Todo nos alcanza.

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Hola, perdón por la demora, pero he tenido mis finales y la escuela me dio una buena golpiza.

Este es un One-shot, y agradezco su atención.

Como siempre nada me pertenece yo solo ocupo los personajes sin fines de lucro.

Capítulo I. Todo nos alcanza.

Elsa estaba saliendo del aeropuerto, y por increíble que le pareciera seguía esperando ser recibida por alguien, por quien sea, esperaba que tan siquiera alguien se alegrará que regresara a su tierra natal. Sin embargo las cosas no eran así, se tuvo que pasar el sabor amargo de la decepción y caminar viendo como la mayoría de las personas con las que compartió viaje eran abrazados o por lo menos eran recibidos por palabras amables, ella camino como si los pies no le pesarán, como si no tuviera ganas de romper a llorar, como si ella misma se creyera la mentira de que no le dolía nada.

Tomo el primer taxi que vio fuera del aeropuerto y solo dio un par de indicaciones para que avanzara el chofer, agradeció y maldijo en la misma medida el conductor que le tocó, no tenía música, y no trataba de hacerle plática, probablemente solo estaba esperando el último cliente del día para irse a descansar, y pensó en que todos tenían sus propios problemas.

Solo por inercia saco su celular, vio lo que le hizo regresar.

En las llamadas realizadas solo había una entrante.

Una mujer muy preocupada le llamo para saber si ella era capaz de hacer algo.

Por la ventana del automóvil veía como la cuidad en la que creció había cambiado tanto, aunque debía admitir que seguía teniendo esa "magia" que lo hacía parecer un reino de cuento, pero ya no era de esa manera pues tener su propio aeropuerto solo era un signo de la globalización, rascacielos abundaban en la urbe que ahora era Arendelle, en un semáforo que el taxi se detuvo vio algo que le pareció por demás increíble, en letras de oro escrito el nombre de su hermana, "Corp. Anna Arendelle", personas entraban y salían con bastante rapidez, algunas se notaba su alto estatus social, otras tantas se podía apreciar que eran humildes, sin duda alguna una cachetada con guante blanco a sus padres, por si fuera poco a unas calles un edificio más deteriorado con solo unas cuantas personas entrando y saliendo el edificio del que tanto se jactó su padre.

Rápidamente el automóvil avanzó por la ciudad a la zona residencial, las mansiones solo eran un gran forma de demostrar lo vacía que puede ser la vida de las personas, tratando de llenar huecos con el consumismo desenfrenado.

Pasó por el lugar en el que creció.

- Deténgase por favor.

El conductor se detuvo y Elsa pago por el viaje saliendo del automóvil. Por un momento pensó en pasar a tocar, saludar si acaso.

Pero ello murió casi de inmediato, ella se había ido, y no estaba ni remotamente lista para poder ver la decepción en el rostro de sus padres.

Aún recordaba las llamadas de su padre gritándole e insultando su manera de actuar. Sin embargo cuando lo hizo sabía cómo era que iban a reaccionar, durante toda su niñez siempre hizo de todo para ganar la aprobación de esos a los que llamaba padres, y ellos le exigían solo la perfección, en cierta medida envidiaba a Anna, a ella nunca le habían exigido nada, ella podía pasar la tarde jugando y ellos no le decían nada, cuando adolescente vio al igual que Anna la clase de personas eran sus padres, ella no era nadie para juzgarlos, sin embargo era difícil no hacerlo. Casados solo por las apariencias, no sabía si en algún momento se habían amado siquiera, cada uno tenía su vida muy aparte de esa casa, su padre tenía otra mujer con la que pasaba la mayoría del tiempo, y su madre prefería la vida de Casanova, llevando a sus sábanas a mujer tras mujer podía, claro que siempre siendo discretos, y siendo sincera consigo misma, los odiaba por ello, no tanto por ella, sino en cómo afectó a su hermana.

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