Malos comienzos, malos finales. (Capítulo 2)

144 17 3
                                    


Bueno, sinceramente no soy partidario de empezar algo mal y que termine bien, es decir:

¿Cómo pretendes empezar algo mal y terminar bien? No me parece tener mucho sentido pero todo depende de todo, aunque suena redundante, el factor humano es algo que puede ir más allá de cualquier cálculo, así que cualquier persona que piense diferente, no lo comparto, aunque si lo respeto, claro está.

Sufrí mucho de bullying, o abuso escolar, como quieras llamarle, y al estar en la primaria también por parte de los profesores, cuando se les podía pegar a los alumnos, sí desgraciadamente estudié en aquella época, al llegar a sexto grado, séptimo grado, ya no podía leer, así que a veces ni copiaba porque me daba miedo ver todo nublado, me dolía demasiado, me mareaba mucho, simplemente era mejor no ver, así que sólo cerraba los ojos y escuchaba la clase, en un momento, todos se callaron así que sólo sentía pasos, la maestra me golpeó detrás de la nuca para que yo me despertara porque pensó que yo estaba dormido, pero el golpe fue tan fuerte que quise llorar, le expliqué a la profesora que yo no podía ver, pero aún seguía molesta, llamaron a mis padres y la maestra fue expulsada por el hecho de desconocer de mi situación y al saberla que no le importase.

Cuando me quedaba solo, sin mis amigos a veces me quedaba sentado, sin moverme porque tenía miedo de caer y mis amigos claramente debían hacer otras cosas, ejemplo, tareas, jugar fútbol, comer, así que por breves momentos me quedaba solo, personas se acercaban, a veces parecía como si trataran de verme a los ojos pero yo siempre los tenía cerrados, simplemente los sentía. Algunos me golpeaban, eran un grupo grande y no faltaba aquél que mencionara o recordara el hecho de la expulsión de la maestra, así que mencionaban; "No le peguen ya que puede llamar a su madre, su madre lo defenderá y nos expulsarán a todo" No hacían más que reírse y se iban. Hace tiempo había perdido, y perdí la fe en la humanidad por lo mismo que sufro yo, que hace que los humanos saquen de sí lo peor. Pero ellos no saben que esta situación podría hacerles sacar lo mejor. Mis únicos dos amigos casi siempre estaban conmigo y me ayudaban, yo en el fondo sabía que ellos eran unas excelentes personas cuando me ayudaban, me dictaban la tarea y a veces hasta la hacían por mí para que yo no forzara mi vista.

Solía llegar sucio a mi casa por las veces que me golpeaban y me tiraban al suelo, siempre me preguntaba quiénes fueron, pero, ¿qué podía decirles yo? Sólo podía llorar, sentirme culpable, sentirme inútil, a veces me quedaba en el suelo porque no sabía a donde ir si me levantaba, ¿y si caminaba unos metros y tropezaba y me caía? Eso sería más estúpido todavía, pero siempre llegaba Tony o Zack a levantarme, sus pasos eran muy reconocibles, su manera de respirar cuando se preocupaban por mí, y ese dolor que les hice pasar todo ese tiempo. Una que otra vez, Katrina me levantaba, al verme allí tirado, corría hacia mí y me daba su mano, con una voz tan dulce, la única voz que amaba escuchar, y los únicos ojos que me encantaba sentir, aunque lo más doloroso era su voz entre cortada y melancólica preguntándome, "¿qué te hicieron ahora Mateo? ¿Po-por qué estabas en el piso?" ella me levantaba para luego abrazarme y decirme que todo estaría bien, y yo sólo le respondía que ya todo estaba bien y la abrazaba aún más fuerte. Lo único bueno de todo eso, era escuchar su voz, y la última vez que nos fuimos fue, la única vez que lloré sólo en mi habitación por más de una hora seguida, recordando cada momento, cada placer, cada segundo, pero también fue el único día el cual no me importó abrirlos sólo para verla, verla una última vez. Porque yo no sabía a donde me llevaría el destino luego, ¿Qué haría una persona semi-ciega buscando al amor de su vida por la calle sin observar?

Al final me inscribieron en una escuela para personas ciegas, o eso parecía, nunca terminaron de explicarme bien, pero era bastante recomendable, daban buena comida, siempre dictaban y me enseñaron otra forma de leer la cual me ayudó bastante, Zack y Tony comúnmente iban a mi casa para saber cómo estaba todo hablar sobre la vida, tenían un amplio conocimiento y amaban el universo tanto como yo, amaban las conspiraciones y secretos de estado, metafísica, básicamente. Podíamos durar horas, hablando sobre ese tipo de temas, al final uno se nutría del otro de una manera saludable y los tres podíamos terminar con vastos conocimientos sobre temas diversos y lo bueno de aquella escuela es que, ya no me hacían bullying, no me sentía bien pues lo único que amaba no estaba allí, pero, era una mejora si no veíamos eso, al final, nos tuvo que separar el destino, o quizá, yo. Quizá si yo no hubiera tenido esta enfermedad hubiera podido más seguido mirarle a los ojos y decirle que la amo, mi vista era tan temblorosa como mi voluntad, como mi fuerza para decir todo, yo simplemente la amé, empezamos bien, desde la edad de 5 años estando juntos pero, terminamos mal. Y al parecer, era mi culpa.


"A veces, no hay que buscar culpables sino soluciones"

Te Pude Ver.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora