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fanfic terminado | 2 capítulos

 

 

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Charles se retuerce bajo su cuerpo, gimiendo por última vez antes de correr y ceder al cansancio. Erik no tarda en llegar, sus piernas tiemblan y se doblan en placer, pero permanece quieto, observando el rostro adormilado del ministro. Sonríe ante el reconocimiento.

Charles Francis Xavier, primer ministro de la comunidad mutante, la persona a quien debe proteger durante 14 horas al día, el hombre con quien se acuesta hace un mes.

Erik se deja caer a un costado, su ritmo cardíaco se regula y la culpa lo golpea de nuevo, ¿cómo llegó hasta este punto? Él vuelve a mirar a Charles, sus ojos ceden ante el placer de contemplar los rasgos ajenos y una sonrisa imperceptible se dibuja en sus labios. Podría perder el trabajo por esto y realmente no le importa asumir las consecuencias. Estaría bien si los descubrieran, así podría deshacerse de Charles para siempre, de esa necesidad que siente por tocarlo hasta verlo retorcerse de placer. Aunque también hay otro tipo de sentimiento que Erik ignora tajante, no piensa en ello, no mientras tenga una familia a la que aún quiere recuperar.

Una vez más, Erik deja a Charles durmiendo y se va a la habitación continua, dónde es su lugar.


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Erik Lehnsherr oyó de Charles Xavier cuando aún era un soldado en la armada del Reino Unido. Él oyó el discurso del hombre, sobre la paz y la negociación, por supuesto que se burló de esa palabrería y sus compañeros también lo hicieron. Un hombre como él, o más bien los políticos en general, no podrían saber sobre la guerra, las pérdidas, el miedo y el sacrificio. El trabajo de tipos como Charles eran el discurso y la creación de leyes, mientras que, los tipos como Erik, se encargaban del trabajo sucio. No era un secreto que los soldados odiaban a los políticos y sus absurdos discursos de paz o prosperidad. Pero servían, como un cojín de esperanza que les permitía soñar con volver a reunirse con sus familias.

Su familia, Erik pensaba en ellos cuando decidió que era hora de regresar. Había perdido tantos años con ellos, ni siquiera estaba seguro de poder recordar sus rostros pese a las fotos que enviaba Magda cada cierto tiempo, cuando se presentaba un acontecimiento importante. Erik pensó en las sonrisas de Peter y Wanda cuando lo vieran en la puerta de su casa. Él también pensó en Magda, su esposa, pese a que ella le había pedido una pausa a su relación. Erik quería recuperarlo, el tiempo y las experiencias, aunque sabía que no podría hacer mucho. Su nuevo cargo era una barrera.

Su jefa, Emma, había decidido ponerlo en el servicio especial de protección de la policía metropolitana de Londres, encargándolo como guardaespaldas de uno de los ministros más polémicos del país, Charles Francis Xavier. Erik contuvo las ganas de mostrar su molestia, en cambio, asumió la responsabilidad con objetividad.

—Trabaja en esto por dos años y luego podrás pedir un cambio en algún sector de la policía. Sé que querías más tiempo para tu familia, pero te necesitamos protegiendo a Charles. Prometo que después te pondré en un buen puesto con un sueldo favorable –explicó Emma.

—Asumiré el trabajo ¿Eso es todo?

—Comienzas mañana.

Erik sintió un poco más de resentimiento contra ese hombre.

Bodyguard  。 cherikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora