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Charles abrió los ojos y de inmediato supo que no estaba en su celda, al igual que supo que no estaba solo. Giró su cabeza sólo para ver a Erik Lehnsherr, uno de los prisioneros de alta seguridad por el cual sentía una leve atracción. Gritó de sorpresa y se sentó de golpe, dándose cuentas de que estaba esposado al sexy alemán. Observó a su alrededor y sólo habían paredes grises. 

Su escándalo despertó a Erik que gruñó al sentir su mano en una posición extraña. Intentó estirarse, cómo acostumbraba hacer, sólo para escuchar un quejido que no provenía de él. Se sentó lentamente en la cama y se dio cuenta que estaba junto a un castaño de ojos azules que lo miraban con curiosidad. Conocía esos ojos, los había visto espiarlo de vez en cuando, en los horarios que les permitían salir de sus celdas. Aunque le pareció adorable, no averiguó el nombre. Para él, no había razón al saber que pronto sería ejecutado. ¿Que sentido tenía herir a otra persona y herirse así mismo? Lo último que recordaba era que lo llevaban a la sala de ejecución medio sedado. 

-Así que ahora estoy esposado y encerrado contigo, en lugar de estar en una fosa común.- murmuró a modo de saludo. Charles se tensó ante el comentario, y asintió con lentitud.

No era precisamente el saludo que alguien esperaría. Saber que esa persona por la cual sentía algo, dejaría de existir ese mismo día, no era algo reconfortante; pero el hecho de que estuviese encerrado con él, vivo, contrarrestaba el golpe. No sabía que decir en ese momento en respuesta al saludo del alemán. Por muchas ganas que tuviese de invadir su mente y saber la vida y u oscuros secretos de ese hombre, no era algo que debiese hacer sin su permiso. Y no podía decirle simplemente: "Quiero saber más de ti, ¿Me dejas entrar en tu mente y enterarme de todo tu oscuro pasado? Ya sabes, con mi asombrosa mutación telepática.". No, definitivamente no era el camino por el cual ir. Le gustase o no, era un prisionero de alta seguridad. Eso significaba que era peligroso. 

Aún en sus pensamientos, escuchó al alemán golpear con su dedo las esposas que los unía y murmurar con satisfacción: "Son de metal", momentos antes de dejar de sentir aquel frío metal rodear su muñeca y escuchar el sonido de algo caer al suelo. Miró asombrado al alemán que se había vuelto a acostar en la cama, ésta vez con su mano libre y sus brazos detrás de su cabeza. 

-Quién sea que nos haya secuestrado, no sabía que puedo controlar el metal a mi gusto.- dijo con los ojos cerrados. 

Erik por su parte, no escuchó respuesta alguna por su comentario. Esperaba algún comentario sarcástico o asombrado, o aterrado de parte del castaño, pero al no recibirlo, abrió un ojo para verlo sobar su muñeca con una expresión de alivio en su rostro. 

-¿Porqué la expresión de alivio?.- preguntó extrañado.- No has dicho una sola palabra e irónicamente, empiezas a asustarme. 

Charles se rió suavemente y lo miró. Erik no pudo evitar preguntarse porqué aquella adorable criatura estaba en prisión.

-Estoy aliviado de que no eres diferente a mi.- dijo Charles, hablando por primera vez.

-¿A que te refieres?.- preguntó Erik abriendo ambos ojos y alzando una ceja. 

-Eres un mutante, igual que yo.- escuchó la voz del castaño en su mente. Eso generó que sentase de nuevo en la cama completamente sorprendido.- Cuando tienes éste poder, no es necesario hablar.

-¿Co-cómo hiciste eso?.- preguntó por tercera vez. Se empezaba a sentir tonto por preguntar tanto. 

-No eres tonto por preguntar sobre algo que no conoces.- respondió Charles a su pensamiento.- Soy un telépata.

-¿Y mutante?.-volvió a preguntar Erik, ésta vez con un deje de ironía en su voz. Charles se rió y asintió.

-De otro modo no podría ser telépata.- respondió con una sonrisa. 

-Creí que era el único, que estaba solo en el mundo.- murmuró Erik. Charles puso suavemente una mano en su rostro y lo acarició, sorprendiéndolo. 

-No estás solo, Erik. Tampoco eres el único mutante en el mundo.- dijo el castaño suavemente. 

-¿Cómo sabes mi nombre?.- Erik retrocedió desconfiado, alejándose de la mano del castaño y extrañando el contacto al instante. Charles alzó una ceja y por segunda vez en un momento, Erik se sintió estúpido. El tipo era un telépata, obviamente sabía su nombre. Deseó serlo también para conocer el nombre del castaño sin tener que preguntar. 

-Soy Charles.- se presentó el castaño sonriendo y extendiendo una mano en dirección a Erik.- Charles Xavier. 

-Erik Lenhserr.- respondió, tomando la mano de Charles con la suya.

-Lo sé.- dijo Charles soltando su mano y levantándose de la cama. Apenas el castaño se levantó, cómo por arte de magia, no había más gris en las paredes y el lugar cambió a ser una especie de cueva hobbit. Todo el lugar era de madera y redondo y aparecieron cuatro pasillos a cada lado de la habitación, dando lugar a otras habitaciones más. Erik escuchó el jadeo de asombro del castaño y lo vio caminar hacia una de las otras habitaciones. 

Charles estaba encantado con el cambio de lugar. Desde su infancia había sido fan de las obras de Tolkien y estar atrapado en esa casa hobbit, era más que un sueño. Recorrió cada habitación encontrándose con una enorme despensa con comida para mínimo cinco años, un enorme y cómodo baño, cuatro habitaciones con sus respectivos muebles, una pequeña cocina con todo lo necesario, una sala pequeña con televisor y chimenea incluidos y lo mejor de todo, una gran biblioteca en un espacio reducido. Deseó que lo secuestraran más a menudo. 

Erik se levantó de la cama y siguió a Charles en su recorrido, vio sus expresiones de asombro y adoración ante cada habitación y su éxtasis al ver la biblioteca. Aunque el lugar reducido le incomodaba, el ver a Charles tan contento, por algún motivo le empezó a gustar más. Podía acostumbrarse a estar ahí, pues debido a la cantidad enorme de comida que tenían, estarían mucho tiempo en aquel lugar. 

-Éste lugar es hermoso.- dijo Charles ingresando a la biblioteca y perdiéndose en los libros. Erik sintió celos por esos estúpidos libros (aunque a él también le gustaban) y se fue a la cocina. El enojo le daba hambre y no recordaba cuando había comido por última vez. Poner en práctica uno de sus muchos talentos lo relajó y preparó unos simples sándwichs para él y Charles.  

-Erik.- la voz de Charles lo distrajo y alzó la vista para verlo con una expresión de diversión con un papel en mano.- Mira lo que encontré.-Puso el papel frente a él y Erik leyó el mensaje escrito ahí con una terrible letra. 

Sr. Lehnsherr y Sr. Xavier:
Me tomé la libertad absurda, por la cual me persiguen ahora, de sacarlos de ese horrible lugar y ponerlos juntos en un lugar únicamente conocido por mi y que nunca revelaré (ni siquiera a ustedes, ilusos). ¿Porqué? Por que pienso que harían muy buena pareja y me encanta hacer de cupido. Por favor, sean felices y aprovechen ese hermoso lugar que construí para ustedes. 
Att: Sr. Deadpool.

PD: Si tienen hijos, exijo ser el padrino.
PD2: Sr. Xavier, con su increíble inteligencia encuentre el botón que activa la "hermosa puerta verde" y su siguiente nota que lo llevará a "Última Morada".
PD3: Sr. 
Lehnsherr, le dejé un pequeño regalo en su libro favorito. Usted sabrá que hacer.
PD4: 
No se preocupen por mi (sé que lo hacen, aunque lo nieguen por el resto de sus vidas), nadie puede matarme.

-¿Quién demonios es "Sr. Deadpool"?.- preguntó Erik tras reírse al leer tan loca nota. 

-No lo sé, pero creo que me agrada.-dijo Charles, tomando uno de los sándwichs y mordiéndolo. Erik negó con la cabeza y ocultó una sonrisa.

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⏰ Última actualización: Jul 06, 2019 ⏰

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Beautiful Trauma (Cherik)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora