Parte 1

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—No me mires así —pedí inútilmente, sabiendo que no tenía ningún derecho de exigir nada, mucho menos a él; quien sólo había sabido amarme, desde el momento en que nos conocimos.

Ocho años atrás, en la Universidad. En la clase de filosofía, salón 13 B para ser exactos; un día cualquiera de diciembre, lógicamente lluvioso y frío. Era la primera clase del semestre y nos sentados uno al lado del otro. No hubo magia, pero sí una sonrisa preciosa de su parte.

—Entonces —hizo una pausa pensado— ¿Cómo se supone que debo mirar a un infiel?

No respondí, porque no sabía la respuesta correcta a su interrogante; sin embargo, esa rabia en sus ojos, el ceño fruncido y los dientes rechinando a causa del enojo: me hicieron temblar. Sus expresiones de molestia y rabia, claramente me las merecía, aquel error que cometí en un momento de inmadurez, me había estado jodiendo la cabeza desde hace tiempo. El remordimiento de haber estado con alguien más, alguien que no era mi pareja, no me dejaba estar tranquilo por las noches.

Considere mis acciones como un momento de debilidad, pero esa excusa no iba a servirme de nada. Él iba a odiarme hasta el día en que me muera, y aunque tuve mucho miedo de hablar con la verdad, finalmente lo revele; porque estaba cansado de vivir en una mentira, fingiendo que nada había pasado. Entonces, él puede pegarme e insultarme todo lo que quiera, decidir si quiere seguir a mi lado, en las buenas y en las malas, o dejarme para siempre. Este último pensamiento me aterraba, pero si lo desea de ese modo: lo aceptaré como el hombre maduro que soy.

—Lo siento y ya sé que con decirlo no arreglo nada, sólo paso y ya —exclame lo cierto—. No es como que fuera importante de todos modos.

Al menos para mi, porque él me miro como si fuera estúpido.

—Tuviste sexo con otro chico y no es importante, ¿Dónde tienes la cabeza?, porque si quiera me lo estás diciendo. Hubiera sido mejor que no supiera nada.

—Pero no sería justo para ti —aclaré desesperado. Tenía el corazón latiendo a mil por hora—. He decidido ser honesto contigo.

Mis manos sudaban ligeramente, apreté con fuerza el borde de la mesa, que se encontraba en medio de la sala de estar, por lo nervioso que estaba. Era el fin, iba a dejarme.

—No es así. Lo que no quieres, es sentirte mal contigo mismo. Estoy seguro de que estás pensando en que te dejare, pero podrás lavarte las manos, diciendo que al menos fuiste sincero. No me parece justo para mí.

Negué repetidas veces.

—Soy más egoísta que eso —me acerque al único hombre, que de verdad he amado y tomé sus manos; ellas temblaban entre las mías—. Estoy pensando en que me amas y que vas a perdonarme. Por supuesto que estarás enojado unos días, pero al final de cuentas, ambos nos amamos y eventualmente seguiremos juntos.

Mirando hacia la pared del departamento que compartíamos, él sonrió de forma burlona, su expresión sarcástica estaba fuera de este mundo; aun así, podía notar que se estaba aguantando las ganas de llorar y eso me hacía sentir terriblemente mal.

—Así que ya lo tenías todo planeado, ¿Qué es lo que piensas hacer si no te perdono y ahora mismo llamó a mi abogado para tramitar el divorcio?

—Lloraré —dije seguro. No tenía dudas de eso así que respondí rápidamente—. Llorare un infierno porque te amo, porque somos una familia, hace sólo unos días estábamos planeando adoptar.

—¿Te gusto? —preguntó sin mirarme a los ojos, desviando la vista a un porta retrato que adornaba la mesa de centro; la foto que enmarca, era la que nos habíamos tomado el año pasado, en la laya para festejar nuestro aniversario—. ¿Lo amas?

—Por supuesto que no, ¡joder no lo amo!, tú eres la única persona por la que puedo sentir algo como eso.

—Pero te gustó.

Pase mi mano por mi cabello despeinándome, casi queriendo jalarlo como si me hubiera vuelto loco, tampoco tenía una respuesta para eso. No es que el sexo hubiera sido malo; fue buen amante, pero por supuesto él no era mi esposo. No me daba seguridad, ni comodidad o el placer que sentía, sólo por acostarme a lado de la persona a la que había amado desde que tengo memoria. Tuve un buen orgasmo, pero nada más que eso, no hubo la felicidad posterior de entregarse a la persona que amas.

—Descubrí que prefiero hacerlo contigo.

Finalmente se apartó de mí, alejándose considerablemente hasta llegar a la cocina, donde dio vueltas de un lado a otro, sus brazos se encontraban cruzados, su expresión era pensativa.

—Estoy muy enojado, quisiera hacerte cosas muy feas en este momento —se detuvo y me miró fijamente a los ojos—, pero tienes mucha razón, te amo.

Deje descansar mi cuerpo de la tensión inicial y me sentí más ligero, si él me perdonaba yo haría todo para no volverlo a decepcionar. Logré esbozar una sonrisa pequeña y me acerqué a él para abrazarlo con fuerza, rodeando su cuerpo con mis brazos.

—¿Vas a perdonarme?

—No puedo hacer eso— dijo soltándose de mi agarre y dándome la espalda, llevé mis dedos a la boca y me mordí las uñas nervioso por lo que iba a decir—. No vamos a divorciarnos. Voy a darte una segunda oportunidad, después de todo, si me engañaste es porque algo estoy haciendo mal.

Empecé a llorar, todo era mi culpa, yo fui el que hizo todo mal, comparado a mí, él siempre fue perfecto en nuestra relación y no podía pedir mejor pareja, ni mejor amante.

—Gracias Taehyung —dije abrazando su espalda y dejando un pequeño beso en su cuello—. Prometo que no te volveré a decepcionar —añadí recargando mi rostro en su espalda. Ahora era el hombre más feliz del mundo y el más amado.

¿Se acabó el amor? - VHOPE, FINALIZADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora