Marco se acercaba lentamente a Eclipsa, hasta que la pego totalmente en la pared, juntando sus labios en un dulce, tierno y apasionado beso.
-P-perdón. -se disculpo Marco mientras separaba sus rostros sonrosados.
-No te preocupes... besas bien.-dij...
Me levante agitado y asustado por aquel sueño raro que acaba de tener, me levante y lleve mi pequeño cuerpo al baño de mi habitación, poco a poco iba cantando una canción.
-CON CALMA YO QUIERO VER COMO ELLA LO MENEA, CON ESE PUMPUM GIRL!~-cante mientras me lavaba los dientes. -Nanana...¡Eclipsa!-salí corriendo de mi habitación a la suya.
-¿Eclipsa?-pregunte por ella pero nadie contesto. -¿Estás aquí? -volví a preguntar, me acerque a su cama pero ella no estaba allí.
Volví a mi habitación, me vestí y recorrí los pasillos hasta el comedor real, esperaba ver a Eclipsa pero solo había una jovencita castaña.
-Hola Rey Marco, ¿qué desearía usted para desayunar?-pregunto amablemente.
-Ehhh... -mire a aquella chica confundido. -Cualquier cosa...-propuse.
Ella asintió y se fue de la cocina.
-¿Dónde estará Eclipsa?-me pregunte susurrando y me sente en una de las sillas de ese grande comedor. A los minutos aquella chica castaña volvió con una bandeja muy grande.
-Aquí tiene su desayuno, señor. -dijo y me dejo cada plato delante mía. - Que aproveche.
-Gracias... -ella se iba a marchar pero la pare- Oye... -me miro- ¿Sabes dónde está Eclipsa?-pregunte, ella desvio su mirada a la pared.
-No... Creo que se fue a dar un paseo... Si. Eso. -dijo y rápidamente salió de la habitación.
-Que raro... -comente para mi mismo. Comí aquella comida que había en mi plato, si que estaba buena, tanto como Eclips... Digo...
Me levante de mi sitio, salí del comedor.
-Creo que daré una vuelta yo también... -dije a mi mismo caminando hacía afuera del Castillo.
-¡No!-me grito uno de los guardias- No puede salir del Castillo.
-¿Por qué?-pregunte- Sólo quiero dar una vuelta. -insistí
-La reina Eclipsa desapareció y no queremos que el rey también. -¿Desde cuándo era rey?
-¿¡Desapareció Eclipsa?!-grite alarmado
El guardia no dijo nada más y cerro las puertas del Castillo. Aquel lugar se sentía tan sólo que a cualquiera le daría miedo. Suspire.
Encuentrala.
-¿¡Quién dijo eso?!-enfadado mire a todos lados pero no había nadie.
Busca a Eclipsa.
Volví a escuchar esa voz.
-¡Ya salga quien sea!-no estaba con ganas de bromas. Gire mi cuerpo hacía las escaleras.
-¡Sorpresa, Marco! -grito aquella criatura de mi sueño, Toffe.
Pegue un grito.
-¿Qué rayos haces aquí?-enojado me acercaba a él.
Él sólo río y levanto su mano, haciendo que una gran esfera casi opaca de color verde, allí estaba.
-¡Eclipsa!-grite corriendo hacía ella, pero caí para atrás por "algo."
Ella estaba dormida, pues estaba acostada con los ojos dormidos.
-¿Qué quieres? -pregunte con los ojos llenos de lágrimas- Dejala.
Toffe habló.
-Si quieres salvar a tu... Noviecita... -hizo una pausa- Traeme a la hija de Star y Tom. -dijo sonriendo malévolamente.
Me quedé helado a tal petición.
-¿P-para qué? -pregunte asustado.
-Eso no te interesa. -respondió.-Tienes hasta mañana a las 8:00am para entregarme a la niña. -yo salí corriendo del Castillo, ignorando a los guardias, abrí un portal hacía el inframundo. Caminé hacía las puertas de aquel gran Castillo rojo, las toque.
-¿Hola?-abrio un joven pelirrojo junto con una chica igualmente pelirroja. -Oh, Hola Marco. -saludo Tom mientras sonreía. -¿Vienes a ver a Star? -pregunto- Ella está durmiendo ahora.
Mire a la niña con un poco de preocupación.
-He... Bueno, Star me dijo que ustedes dos queréis un descanso, ya sabes. - mentí. señale a la niña, él asintió.- ¿Quieres que la cuide mientras ustedes disfrutais?-pregunte.
Él me sonrió.
-Gracias Marcos, sería genial. -dijo mientras se echaba para un lado- Pasa, la niña ya almorzo sólo duermela en media hora. Iré a despertar a Star. El joven subió las escaleras dejando a la niña en una cama, me acerque a la cuna mirándola.
-¡Qué tierna!~-dije a lo que la niña se río- ¿Cómo se llamara?-pregunte a mi mismo.
-Se llama Laila. -dijo una voz femenina, me di la vuelta y ví a Star rodeando el brazo de Tom con el suyo. -Gracias por cuidar a nuestra hija esta noche, Marco, te lo agradezco.-me sonrió y le devolví la sonrisa.
-De nada... -dije y mire de reojo a la niña.
Los dos jóvenes salieron de la casa, mire a la niña, la cogí en mis brazo y salí del Castillo.
750 palabras.
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