Capítulo 3

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Miro una vez más mi habitación, está completamente vacía, las pocas cosas que quedaban ya estan en el camión de la mudanza.

Luego de que Alex se fuera y me dejara con los pensamientos echos un desastre, no pude pegar un ojo en toda la noche, me quedé pensando en lo que me dijo.

Salgo de mis pensamientos cuando escucho que tocan la puerta de mi habitación, paso mi vista a la puerta, encuentro a Mamá de pie, su mirada choca con la mia, me da una pequeña sonrisa mientras se acerca, se sienta a mi lado, en el piso de mi habitación. Nos quedamos en silencio, repaso una vez más mi habitación, las paredes color violeta aún tienen las pegatinas de mariposas que Mamá me dio cuando tenia 12 años.

Ya no estan los cuadros que Lina pinto y las fotografías que habia colgado en las paredes hace mucho tiempo, los llevo conmigo, espero poder colgarlos en las paredes de mi habitación en la nueva casa, la voz de Mamá hace que salga de mi trance.

— Lamento mucho que tú y tu hermano estén pasando por esto, — dice Mamá, su tono de voz es bajo, me quedo en silencio sin saber que responder.

Papá entra a la habitación, su mirada cae en nosotras, mira a Mamá antes de hablar.

— Ya casi es hora de irnos, — dice mientras me mira. Me levanto del piso, tomo mi mochila y levanto una caja pequeña donde guarde algunas cosas que estaban en mi mesa de noche.

— iré a guardar esto en el auto,  — digo, mis padres asienten asi que camino hacia la puerta, me detengo antes de cruzarla, miro una ultima vez la que fue mi habitación durante toda mi vida.

Muchos recuerdos vienen a mi mente, siento las lágrimas caer por mis mejillas, mi visión es borrosa, mi mirada cae en mis padres, me observan en silencio, la tristeza y el dolor claros en sus ojos, les doy una sonrisa, salgo de mi habitación conteniendo las ganas de explotar en llanto.

Salgo de mi casa, la cual esta completamente vacía, en el jardín encuentro a Alan con Trevor y algunos otros chicos, Alan y Trevor me miran, me acerco a ellos, Trevor me abraza su perfume golpea mi nariz, haciendo que recuerde todas esa veces que cuidó de mi.

— Ya hablé con el idiota de tu hermano, el te va a cuidar no tan bien como yo, pero lo hará, ¿Esta bien?, — dice mientras deja de abrazarme.

— Esta bien, — respondo, Trev limpia mis lágrimas y luego besa la coronilla de mi cabeza.

Me despedí de los otros amigos de mi hermano, meto mi mochila en el asiento trasero del auto y la pequeña caja la deje atrás con algunas otras cosas, me quedo de pie observando mi casa, sintiendo las ganas de llorar y patalear por no querer irme.

Escucho el claxon de un auto, me giro en dirección al ruido y veo el auto de Chris aparcar en el frente de mi casa, las ganas de llorar aumentan y siento mi corazón acelerarse, Lina es la primera en bajar, corre hacia mi, lágrimas caen al instante, nos abrazos y la escucho sollozar, me suelto y limpio sus lágrimas, siempre odie verla llorar, es una de las personas más fuertes que conozco, llorar no va en ella.

— No llores, Lina, — digo, nos soltamos y ella ríe.

— Te voy a extrañar, — dice mientras me abraza de nuevo.

— Yo mucho más nina, — le digo mientras me río sabiendo que no le gustan que le digan así, ella me suelta y voltea sus ojos riendo.

Mi vista cae en un Robert muy triste, su ojos estan húmedos, las lágrimas amenazan con salir, corro hacia el y lo estrecho en mis brazos, mis lágrimas caen sin control, empapando mis mejillas, Rob se suelta lentamente del abrazo, me muestra su mano y veo que hay una pequeña caja color rosa con un lazo dorado.

El Pozo CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora