Oikawa estaba metido en un problema gordo, muy gordo.
Extrañaba la atención que recibía cuando estaba en la preparatoria. Gracias a ella, tenía una disponibilidad de chocolates permanente, debido a los regalos que le hacían sus admiradoras de otras escuelas. También tenía apiladas en un rincón de su habitación en Miyagi, una decena de pancartas con mensajes de apoyo al Aoba Johsai. Había sido él quien se las había dejado, porque su nombre figuraba gigante en verde menta sobre las cartulinas blancas. Ni Hanamaki, ni Iwaizumi. Solamente Oikawa importaba.
Por eso, no aguantaba la inmensa indiferencia que causaba en la universidad.
Había dejado atrás el mundo de idols voleibolistas y ahora era un estudiante normal. Un simple mortal que no destacaba entre las facultades ni por su apariencia física, ni por su intelecto superior. No se explicaba cómo podía pasar desapercibido, con el cabello castaño lustroso ondeando al viento primaveral del campus; con sus ojos color chocolate guiñando a las estudiantes de primer ingreso. No comprendía cómo sus observaciones sobre astronomía y física cuántica en clases no dejaban boquiabiertos al resto. —Claro, todos han leído "Cosmos" —decía para sí mismo.
Si lo pensaba bien, de hecho, ni siquiera le importaba tanto. Ya llevaba un año así, y tenía que admitir que la tranquilidad de pasear por los pasillos de los edificios, y salir relajado a respirar aire fresco luego de un partido intenso era tremendamente valorable. Lo que más le agradaba de eso, era el poder despreocuparse de los pelotazos en la cabeza por parte de Iwaizumi. Porque claro, ya no debía enfocarse en nada, porque él ya estaba completamente enfocado. Enfocado en los exámenes, enfocado en los entrenamientos, enfocado. Pero había alguien que acaparaba su atención, y le molestaba muchísimo.
Iwa-chan ya no tenía que preocuparse de mantener la atención de Oikawa puesta en el juego. Ya no tenía que andar detrás suyo para recordarle cualquier cosa que debiese hacer. Lo que más le molestaba a Oikawa, es que Iwa-chan no tenía siquiera que preocuparse por mostrarle una mueca enfadada a las quinceañeras que le iban a dejar cartas afuera del instituto. Ya no tenía la atención de Iwa puesta sobre él, y eso era lo que le hastiaba realmente.
Y ahí estaba el problema gordo. Iwa-chan le gustaba y no se dio cuenta de ello hasta que terminó la preparatoria.
Contra todo pronóstico, ambos terminaron estudiando en la misma universidad. Compartiendo piso como lo soñaron alguna vez cuando niños. Pero había dos intrusos que Oikawa no sabía si eran de su agrado o no.
Como el alquiler céntrico en Tokio era carísimo, y el piso que encontraron, demasiado grande; ambos tomaron la decisión de que era mejor compartirlo con otras dos personas. El departamento contaba con cuatro habitaciones y dos baños, una cocina con una barra americana inmensa, y un balcón carente de vida. Podía llegar alguien que quisiera poner plantas y flores en las macetas; que destilara dulzura como quien supura miel y alegrara los días nublados con solo sonreír.
Nunca pensó que el rayo de sol dentro de su casa sería Sugawara, junto con el capitán imponente del Karasuno, Dai-chan.Compartía piso con el chico refrescante, y no sabía si eso le gustaba en demasía, o le desagradaba completamente.
No sabía si era por la presencia del peliplatino o qué; pero Iwa comenzó a ser más amable con él. Era más alegre y amigable con el entorno en general. Había fines de semana que se levantaba al alba a preparar el desayuno para los cuatro. Eso no era característico de él; Iwa si tenía la oportunidad, dormía hasta muy entrada la mañana.
Oikawa podía notar el sonrojo en las mejillas del moreno cuando Suga le sonreía, obvio. Su jugo de naranja era tan dulce. Era insípido si no le agregaba esa cantidad inhumana de azúcar cada vez que lo preparaba. Él no lo bebía, porque no quería quedar más ciego aún debido a la diabetes. Pero aquella mañana se bebió un vaso completo. De puros celos estúpidos que borboteaban en su interior como lava caliente, que le hacían hervir la sangre y enrojecer de solo imaginarse al exarmador del Karasuno con su estrella.
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El Amor en los tiempos del Volleyball
FanfictionCompilado de todos los one shots, historias, drabbles, dramas, cursilería ultra cursi que se me ocurra de los hermosos y maravillosos ships de Haikyuu!! ♡♡♡♡