𝐏𝐞́𝐧𝐝𝐮𝐥𝐨 ➭ Dotae🔞 』

【 O2 】

Advertencia: Este capítulo es 92% escenas sexuales mal escritas 8)

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El hombre debajo suyo lo recibe con tanta disposición como la primera vez en que lo hicieron, aquella primera vez estuvo cargada de pasión, ira y un deseo inconmensurable. Había odiado a Kim Doyoung con todo su cuerpo, pero al mismo tiempo, estaba demasiado atraído a él, lo consideraba una maldición en su vida, ahora en cambio es la razón por la que vive.

La manera en que él y Doyoung se aman varía entre pasión brutal y sensible cuidado, esta noche será de aquellas en donde simplemente desgastan sus cuerpos amándose hasta no poder más. Doyoung cobra venganza del beso que le dio en el día, el pelinegro explora su boca y tira de su cabello, reclamando toda la atención para él. A Doyoung le gustaba ser lo único en su mente y Taeyong siempre complacía. Los sonidos obscenos de sus labios, mezclados con suspiros y gruñidos, son suficiente para llenar la habitación de energía lasciva.

La pierna flexionada del menor se eleva y la rodilla de esta presiona contra el miembro creciente de Taeyong, quien sabiendo a la perfección que aquella acción no fue un accidente incrementa la rudeza en que sus labios se devoran, la respiración de ambos es un completo desastre cuando se separan, pero no hay tiempo para reponerse, se encuentra besando el lado no lesionado del rostro de porcelana, pronto se traslada a su cuello, piensa dejar marcas, marcas que significan el menor está fuera de los límites del resto del mundo.

Sólo él puede dejar sus huellas en Doyoung, mientras succiona su piel el hombre bajo él está apresurado en quitarle el saco para empezar a trabajar con los botones de la camisa, está seguro algunos de estos deben haber volado a final de cuentas, pues la paciencia no es algo que ambos quieran tomar a consideración ahora mismo.

Entonces aquellas manos que han asesinado hoy tocan su cuerpo corrompido, los músculos en la espalda de Taeyong se tensan al momento en que los dedos y uñas lo recorren, Doyoung lo quiere más cerca, lo empuja hacia sí mismo porque ha resentido su lejanía.

— ¿Qué debo hacer contigo? —La voz áspera del pelirrojo retumba en los oídos de Doyoung, quien busca nuevamente aquellos labios antes de responder.

— Todo lo que no has podido hacerme en este tiempo.

Es el claro permiso para ir tan lejos como quiera, hubo demasiadas noches en las que imaginó tener a su amante entre sus brazos, bajo él o contra una pared, su deseo por Kim Doyoung iba más allá de lo que sería capaz de sentir por cualquier otra persona. Quita la camisa para seguir llenando de mordidas a su amado, lo siente arquearse y los suspiros que emanan de esos finos labios logran excitarlo aún más.

Doyoung es una persona peculiar, sabe del pasado de este, que el cuerpo del pelinegro fue marcado muchas otras veces, antes de llegar él a su vida, así que este pequeño recordatorio siempre le hace gruñir cual bestia posesiva. No hay ira ni decepción contra Doyoung, sólo una carnal necesidad de borrar cualquier rastro que pudo haber estado allí. Las palabras de aquel hombre regresan a su mente, molestando y enfureciéndolo, no duda que son sólo mentiras, pero la sola idea basta para hacerle arder por dentro, la simple mención de alguien más con Doyoung hace hervir su sangre.