Intenté no hacerle caso, solo dedicarle una rápida sonrisa como ‘bienvenida’ y hacerle un poco de espacio (tengo la manía de esparcir mis cosas por todas partes cuando estoy en clase). Intenté incluso no mirarlo, comportarme como si nada estuviese ocurriendo.
Pero te juro que algo estaba hirviendo dentro de mí, y no era precisamente furia.
Mientras el director seguía hablando, yo solo pensaba en qué podría decirle o preguntarle para poder oír su voz de nuevo. Era una voz muy grave y agradable, no hacía conjunto con su aspecto de tío punk.
Sentía la necesidad de establecer una conversación con él, pero una fuerza poco común en mí me lo impedía.
Pero qué cojones, lo conseguí.
- ¿Te han dicho alguna vez que tienes un aire a Billie Joe de Green Day? – Le pregunté.
Estaba como hipnotizado, mirando a la nada a través de su estuche. Pareció no haberme oído, y estaba segura de que no lo había hecho, pero me contestó con un:
- ¿Acaso compartir el mismo peinado y tener el mismo color de ojos me hace ser similar a alguien? – Contestó sin dirigirme la mirada mientras amontonaba una serie de cosas sacadas de su estuche.
- Son cosas muy características. El color de pelo o el color de ojos puede cambiar la perspectiva de muchas cosas.
No parecía tener ganas de hablar conmigo, la verdad. Estaba demasiado ocupado haciendo una torre de bolígrafos, lápices y gomas de borrar. Seguí hablando aunque no le importase una mierda.
- Por ejemplo – Intenté captar su atención girándome noventa grados a él - ¿Crees que Hayley Williams junto con su grupo se hubiera hecho tan famosa si fuese morena o castaña, y para colmo tuviese los ojos oscuros?
Me quedé observando por un instante su perfil, su perfecto perfil. Tuve la sensación de que después de un minuto mirándole se me secarían los ojos, pero no quise ni pestañear.
- Hayley Williams está buena se haga lo que se haga – Contestó una vez más sin inmutarse de que lo estaba observando.
¿Buena? Hayley Williams está mucho más que buena, joder. Aquella respuesta me dejó descolocada, ¿cómo podía decir que estaba buena? Nada tenía sentido. No podía estar diciendo aquello.
El timbre sonó justo cuando volví a sentarme bien. La gente empezó a suspirar y a charlar de una forma muy ruidosa, como si aquella charla hubiese sido interminable. Realmente se hizo interminable.
- Menudo coñazo, ha sido peor que cuando vimos My Little Pony con tu hermana hace tres años porque su padre no nos dejaba ver ninguna película guapa y sangrienta – Dijo Jess de un tirón.
- ¿Siempre vas a estar recordándome aquello? – Le pregunté mientras recogía.
- Siempre que algo supere a aquella película en cuanto a ser un coñazo.
La gente iba saliendo de clase como si estuvieran regalando entradas para un parque de atracciones a la vuelta de la esquina. Pero como Jess siempre iba muy lenta, yo no tenía otro remedio que esperarla.
Tuve la gran idea de distraerme mientras me perdía en las pupilas de Michael, pero no estaba. Se había ido con todos, tan deprisa como un rayo.
Tenía ganas de verle, y no podía esperar a mañana.
Estaba experimentando una sensación diferente a lo común. Nunca me había pasado esto antes.
¿Nunca has tenido la sensación de que no puedes esperar a ver a alguien? Es decir, sé que puede sonar paranoico, pero es que estaba echando de menos a alguien que no había visto nunca antes.
Y aquella idea me molestaba, porque yo no creía en el amor y prometo que no me estaba enamorando de él. Qué locura.