Probabilidades『1』

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Las posibilidades son infinitas.

No es una novedad, basta con tomar un dado y arrojarlo, una vez tengas el resultado, lo arrojas de nuevo, y probablemente tenga un resultado diferente al anterior. Si decides agregar un segundo dado, tendrás aun más probabilidades de que cambie.

La realidad no es diferente, y basta con que un pequeño detalle se altere para dar consigo una gran cantidad de nuevos sucesos. Una historia diferente...

Seguro lo entiendes ¿verdad, Dylan? Al fin y al cabo, en esta jugada obtuviste finalmente lo que tanto deseabas.


Estas muerto.

Ժ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴

—Ugh... ¿Qué...?

Podría jurar que acababa de oír una voz, pero no le resultaba familiar.

"¿Dónde estoy...?" pensó en sus adentros.

Con algo de miedo, abrió lentamente sus ojos. Se encontró con el cielo que continuaba cubierto por las nubes de ese día gris, la lluvia seguía cayendo a cantaros tan fuerte como cuando decidió saltar.

"¿Saltar?" un momento, lo había echo en verdad, salto.

—Salté de ese maldito puente —lo repitió, solo para asegurarse a si mismo que estaba en lo correcto.

Su cuerpo se sentía extraño, el frio del agua, el peso de su ropa mojada, nada, nada en absoluto. Todas las sensaciones que recordaba se habían esfumado como por arte de magia, ya no sentía el dolor de perder el aire de sus pulmones, ni el sabor de la muerte.

Solo vacío.

Primero levanto la mitad de su cuerpo, y comprobó que seguía entero, luego aprovecho para observar a sus alrededores.

El puente del que salto estaba aun a la vista, eso significaba que no se encontraba dentro del arroyo, pero tampoco demasiado lejos. ¿Había tenido tan mala suerte de salvarse por casualidad? Imposible, la corriente era demasiado fuerte.

—Entonces como...

Y fue ahí cuando se percató.

A su lado, había una chica, de cabellos rubios empapados por la tormenta y unos ojos azules que le recordaron al mar. Arrodillada junto a él, ambos en una calle que estaba a unos metros del arroyo, en frente de un local que estaba cerrado.

La chica desconocida, sollozaba.

—¿Y tú quien eres y por qué lloras? —preguntó tajante.

No obtuvo respuesta alguna.

—Eres sorda o que, te hice una pregunta —el que le ignorase solo le hacia fastidiar mas, quería respuestas.

No puede oírte...

—¿Qué? ¿Dijiste algo? —pero la chica seguía conteniendo las lagrimas y mirándole sin decir una sola palabra.

Suspiro con fastidio, todo eso era inútil si la extraña chica se negaba a cooperar. Y ya había perdido suficiente tiempo allí. Si ella no iba a ayudarle a entender que estaba ocurriendo, buscaría otra persona.

Se levanto finalmente del suelo.

—Gracias por nada —soltó con veneno.

Pero su mente quedo en blanco y palideció, no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, era imposible de creer.

Él estaba de pie, juraba que así era, pero podía verse, se veía a él mismo como en una foto o en un espejo, seguía en el suelo. Pero era imposible ¿cierto? Estaba de pie, de pie viéndose en el suelo. Su mente no podía procesar todo a la vez, sentía que iba a explotar.

—No puede oírte por que no estas con ella —la voz, por fin la oía con más claridad—. Estas aquí, conmigo.

Unos pasos a sus espaldas le hizo ponerse en alerta. Cuando giro, pudo encararse con el misterioso desconocido.

Un hombre de rasgos finos, de cabello alborotado y castaño, con mirada penetrante y unos apenas perceptibles ojos verdes, vestía un elegante traje que le recordaba a su mayordomo y quizás único amigo, Víctor. Su sola presencia le hacia estremecer.

—Dylan Peterson... —tras decir su nombre, una sonrisa extraña se hizo presente en su rostro.

—Nunca te he visto ¿cómo sabes mi nombre? —preguntó continuando a la defensiva, no le daba buena espina.

Una risilla risueña escapo del extraño sujeto, esa pregunta parecía resultar graciosa a su extraño modo. Junto las manos a su espalda y tras unos segundos de silencio, le dio su respuesta.

—Yo conozco el nombre de todos —se encogió de hombros, como si le restara importancia—. Cada persona que conoces, y que no conoces, lo sé todo sobre ellos.

—¿Eres una especie de acosador...?

—Es mucho mas complicado de entender.

Dylan no lograba comprender nada, estaba perdido y quizás ese extraño tipo era su única posibilidad de llegar a una conclusión lógica. Se armo de valor y lo encaro nuevamente.

—No lo entiendo... ¿Qué esta pasando?

Una risa sonora fue lo que escapo esta vez del sujeto.

—¿Aun no lo entiendes Dylan? Ganaste, felicidades —lo que le diría a continuación lo dejaría en shock—. Estas muerto.

A lo lejos escucho el sonido de las sirenas, una ambulancia se acercaba a toda prisa junto a un coche patrulla. La sonrisa del extraño se amplio, y con la mirada perdida, vio a su lado como la chica rubia sujetaba con fuerza la mano de su cuerpo ya sin vida en el suelo. 

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⏰ Última actualización: Jun 10, 2019 ⏰

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