- ¿Estás segura de que no quieras que salgamos ya? – Pregunté – Empieza a ponerse oscuro…
- ¿Y qué? ¿Desde cuándo te da miedo la oscuridad?
- Sabes perfectamente que desde siempre, Jess.
Y la verdad es que el bar se estaba vaciando cada vez más, ya era hora de ir saliendo de allí. No mola salir a tomar algo un martes a las diez de la noche, digamos que no hay peor día que ese para salir. Pero lo hice por mi amiga, necesitaba explicarme sus ‘asuntos rompe corazones’ de los cojones.
Un camarero interrumpió mis pensamientos con un carraspeo.
- Chicas, vamos a cerrar en diez minutos. Será mejor que abandonéis el bar ya – Dijo mientras limpiaba un vaso tras la barra.
- ¡Oh, vamos! – Exclamó Jess - ¿Cerráis a las diez? ¡Siempre que vengo cerráis a eso de las dos de la mañana!
Dirigí la vista a ella y dije entre dientes:
- Eso es porque siempre venimos los sábados, imbécil.
Jess puso los ojos en blanco y dio un último trago a la botella de alcohol que tenía delante (lo cachondo es que no habíamos pedido nada de alcohol, esa botella no era nuestra), pero no le dije nada. Simplemente recogí mi bolso y le di un golpe en la espalda para que se incorporase.
Y fue una suerte para mí que lo hiciese, la conozco desde los seis años y puede llegar a ser jodidamente tozuda.
Salimos de “The Green Room” (un bar con las paredes azules, ojo) y nos dirigimos calle abajo para ir a nuestras casas.
- ¿Qué crees que debo hacer con Cristina? – Sollozó en silencio mientras caminaba – No sé qué hacer con ella…
- Para empezar, creo que deberías decirle que la quieres. Ya sabes… Antes de que otra lo haga por ti. Tienes que empezar a no soñar tu vida, nunca has salido con nadie pero siempre lloras por todo el mundo.
- Tal vez tengas razón – Dijo desenrollando los auriculares rojos que tenía en el bolsillo – Pero es que no me atrevo. ¿Acaso una chica como ella querría salir con alguien como yo?
- Teniendo en cuenta que eres una friki de mucho cuidado, que te gusta hacerte piercings y tatuajes en tus tiempos libres, que te las pasas viendo series Anime que nadie ve, que cada día te tiñes el pelo de un color diferente… Por qué no. Además, el curso lo empezamos la semana pasada, tienes todo un año para conquistarla.
- Ella es todo lo contrario a mí, joder.
- Dos piezas de un puzzle han de ser diferentes para encajar, ya sabes… - Creo que ni siquiera escuchó esto último porque se puso los auriculares con un volumen tan fuerte que pude saber que estaba escuchando “Still Into You” de Paramore.
- Por cierto, ¿qué hay de ti? ¿Piensas algún día tocar alguna teta que no sea ninguna de las tuyas? – Dijo entre carcajadas.
- Muy graciosa, después de dieciocho años de vida aún no he sabido que es el amor. Y mira tú por donde, me da exactamente igual.
- Te conozco como si fuera tu madre… A veces pienso que… - Paró un momento para llevarse un cigarrillo a la boca y encendérselo – A veces pienso que… Que no te gustan las tías, vamos.
- ¿Cómo? Qué dices… - Al decir verdad, nunca me había planteado aquello – Aunque…
- Mira, ni lo pienses. Es repugnante.
Llegamos a mi casa y allí me despedí de ella. Continuó calle abajo mientras que yo me centraba en buscar mías llaves del bolso y no pensar en la conversación que habíamos tenido. Me dirigí a la puerta para abrirla, pero Ashton la abrió antes que yo desde dentro. Su cara no era de felicidad, que digamos.
- Será mejor que tengas una buena excusa para explicarnos dónde estabas y con quién a estas horas. – Puso los brazos en tetera.
- Oh, vamos. Tengo dieciocho años, ¿no puedo salir por ahí con quien quiera? Es estúpido por vuestra parte preocuparos tanto por mí a estas alturas.
- No has contestado a las preguntas, Zoe. Tienes cinco segundos para explicármelo todo.
Entre en casa y dejé el bolso en la mesa del recibidor. Miré a Ashton a los ojos, pero el color gris de estos nunca me transmitía enfado. Simplemente no podía tomármelo en serio.
Pero entonces vino Jake por detrás de él, y es ahí donde empezó el espectáculo. Se acercó a mí sin apartarme la mirada y me agarró con fuerza de la muñeca.
- ¿Has visto la hora que es? ¡Estábamos preocupados por ti! ¿Por qué no cogías el móvil? ¡Tienes como veinte llamadas perdidas mías! Estoy harto de este tipo de comportamientos, ser mayor de edad no te da derecho a hacer lo que te dé la gana – Dejó de agarrarme de la muñeca para agarrarme de la oreja y así acompañarme escaleras arriba a mi habitación, pero Ashton se lo impidió separándole la mano de mí.
- No saquemos las cosas de quicio. Zoe, sabes que no está bien lo que has hecho. Ya que la has cagado, al menos no te tomes el lujo de seguir pifiándola más. Haz el favor de ir a tu habitación, y sin rechistar.
Estaba tan sumamente agotada que le hice caso sin pronunciar palabra, subí las escaleras para así poder llegar a mi cuarto. Pero cuando estaba a punto de abrir la puerta, noté una presencia detrás de mí.
- No te importará darme el móvil, dado que ni siquiera lo utilizas para lo que deberías. – Dijo Jake mostrándome la mano boca arriba. Se lo di dudosamente.
- Oye, lo siento papá… Estaba ayudando a Jess con un tem… - Me interrumpió.
- Jess… Ahora lo entiendo todo. Sabes de sobra que detesto que sigas saliendo con esa chica, es maleducada, rara, mala estudiante… – Empezó a contar con los dedos.
- Pero papá…
- Hablaremos de esto mañana. – Dio media vuelta para irse - Que descanses.
Me di la vuelta yo también y abrí la puerta de mi habitación. Estaba tan contenta de ver mi cama que no me lo pensé dos veces para lanzarme sobre ella. “Tras el cuerpo de Niall” estaba sobre la mesita de noche para ser leído, pero alguien abrió la puerta cuando estaba ansiosa por leer uno o dos capítulos más.
- Me sé de alguien que está en problemas… - Dijo la idiota de Esther con una sonrisa maliciosa - ¿Me dejas hacerme fotos con tu móvil? Ups, no me acordaba de que no lo tienes…
- Yo me sé de una que no va a tener dientes, cara culo.
- ¡Papáaaaaa, Zoey me ha vuelto a insultar!
Y ya te puedes imaginar el resto.