Deseo concedido [III]

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Jin jadeo. Había tocado la puerta de un loco.

Sin perderlo de vista, comenzó a retroceder hacia la puerta principal.

- C-Creo que se me hizo tarde. Será m-mejor que me - Señaló con su pulgar hacia atrás - vaya.

Y justo cuando llegaba a la salida la puerta se cerró de golpe.

- ¿Quiere amor? - pregunto el anciano. Un pequeño precio que el otro debía pagar si deseaba a cambio la felicidad.

- Cambie de parecer.

-¿Por la sangre? Será un poquito.

- ¡No es por eso! - seokjin exclamó, yéndose a otro estremo de la habitación - sino que es mejor que me quedé soltero -¡Estúpida! A buena hora razonaba.

El anciano miró hacia la lámpara de keroseno, ubicada sobre la encimera que dividía la cocina de la sala, e hizo que se encendiera por si sola.

Jin quedo con la boca abierta.

La palidez del brujo era espeluznante. Más que un aspectro, parecía un....

- Odiaria que se marchará - dijo el, interrumpiendo sus pensamientos.

Una gota se escapó de su ojo, provocando que descienda por su mejilla. Jin tenía miedo, el brujo era un psicópata.

-¿Quiere amor?- repitió con un brillo lacerante en sus ojos. El joven le excitaba. No sólo su sangre, también su cuerpo...

- Le aseguro que su vida intacta. Bueno.... - sonrió mordaz - ,alargada... - se retiró lo suficiente para que está se relajara -.Vamos - lo animó, una vez sentado en la silla que el antes había ocupado, haciendo crujir el piso de madera -, lo ayudaré. No temas.

Seokjin pensó que, si estaba dispuesto ayudarlo, su integridad estaría a salvo. No obstante....

-¿Y para que quiere mi sangre? -El pago por el favor se le hacia retorcido.

El brujo le mostró los colmillos.

Largos y puntiagudos.

- Para alimentarme - dijo-. Ha pasado un tiempo desde la última vez que bebí de un humano. Cinco largos y tortuosos años.

Como un fantasma, se desplazó con rapidez, sin que sus piernas se hubiesen movido.

Seokjin corrió, y agarró lo primero que vio para defenderse.

<<muy bien seokjin, justo una lámpara de keroseno agarras>>

- ¡Apartece, engendró o quemó la cabaña! - lo haría de ser necesario.

El anciano puso los ojos en blanco.

- No lo mataré, lo juro - agregó para tranquilizarlo-. Sólo déjame beber de su sangre, y obtendrás lo que pides - ya había bebido de un cierto, de un zorro, como para dejar seca al joven.

Durante décadas, cazó animales y sapos para revitalizarse, arrepentido de haber sido un desalmado vampiro. Pero la sangre de estos no era lo suficiente nutritiva para mantenerlo joven. Necesitaba la sangre humana, su alimento vital, para mantener su cuerpo vigoroso. Sin está, se deterioraba con rapidez.

Y la del joven se le hacia tan apetitosa...

Lo sujeto con fuerza, con sus horrendas manos, y lo pego contra la pared a su espalda, a la vez que su entrepierna cobraba vida propia.

La lámpara de keroseno cayó al piso, quebrandoce los cristales que protegían la mortencina flama, pero no causó un incendio que preocupase al dueño de la cabaña.

- Dime: ¿Quieres amor? - susurro en su oido, sin soltarlo. Estaba dispuesto a dárselo, a cambio de alimento y compañía.

Seokjin vaciló. ¿Por que le repetía tanto esa pregunta, si su intención era matarlo?

-¿ Lo quieres?- Impaciente, el lo sacudió con vehemencia. Había perdido la cuenta de los días y las noches en que estuvo sólo, añorando el cariño  de un acompañante con fuego en las venas.

Y en el.... yacia  ese fuego.

-¡Si quiero! - el grito, tembloroso y con las lágrimas a punto de saltar a sus mejillas.

El anciano sonrió triunfal. Se acabaron los días de perpetua soledad.

Y lo mordió...

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Deseo Concedido [Kookjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora