El mensaje oculto

196 3 0
                                    

      -Gracias por venir- dijo Ray, sentado en la silla acolchada que había junto a su mesa de trabajo.

    El científico tenia cara de cansancio. Su melena de león estaba despeinada y enredada por la suciedad. La marca de la goma de sus gafas de protección cruzaba su cabeza lado a lado y le daba un aspecto de científico loco. A su lado, acomodada en una banqueta, aguardaba remedios, la curandera de Pueblo, que se alegro mucho al verlos.

     -El placer es nuestro, fiera- dijo Vakypandy, burlona-. Sabes que nos encanta tu aliento.

A lo mejor Remedios esta aquí para ayudarte con eso...

      -Lo que quiere decir Vakypandy, ejem-añadió Vegetta, aclarándose la vos y con las mejillas sonrojadas-, es que sabemos que tienes algo importante que comunicarnos.

    Tenia que ser así, pues era la primera vez que veían a Ray desde el ataque del virus. Al encontrase a cierta distancia de Pueblo, su laboratorio no había sufrido daños. Eso le habia permitido encerrarse y trabajar con mas intensidad que nunca. Solo pensaba en trabajo. Incluso llego a rechazar la invitación de Vegetta y Willy para tomar te helado  y pizza de calamares con ketchup en su casa. Mientras los vecinos se afanaban en la reconstrucción de sus hogares y negocios, el científico había descubierto que le General del mundo de Thomas estaba organizando un ataque a gran escala sobre Pueblo. Quería hacerse como fuera con el Libro de Códigos, ahora custodiado por Vegetta y Willy.

    Tan pronto transmitió la noticia, todo Pueblo se puso manos a la obra para reforzarse en caso de que el General llegara. Por su parte, Ray se ocupo de preparar la ofensiva. Su investigación sobre las dimensiones paralelas había avanzado mucho gracias al estudio pormenorizado del virus, algo que le sirvió para devolver a Pueblo todo lo robado durante el devastador ataque, incluido Trotuman. Pero aquello no había mas que en el principio. Desde entonces, había estado tan encorvado sobre su mesa de trabajo día y noche, examinando una y otra vez las partes recuperadas del virus, que no sabia ni en que día vivía.

    -Mmm, si -contesto Ray, buscando algo entre los papeles que abarrotaban su escritorio-.

      No tenemos ni un minuto que perder ¿Donde lo habré puesto?

    No solo era cosa de su escritorio. El laboratorio también necesitaba orden y limpieza: había papeles por todos lados, latas vacías de Trotu-Cola (el refresco carbonatado que destilaba el propio Trotuman en casa) y montañas de cajas de Pizza Bruhut, el nuevo restaurante en moda en Pueblo, regentado por las brujas del bosque del gigante de dos cabezas. Hasta las plantas holografías se habían secado y reposaban tristes en las esquinas de la estancia.

      -¿No se suponía que estas plantas no se podían secar?

      -pregunto Willy

      -Eso pensaba yo, pero resulta que le chisme con el que me la vendieron no era un pisapapeles de regalo-respondió Ray, alzando la regadera holografíca que empleaba para que no se le volaran los diseños los diseños de sus inventos.

    En ese momento, Thomas llego al laboratorio.

    -Por fin estamos todos -dijo Ray, saludando al recién llegado-. Sentaos donde queráis...Bien, os preguntareis por que he llamado a Remedios -dijo, acercándose a ella.

    -¿Ha dado con la formula de la poción legendaria, mas conocida como "gomina", y vas a hacerte una cresta delante de nosotros de nosotros? -bromeo Vakypandy

    -Muy graciosa -replico Ray, peinándose aceleradamente con las manos-. Lo siento, pero me temo que la ciencia seguirá reñida con los peinados modernos -continuo mientras rebuscaba en su mesa-.Tras examinar detenidamente el famoso virus, he encontrando nueva información que podría resultar muy útil para evitar la terrible guerra interdimensional que se avecina.

Wigetta y el antídoto secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora