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Narra Park Ji-min

Camino entretenido en mi celular escuchando música hasta que repentinamente soy azotado contra la pared de lo que me parece es un callejón. Me sacudo un poco impresionado y veo a mis dos agresores. Ambos con la cara destapada. Par de genios.
-Dame el celular y todo lo demás de valor -exige uno de cabellos gris. Demasiado llamativo. Todo un genio, en serio (sarcásticamente hablando por supuesto). Su rostro bastante peculiar se deforma en una mueca para intimidarme pero solo me da un cosquilleo en la garganta detonando unas ganas de reírme, pero permanezco serio.
-No te entregaré nada -dicto audaz guardando mi teléfono en el bolsillo del pantalón-. Y ahora váyanse, los dos. Haré como que nada de esto pasó.
-¿Viste, Tae? No va a funcionar -lloriquea el más alto revelando el nombre de su compañero.
-Shh, no digas mi nombre -susurra molesto y luego se dirige a mí-. Mas te vale entregar todo, enano.
-¿A quién le dices enano? -frunzo el ceño sacando un cuchillo de la cintura de mi pantalón asustando al dúo.
El rubio sale corriendo para refugiarse detrás de un par de chicos que se encuentran fuera del callejón mirando todo el suceso. Su compañero de cabello grisáceo le sigue cuando nota que no estoy jugando y decido salir advirtiendoles antes de marcharme por completo.
-¡NO SE ACERQUEN DE NUEVO O YA VERÁN! -les grito a ambos y me voy corriendo aunque mis pies se enredan y casi me caigo pero continuo hasta que desaparezco del campo de visión de los chicos.
Me detengo al frente de la estación del subterráneo y bajo las escaleras para ir a casa. Vaya par de locos.
¿Querer robarme a mi? ¿sin arma? ¿y llamándome enano?
-Solo suena al comienzo de un mal chiste -susurro bajito para mí mismo estirandome lo más que puedo para alcanzar el tubo del techo donde puedo sujetarme. ¿De quién sería la maravillosa idea de colocarlos tan altos?
Llego a mi estación y salgo empujado por la gente apresurada que siquiera se preocupa por lo que sucede a su alrededor. ¡Oigan! ¡Estoy aquí! grito en mi mente tropezando torpemente con mis pies pero sin caer al suelo.
Al fin llego a la superficie y respiro el aire "fresco" o por lo menos debería ser fresco sin el tubo de escape alterado de una moto que pasó dejando una cortina de humo. Muevo mi mano dispersando el humo y justo mi celular repica.
-¿Diga? -respondo cruzando la calle y continuo caminando.
-¿Park? -escucho y sonrío enarcando las cejas bastante intrigado reconociendo la tosca voz del personaje.
-¿Debería sentirme halagado de que no me esté llamando por error? -digo con un tonito burlón y se presencia un gruñido luego de mis palabras.
-No seas idiota -contesta con veneno-. Te llevaste mi cartera, imbécil.
-Oh -hago una expresión de sorpresa y sin dejar de caminar, reviso mi mochila encontrando la dichosa cartera-. Lo siento Yoongi hyung.
-Como digas -qué bien, no moriré. Aún-. Procura llegar mañana temprano a la estación.
-Está bien -susurro y suena el timbre de que han colgado la llamada así que guardo mi celular en el bolsillo trasero del pantalón-. De todas las billeteras del mundo, tenía que ser justamente la de Min Yoongi...
El jefe de la estación policial donde trabajo. Quizás lo más fácil es imaginarse a un sujeto enorme y agresivo solo con escuchar la descripción de su fría personalidad, pero realmente es un tipo más bajo que yo, con una cara de bebé y una actitud de mierda que no se soporta ni el mismo.
-¿Llegar temprano dice? -repito subiendo las escaleras del edificio donde vivo y llego a mi pequeño departamento-. Si él se la pasa toda la mañana durmiendo en su casa.
Cuelgo mi mochila en el perchero del recibidor y estiro el sofá/cama que se encuentra en la sala al frente del televisor para acostarme. Enciendo el aire acondicionado con el control, y lanzo un cojín al encendedor para apagar la luz. Que descaro. Es imposible que pueda llevarme bien con ese sujeto tan gruñón y despota, sin contar que es un flojo de mierda.
Es la única persona que no tolero del trabajo. Puedo soportar a Woozi, a Chanyeol, a Jackson, a Jennie y hasta el dios del caos, Namjoon, pero definitivamente a Min Yoongi no. Y supongo que debe ser un sentimiento mutuo porque cada vez que me ve, solo me dirige una mirada despectiva y continúa su camino como si solo hubiese visto una mierdecilla cualquiera.
¿Cómo habrá llegado su billetera a mi mochila? No lo sé. Pero con eso, su odio hacía mí debió haber aumentado el doble de su tamaño y ahora no tengo siquiera ganas de ir al trabajo mañana...
Suelto un suspiro pesado y me acurruco debajo de las sábanas dando un bostezo cansino. Cierro los ojos por un momento y siento como el sueño me domina.
...
Despierto irritado por el repicar insistente que proviene debajo de mi cuerpo y me estiro hacia arriba para sacar mi celular del bolsillo entrecerrando los ojos para leer lo que dice en la pantalla. 《Levantate o destrozaré la oficina》
Me froto la cara con el brazo de mi camisa y me siento rascando mi barriga. Apago la alarma y me voy al baño a darme una ducha fría para despertar los nervios. Nota mental "no dejar más mi celular con Namjoon". Porque ese nombre de la alarma obviamente no lo coloqué yo.
-Sin contar que seguramente descargó porno -concluyo saliendo de la ducha y me voy a la única habitación del departamento para buscar mi ropa. Odio dormir en la habitación principal porque el frío del aire acondicionado no llega, así que es mejor dormir en la sala. Acomodo mi uniforme al frente del espejo, limpio mi placa, ajusto mis cordones y me aseguro de que mi cabello luzca perfecto. Me agrada ser el más pulcro del trabajo.
Tomo el celular del sofá/cama, mi mochila, y las llaves para cerrar la puerta e irme a la estación del subterráneo. Caminando me llega el frío de la mañana a la piel, pero igual cuando bajo las escaleras, el calor invade mi cuerpo.
Llego a la estación más próxima al trabajo y paso por el mismo callejón donde ayer me atacaron el rubio cobarde y el peligris cara de alien. Camino una cuadra más y diviso la estructura de la estación policial con su cartel que lo indica en letra grandes. Aunque solo sirve para atender casos de niños roba lápices y señoras mayores que olvidan sus pertenencias en equis sitio. Entro dando los buenos días sonriendo y paso directo a la oficina de "sucesos menores" encontrando al asqueroso de Namjoon sacándose los mocos de la nariz muy inspirado sin siquiera notarme.
-¡Deja de limpiarte las ventanas! -reclamo asqueado y él sorprendido se incorpora en su silla.
-Lo siento Jiminie -se disculpa levantándose para abrazarme pero rápidamente lo esquivo-. Me despreciaste.
-No sé en qué otros sitios estuvieron esas manos tuyas -replico guardando mi mochila en el locker pero claro, antes saqué la bendita cartera de Min.
-Ya déjalo -defiende una voz muy conocida a mi espalda y un escalofrío recorre mi piel dejándola de gallina-. Si él quiere hurgarse la nariz, que lo haga a su gusto.
-Ud lo dice porque ni siquiera se baña -le encaro sonriendo con los ojos casi cerrados en una obvia mueca de desprecio mezclado con hipocresía.
A lo lejos se escuchan varios abucheos y Namjoon se ríe nervioso.
-Claro, mocoso estúpido -me mira fijamente y luego me da la espalda-. Son cosas que aprendo de ti.
Y pretende irse, pero un impulso de rabia (tirando un poco más a estupidez) me hace aventarle la dichosa billetera por la nuca. Temiendo su reacción, huyo al baño de la oficina y me encierro.
... horas después ...
-¿Jimin-ssi? -pregunta Namjoon tras la puerta-. ¿Si sabes que entras directo al retrete? Me preocupa que te haya tragado.
-Muy gracioso -repico en tono irónico y él se ríe.
-Debes salir, ya llevas como trescientos años ahí -pide pero yo niego aunque él no pueda verme.
-¿Trescientos años caninos? -ironizo y él lanza una carcajada que casi rompe los vidrios de la estación-. Voy a salir solo si el ogro no está en el perímetro.
-Te escuché, niño de mierda -oigo una voz rasposa al fondo no tan lejos del baño.
-Namjoon, ayúdame -suplico con la voz aguda y él lanza otra carcajada.
-Amigo, no es por nada, pero tú que siempre tienes mala puntería -hace una pausa y continúa-. Justo hoy amaneciste con ganas de atinarlas todas.
-Ya no quiero ayuda -grito abriendo la puerta bruscamente y siento que golpeé a alguien en el proceso-. Oh.
Y Namjoon yace en el piso tirado de largo a largo.
-Con muy buena puntería -comenta Yoongi acercándose a nosotros con una media sonrisa.
-Lo siento Namjoon -le ofrezco mi mano para que se levante y se soba la frente-. ¿Duele?
-No. Casi que no -rueda los ojos frunciendo el ceño y Yoongi se para frente a nosotros.
-El mejor equipo de la estación de inútiles -susurra entre dientes-. Tú largate a hacer cualquier cosa.
-¿Yo? -el peliazul se señala asi mismo y el otro pone los ojos en blanco. Jonnie desaparece y quedo solo con el capitán.
-Y tú -murmura colocandose a centimetros de mi.
-¿Y yo? -dudo retador sin dejar de mirar, sus bonitos ojos café... Porque Yoongi me cae de la mierda, pero debo admitir que se me hace lindo.
-Vas a hacer muchas cosas, divertidas por cierto -comenta en tono burlesco cerrando la puerta con llave y va al armario sacando una cubeta y un cepillo de dientes junto a una bolsita de detergente-. Lavarás el suelo de esta habitación, con esto.
-Tiene que estar jugando -replico en voz baja.
-De vez en cuando, de cuando en vez -se sienta sobre uno de los escritorios y cruza sus piernas de una forma arrogante-. Sientete libre de empezar por cualquier zona.
-Debería comenzar por su cara -rezongo y me escruta con la vista pero no me dejo intimidar.
-Mira niño de mierda -nombra dando un salto del escritorio al suelo y se acerca a mi lentamente-. Te recuerdo que ayer te robaste mi billetera.
-Yo no robé su cochina cartera -me defiendo y soy bruscamente empujado a la pared por mi superior quien coloca sus manos a ambos lados de mi cara apresandome.
-Mejor cierra el hocico, y ponte a trabajar, al menos que quieras enfrentarte a las consecuencias -advierte con la voz ronca.
Permanecemos viéndonos mutuamente y eso me coloca demasiado nervioso, o quizás lo suficiente como para que de mí no salga ni una sola palabra.
-¿Piensas quedarte ahí todo el día como un estúpido mirándome? -susurra disparando mis nervios y arrugo el entrecejo. Ah si, notaste que estoy detallandote como un idiota. Gran observación, te mereces un premio.
-Si ud se quitara -contesto suavemente pero con un deje amargo.
Hace caso y se retira para regresar al escritorio, pero esta vez se sienta en la silla estirando los pies comodamente sobre la mesa.
-Todo limpio -ordena mirandose los dedos con fascinación.
-Uhum -gruño a manera de respuesta dandome cuenta de que en esta oficina solo trabajamos Namjoon, el dios del desastre y de la suciedad, y yo, que casi nunca hago nada. Y visualizo la habitación hecha un caos-. Mierda.
-Debería castigarte por eso -reprende y el lugar queda en completo silencio.
Tomo la cubeta llenandola de agua en el baño y regreso al suelo para cepillarlo con la minúscula herramienta.
Odio este trabajo por el simple hecho de que existe Min Yoongi. Me atormenta verlo todos los días, me atormenta su actitud, su desdén, y su rostro... Y su voz... y su...
-¡Capitán! ¡Jiminssi! -mis pensamientos son interrumpidos de manera abrupta por el grito de Namjoon quien toca la puerta fuertemente-. ¡Unos ladrones!
-Joder -Min se dirige a la puerta y saca el seguro consiguiendo a Kim agitado-. ¿Qué sucedió?
-Esperen, ¿la puerta tenía seguro? -pregunta confundido y lo empujo hacia el lobby bastante avergonzado, no quiero que se haga ideas raras-. ¡Ok, ok! Estaba afuera agarrando aire y unos sujetos raros se llevaron la cartera de una señora.
Y señala a la dichosa señora, quien con una sombrilla, nos golpea a Yoongi y a mi.
-Muy bonito, trío de descerebrados, ¡vayan a conseguir mis pertenencias! -reclama señalandonos y luego apunta a la entrada-. Panda de inútiles y vagos. Se fueron por allá.
Y asomando la cabeza, visteo a dos sujetos corriendo con el dichoso bolso. Uno rubio alto, y un peligris.
-¿Otra vez ellos? -resoplo empezando a correr detrás de ellos-. No se rinden al parecer.
Miro de reojo y me percato de que Namjoon viene en una bicicleta y Yoongi me alcanza a duras penas respirando con dificultad.
-Maldito niño -reclama mientras seguimos corriendo.
-No es mi culpa que usted sea un anciano -reprocho enfureciendolo pero está tan absorto en alcanzar a los ladrones y no morir en el intento, que prefiere no hacerme caso.
Namjoon casi que llega a los criminales pero al parecer pierde el control de la bicicleta, y se lleva a los dos por delante. Ambos llegamos al sitio de la tragedia y la señora se acerca solo para recuperar su bolso de las manos del peligris y les propina un paraguazo a cada uno.
-Infelices -dice antes de marcharse mientras los tres sueltan gemidos suaves de dolor.
-Namjoon, levantate -manda Yoongi y rubio divisa a mi compañero peliazul embelesado mientras el peligris me determina como puede.
-Tú... Eres un policía -su dedo me señala acusador. Claro, en nuestro primer encuentro yo no cargaba uniforme porque los domingos no se usa- ¡Tú eres el enano que nos amenazó ayer con un cuchillo!
-¿¡Cómo que enano!? -y apunto de lanzarme sobre él, Yoongi alcanza a atrapar el cuello de mi camisa jalandome hacia atrás.
-Ya basta -demanda autoritario-. Tú y Namjoon harán el reporte. Y ustedes, irán presos.
...

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⏰ Última actualización: Sep 03, 2019 ⏰

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