Siempre es Nada

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Me senté a los pies de un árbol... Mejor dicho, caí a los pies de un árbol. La cabeza me daba vueltas y no dejaba de reírme.

Sí, definitivamente me había excedido con la bebida.

Al menos había salido de ahí, esas luces me estaban dando dolor de cabeza y encontrar un baño sin parejitas manoseándose me era imposible... Así que si hay un bosque cerca ¿Quién necesita un baño?

Me pasé una mano por el cabello y miré con nostalgia la botella en mi mano mientras esperaba un poco a que el mundo dejarse de girar para poder ponerme de pie y regresar a la fiesta.

—Bueno, parece que me quedaré aquí un rato, querido amigo— Palmeé el tronco del árbol con diversión.

El bosque Sinumpa... Ahí me hallaba. Ridículo nombre ¿No es así? Sinumpa no es nada imponente aunque según algunas personas significaba maldito. El bosque se extendía alrededor del pueblucho en el que vivía, tan viejo como el mismo... A saber cuantos cuentos de brujas no contaban los ancianos respecto a esa aglomeración de árboles. Mi abuelo adoraba contarme cuando era pequeño el del hombre del hacha... Patético pero cosa que me tragaba y me mantenía alejado.

Bostecé sin molestarme en taparme la boca con una mano y dejé perezosamente y sin cuidado la botella a mi lado... El viento nocturno era agradable... perfecto para dormir, cosa que en ese momento me apetecía y con mi mente nublada por el alcohol me pareció una idea genial.

¿Dormir en medio de un bosque? ¡Por supuesto!

Así que me acomodé sobre la tierra seca usando las raíces sobresalientes del árbol como almohada, a eso le llamaba yo verdadera comodidad.

Cerré los ojos y antes de caer en ese sueño de ebrio del que nadie me podría despertar me quedé escuchando los sonidos del bosque. Las hojas de los árboles, el viento, algún que otro insecto... Y una respiración.

Abrí los ojos con fastidio y miré alrededor ¿Me habría seguido Jer? ¿Seguía con su ridícula imitación de Darth Vader?

No, no, ese no era Jer.

Inhaló.

Exhaló.

Una respiración ronca, acompañada de ¿Bufidos?

Inhaló.

Exhaló.

Me senté con un pensamiento en la cabeza estúpido "El hombre del hacha" y fue cuando miré a la botella con el ceño fruncido.

—Ya creo que he tenido suficiente de ti por hoy— La señalé como esperando una respuesta—Estoy alucinando, fantástico.

Un gruñido, un bufido, una exhalación... Eso fue lo que recibí en respuesta, helándome por completo.

¿Un animal? ¿Un oso? ¿Habían osos ahí?

Presté más atención a la respiración arrítmica, jadeante, áspera. Estaba cerca. No sonaba humana.

Los vellos de mi piel se erizaron... Tal vez por el frío, el viento empezó a soplar con más fuerza y era por eso... porque yo no tenía miedo, claramente no tenía miedo.

Y fue cuando me soplaron en el oído haciéndome pegar un brinco, pararme como impulsado por un resorte y mirar hacia la zona del bosque a la que le daba la espalda... Ahí no había nada.

Me pasé una mano por la oreja para eliminar la sensación que me había dejado.

—Un insecto me pasó volando cerca del oído— Aseguré en un murmullo para convencerme a mí mismo—Bueno, ya estoy de pie de todos modos... mejor me voy— Miré la botella que había traído conmigo y había dejado al pie del árbol. Ahí se iba a quedar porque como me agachase de cara al piso iba a terminar.

Siempre es Nada [Desafío Creepypasta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora