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Trío

Sólo he escrito KiriDeku, pero al estar abierta a cualquier shipp, fue imposible para mi no hacer algo sobre esta shipp tan culposa que tengo y la cual le he contagiado a mi preciosa novia, Todonui06, que de alguna y otra forma, he logrado que se vuelva multishipper. Te amo, hermosa. Esto va para ti, todas mis cochinadas dedicadas a tu tierna y linda persona♡ Eres la mejor y lo sabes, bebé~

Los dejo leer sin más.

Advertencia: Lenguaje explícito Yaoi (BL, BoyLove, etc). Contenido vulgar. Deku puta. (?

Mordió su labio inferior por quinta vez en ese día.

El bálsamo se había extinguido por completo. Tal parecía que sí afectaban todas esas miles de veces que se repasó la húmeda lengua por sus labios.

Cuando comenzó ese deseo insano, que había brotado días atrás, Midoriya sólo dejó que se extendiera hasta donde quisiera, pues era claro que no tenía el control desde un principio.

Disimuladamente miraba hacia la parte trasera del aula con sus grandes ojos. Todos estaban tan esimismados en su mundo, que aprovechó para observar con total descaro el flojo chico bicolor que observaba aburridamente la ventana.

El muchacho mantenía un lápiz cerca de sus labios, y tenía en su palma la barbilla recargada. Seguro se le dormiría la muñeca más tarde. 

Sus cabellos eran levemente movidos por el aire que entraba en la pequeña rendija de la ventana y sus inpares ojos estaban tan perdidos como debían estarlo las ganas de vivir de Mineta.

El peliverde cruzó miradas con él, y aunque el plan era girarse antes de ser descubierto, había fallado sin reparos. La pecosa persona sonrió gracial, más Todoroki solo asintió con la cabeza, para después volver a su inmutable posición.

Lo miró entonces con más atención y los ojos abiertos de par en par, aunque no por mucho, pues su atención se desvió rápidamente a otro punto.

Bakugou había entrado. El rubio se sentó siendo tan escandaloso como de costumbre, molestándose por todo el ruido presente en el salón. Obviamente fue ignorado, y en su acción por dar nula importancia a esto, se colocó los audífonos y recargó en el respaldo de su silla. Sacó un libro de su pulcra mochila, la cual descansaba en el asiento de a lado, justo donde iría Kirishima, pero debido a que había faltado, Katsuki no tardó en darle mejor uso al sitio vacío.

Los verdes ojos se pasearon con hambre por el definido -y vestido- cuerpo del rubio.

Su cabeza empezó a divagar, pero no eran las típicas e inocentes divagaciones que le hacían perderse en su mundo durante largos minutos.

No.

Se trataba de aquellas que habían aparecido recientemente.

Desde el momento en que entró a los vestidores para cambiar su traje de héroe, y pensó que estaría solo... pero no fue así.