerable, pero está tan huesudo que parece que con la más pequeña brisa se va a quebrar, y su salud, tanto mental como física, está peor.Eso no lo hace muy atractivo para los compradores, ya que se suelen llevar a gente de apariencia más fuerte, o más atractivas o que directamente se considere una reliquia, dependiendo de para qué los quieran.
Por ejemplo, antes tuve una compañera llamada Katya, pero de ella no supe mucho.Se fue casi tan pronto como llegó.Era una chica de piel trigueña y cabello caoba, bastante bonita,lo cual hizo que no se pusiera en venta como esclava común.
Unas cuatro semanas después de que el amo la consiguiera fue vendida a una cadena de prostitución.
Tristemente, es el destino que sufren la mayoría de las mujeres y hombres jóvenes, si es que no son conseguidos para hacer trabajos forzados.Los niños no corren mejor destino,ya que debido a que son pequeños suelen ser vendidos a las minas para que entren a donde los adultos no pueden.Muchas veces suelen morir, y si llegan a la juventud suelen o terminar en las calles hasta encontrar un trabajo o caer en otra compañía de venta de personas.
La gente como yo suele tenerla más difícil a la hora de ser comprados.En primer lugar, somos muy raros, casi únicos, y se nos suele considerar una aberración.Tal cosa hace que los clientes que gozan de tener una colección o uno que otro caníbal que quiere algo diferente nos busquen constantemente, y eso, junto con otros detalles, nos hace caros.Muy caros.Y eso, a pesar de que nos salva de la venta la mayoría de las veces, no hace que nuestra situación sea mejor.
Hace un par de años llegó un goblin, Rusla creo que se llamaba, que fue un ejemplo de lo torcido que puede llegar a ser nuestro amo, así como muchos otros.
Él era joven, de un 20 años creo, y bastante guapo.Eso atrajo a una compradora.A esa mujer le gustaban los juegos, así que Azruk (nuestro amo) decidió que podía darle un mejor precio si ella lograba cazarlo.Lo que hicieron fue soltar a Rusla en un bosque y darle unos minutos para correr tan rápido y tan lejos como le sea posible, lo cual, si lo escuchas por primera vez, puede sonar bastante estúpido, ya que los goblins somos rápidos.Y letales.Además, cualquiera podía aprovechar esa oportunidad para escapar y liberarse de la esclavitud,¿no?
Y claro, Azruk lo sabía, lo sabía muy bien.Ni él, ni nosotros somos estúpidos, y mucho menos ingenuos, así que él usaba un hechizo que no nos permitía alejarnos mucho de él, y mucho menos ocultarnos, ya que sabe dónde estamos en todo momento hasta la hora de la venta, donde le otorga esa habilidad a nuestro comprador, otorgándole la marca de nuestra posesión.
Así que bien, Rusla fue liberado para su cacería, y el estúpido de verdad creyó que se podría salir con la suya.Corrió más lejos de lo acordado y la marca hizo que los músculos de sus piernas comprimieran sus huesos.Como si eso no fuera suficiente,Azruk le rompió los dedos de la mano izquierda por desobedecerlo y hacerlo perder un cliente, ya que la mujer se rompió el cráneo al seguirlo fuera de los límites, caer tres metros de altura y clavarse una roca en la frente.
Rusla murió poco después de eso, ya que sus heridas no fueron tratadas y se infectaron, además de que el amo se negó a darle de comer.Cuando su cuerpo fue envuelto en una sábana con cal y tirado en una fosa común lo único que escuché de parte de Azruk al respecto fue algo que iba por "Treinta mil de oro directamente a la mierda, y el bastardo todavía fue difícil de conseguir".Ese es el destino que nos recibe a muchos.Y me entristece que Timoteo vaya por el mismo camino si su salud no mejora.
La carreta se detuvo.