Pequeños recuerdos 『HunHan』

Capítulo 2

Salí corriendo de allí, no lo soportaba.
Verte junto a él, hacía que me hierva la sangre.

Fui a la clase a recoger mis cosas. No quiero verte más de momento.

Voy a mi casa ya que no hay nadie, excepto mi perro, mis padres no están. Tiro mi mochila por ahí y me voy al sofá. Enciendo la televisión para distraerme un poco.

Pasado un rato escucho el sonido de unas llaves. Me levanto nervioso, no puede ser uno de mis padres, trabajan hasta tarde. El sonido se vuelve más fuerte, alguien intenta abrir la puerta. Me escondo detrás del sofá, creo que sí es alguno de ellos. Abren la puerta, y entra una mujer. Oh, no. Mi madre. No me ha visto, así que no sabrá que estoy aquí.

—¿SeHun?

Solo hay silencio, me he quedado en shock, si no me ha visto...

—Oh SeHun... Tú mochila está en frente de mí.

Me he metido en un lío, joder. Salgo de "mi escondite". Mi padre puede dar miedo cuando se enfada, sí. Pero mí madre le gana, y por mucho, maldición.

—Hola, mamá...—agacho la cabeza—.

—¿Qué haces aquí?

—Pues me puse mal y me vine a casa...

—Ya veo... —me analiza con la mirada—, me voy a cambiar. Cuando baje, hablaremos.

—Sí, mamá... —trago saliva muy nervioso.

Tengo miedo. Se fue a su habitación y me quedé solo. Me quedé pensativo, hasta que bajó.

—Ven conmigo a la cocina SeHun.

Así lo hice. Me senté, le abrió la puerta del patio a Vivi y se puso a preparar té. Se giró y se sentó delante de mí.

—Sé que mientes.

—¿Por qué estás aquí? ¿Cómo lo sabías?

—Me tomé el día libre —sonríe—, sentí una intuición como madre de que algo te había pasado —dice seria—, y aparte me llamó Soo.

Me sonríe, Soo me las va a pagar. Suspiré, y la miré a los ojos. Le iba a contar todo de una vez.

—Mamá...

—Me tienes aquí para lo quieras, si no estás listo podemos esperar —sonríe.

—Mejor ahora.

—Entonces adelante, cariño.

—Mamá... Me he enamorado.

—Eso está bien. ¿Pero...?

—Sé que nadie se lo esperaba, pero es un chico...

De repente se instaló un silencio que me pareció eterno a pesar de haber sido solo unos segundos. En esos instantes pensé que me odiaría por estos hermosos sentimientos.

—¿Cómo de guapo es mi yerno? —lo dice levantando las cejas, a la vez que sonríe.

—¡Mamá!

—¿Qué? Tengo todo el derecho, ¿a qué sí Vivi? —coge a Vivi en brazos.

Ella se ríe y yo también. Al parecer no era para tanto, en mi caso, claro. Por lo menos me siento aliviado.

Mi madre se levanta, deja a Vivi en el suelo, y extiende los brazos, me levanto yo también y me da un abrazo. Un abrazo cálido, ese que solo una madre saber dar.