/1/ volviendo a casa

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Brooke Miller

Vuelvo a tronar los dedos de mis manos, obvio que no estoy nerviosa de qué volveré a ver mi hermano después de 5 años. Suelto un largo suspiro y veo a mi tía que está revisando que si tenga todo. Ella me pasa los documentos y sonríe.

—No tienes porque estar nerviosa Brooke. Volverás a tu casa.

Me anima con una pequeña sonrisa, pero se le puede notar en sus ojos cafés que no quiere dejarme ir.

—Te voy a extrañar tía Celia.

Le digo sin rodeos a la mujer que se había convertido en una madre para mi en los últimos años.

—Y yo a ti.

Me dice envolviéndome en sus brazos. Le devuelvo el abrazo con fuerza mientras intento recordar cada detalle de este momento. La extrañare demasiado.

—Gracias por todo.

Digo con sinceridad. Ella solo me da una pequeña sonrisa y veo cómo salen pequeñas lagrimas de sus ojos. Trato de no romperme porque sé que nos pondremos a llorar a gritos las dos juntas, intento tomar mi compostura y tomo mi maleta con fuerza.

—Cuídate mucho Brooke.

Ella se abraza a sí misma, yo solo le sonrío de boca cerrada y continuó mi camino hacia migración. En 9 horas ya tendré una vida nueva, ¿Me intriga? Claro que si, ¿Me preocupa? Más que nada en esta vida.

(...)

Camino viendo por encima de las personas, tal vez de esa manera logró visualizar a mi hermano pero todo fue en vano. Me canso y decido solo caminar normal por el gran pasillo del aeropuerto de Atlanta. Me muerdo mi labio inferior mientras miro a todos los lados, ¿Donde diablos se metió mi hermano?.

Tal vez se le olvidó. No quiero ser tan negativa y continuo viendo a mis alrededores sin mucha esperanza. Saco mi cel apunto de llamar a tia Celia pero una persona llama mi atención, esta de espalda y parece que está discutiendo con una seguridad. Una sonrisa se ensancha en mi rostro.

Después de 5 años.

Le tocó el hombro y se voltea con una cara agitada y furiosa pero su mirada se suaviza cuando nota que soy yo.

—No me digas que estás discutiendo con él seguridad.

—Es un idiota.

Antes de que pueda reaccionar el me envuelve en un fuerte abrazo. Y yo no dudo en aceptar, siento como mis ojos vuelven a cristalizarse por las lagrimas pero esta vez no las evito y dejo que caigan. Cuando nos separamos el me sonríe.

—Estas muy grande.

—Y tú no te quedas atrás.

Le digo señalando los tatuajes que tiene en su brazo. El solo sonríe con orgullo y toma mis maletas.

—¿Como estuvo el viaje?.

—Fue todo muy tranquilo. Pensaba que sería peor.

—Y, ¿Como esta tía Celia?.

Sé que nuestra tía no le cae muy bien a mi hermano. Cuando mis padres murieron mi custodia cayó en las manos de tía Celia porque en el momento James no era mayor de edad, entonces la decisión de mudarme a Londres fue solo de ella, el no quería. Y yo, pues era muy pequeña para tomar decisiones por mi cuenta.

—Ella está muy bien.

Se siente extraño estar con el, si continuábamos hablando a pesar de la distancia pero no es lo mismo tenerlo al lado que a través de una pantalla. Él deja mis maletas en el baúl del carro y me monto de copiloto.

Viviendo con ellos  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora