26.- El dolor se cura bailando

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Al compás del ritmo de la noche,

el baile hasta el amanecer.

Olvídate de las preocupaciones en tu mente,

Puedes dejar todo atrás.

Al compás del ritmo de la noche,

Oh, el ritmo de la noche, oh sí (*)

Estaba emocionada, incluso Liss parecía más alegre

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Estaba emocionada, incluso Liss parecía más alegre. Fue ella quien le ayudó a escoger el vestido adecuado para esa noche. Cuando llegaron las doncellas a ayudarla con el peinado y la ropa, Lissaendra le dio las indicaciones y ella trató de hacerse entender a base de señas. Según Liss, quedó tal como quería y estaba perfecta para salir con el príncipe a esa fiesta. Liss andaba tan ilusionada que Ariel ya no sabía si en verdad estaba viviendo a través de ella, o hasta qué punto podían llegar a ser una sola. O si Liss sentía las mismas sensaciones a través de ella al comer, querer, o enojarse. Y mejor no pensar eso, porque hasta le daba miedo preguntar.

"Tenemos que lucirnos, Ariel. Ya quiero que bailes", decía emocionada la princesa. Ella sabía sobre aquella parte de su trato con la Bruja, y de hecho le pareció algo tonto. Ariel también pensaba que no debió aceptar eso del dolor a cambio del baile, hasta el momento ni había practicado. Pero ya estaba hecho y tenía que aprovechar.

"Oye, Liss. ¿Por qué dices que tenemos que lucirnos? Solo voy a bailar yo."

"Pero nadie sabe que tú vas a bailar, piensan que eres Lissaendra de Albyssini. Entonces, las cosas que tú haces son como si en realidad yo las hiciera. Por eso siempre hablo en plural", le explicó la princesa con calma. No parecía tan irritable como otras veces.

"¿Cómo plural?", preguntó sin entender bien. Había palabras de humanos que no conocía a veces.

"Es cuando son varias personas o cosas. En este caso, tú y yo."

"Ah... ya entiendo. Qué bueno que me lo explicaste", le dijo. Ariel se miró al espejo una vez más y se puso esa máscara que el príncipe mandó para ella. Sonrió al ver su extraño aspecto, era tan raro eso, como si fuera otra persona. Se la sacó y volvió a poner varias veces, solo para terminar riendo de sí misma. Ni siquiera estaba en la fiesta y ya se divertía.

"Ariel...", dijo de pronto Lissaendra.

"¿Si?"

"¿Tú crees que...? ¿Tú piensas que en verdad soy lista?", preguntó con timidez. Ariel no entendió por qué de pronto le preguntaba eso, pero entonces recordó lo que conversaron esa mañana en la biblioteca. Ella misma le dijo que pensaba que era lista y podía ser otras cosas además de una princesa ignorante.

"Pues sí, Liss. Tú sabes muchas cosas, no sé cómo haces para memorizar tantas reglas, nombres, escudos, comidas, y todo lo que hay que saber para ser una princesa. Creo que eres inteligente", contestó esperando que eso la dejara tranquila. Pero Liss no respondió por varios segundos.

Maldita sirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora